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Publicado el 13 de octubre de 2011 por Ellen Brown

 

Los bancos de propiedad pública fueron clave en la financiación del ‘milagro económico’ de Alemania tras la devastación de la Segunda Guerra Mundial. Aunque los bancos públicos alemanes han sido blanco en la última década para su derrumbe por parte de competidores privados, el modelo sigue siendo una alternativa viable a la especulación privada contra la se protesta en Wall Street hoy día.

 

Una de las peticiones expresadas por los manifestantes en el movimiento Occupy Wall Street, es una ‘opción pública’ en la banca. Lo que esto significa fue explicado por el Dr. Michael Hudson, profesor de Economía en la Universidad de Missouri en Kansas City, en una entrevista realizada por Paul Jay de Real News Network el 6 de octubre:

 

[L]a demanda no es simplemente constituir un banco público, sino tratar a los bancos en general como un servicio público […] Del mismo modo que hubo una puja por una opción pública en el servicio de salud, debe haber una opción pública en el sector bancario. Debe haber un banco gubernamental que ofrezca tasas de tarjetas de crédito sin intereses sancionatorios del 30%, sin penalidades, sin que aumente la tasa si usted no paga su factura de electricidad. Así es como Estados Unidos se consolidó en el siglo XIX e inicios del XX, esencialmente teniendo infraestructura pública, tal y como usted tendría puentes y carreteras […] La idea de la infraestructura pública era reducir el costo de vida y el costo de hacer negocios.

 

No se oye hablar mucho acerca de una opción de banca pública en los Estados Unidos, pero un grupo de países ya cuenta con un sólido sector de banca pública. Un artículo de mayo de 2010 en The Economist, señaló que los bancos fuertes y estables de carácter público de la India, China y Brasil, ayudaron a dichos países a superar la crisis bancaria que aflige a la mayoría del mundo en los últimos años.

 

En los Estados Unidos, Dakota del Norte es el único estado que poseer su propio banco. También es el único estado que ha tenido un superávit presupuestal todos los años desde la crisis crediticia de 2008. Tiene la menor tasa de desempleo en el país y la menor tasa de impago de los préstamos. También tiene petróleo, pero también lo tienen otros estados a los que no les está yendo tan bien. Sin embargo, los medios de comunicación tienden a atribuir el éxito de Dakota del Norte a sus campos petroleros.

 

No obstante, hay otros modelos occidentales de banca pública que tienen éxito sin booms petroleros. Europa tiene una banca pública fuerte; y su líder es Alemania, con once bancos públicos regionales y miles de cajas de ahorro de propiedad municipal. Alemania salió de la Segunda Guerra Mundial con una economía colapsada que había degenerado en el trueque. Hoy en día es la más grande y robusta economía en la zona euro. La manufactura en Alemania aporta el 25% del PIB, más del doble que en el Reino Unido. A pesar de la recesión, la tasa de desempleo en Alemania, del 6.8%, es la más baja en 20 años. Detrás de la fortaleza de la economía, está su Mittelstand —empresas pequeñas a tamaño mediano— con el apoyo de un sistema bancario regional fuerte que está dispuesto a prestar para financiar la investigación y el desarrollo.

 

En 1999, los bancos públicos dominaban el crédito interno alemán, con los bancos privados representando menos del 20% del mercado, en comparación con más del 40% en Francia, España, los países nórdicos y Benelux. Desde entonces, los bancos públicos alemanes han sido blanco de críticas; pero los observadores locales dicen que es debido a la rivalidad de los competidores privados en vez de un signo de debilidad real en el sector.

 

Como precedente de una alternativa pública en la banca, el modelo alemán merece una mirada más cercana.

 

De las Cenizas de la Derrota a Líder Mundial en Manufactura

 

Alemania surgió como el ave fénix de su desastrosa derrota en dos guerras mundiales para convertirse en el motor económico de Europa en la segunda mitad del siglo XX. En 1947, la producción industrial alemana fue de sólo un tercio de su nivel de 1938, y un gran porcentaje de sus hombres en edad de trabajar estaban muertos. Menos de diez años después de la guerra, la gente ya estaba hablando del milagro económico alemán, y veinte años después, su economía era la envidia de la mayoría del mundo.En 2003, un país de la mitad del tamaño de Texas se había convertido en el principal exportador del mundo, fabricando automóviles de alta calidad, maquinaria, equipos eléctricos y productos químicos. Sólo en 2009 Alemania fue sobrepasada en exportaciones por China, que tiene una población de más de 1.300 millones frente a los 82 millones de Alemania. En 2010, mientras que gran parte del mundo aún estaba conmocionado por el colapso financiero de 2008, Alemania reportó un crecimiento económico del 3.6%.

 

El milagro económico del país ha sido atribuido a una variedad de factores, incluyendo la condonación de la deuda por parte de los aliados, reforma monetaria, eliminación de controles de precios y reducción de las tasas de impuestos. Pero mientras que estos factores liberaron a la economía de sus ataduras, no explican su crecimiento espectacular de un campo de batalla devastado por la guerra a líder mundial en manufactura y comercio.

 

Un punto clave que se pasa por alto en el dinamismo económico del país, es su sólido sistema bancario público, que se centra en servir al interés público en vez de en la maximización de las ganancias privadas. Después de la Segunda Guerra Mundial, fueron los Landesbanks de propiedad pública, los que ayudaron a las compañías regionales de carácter familiar, a conseguir un punto de apoyo en los mercados mundiales. Como Peter Dorman describe a los Landesbanks en una entrada de blog de julio de 2011:

 

Son entidades de propiedad pública que yacen en la parte superior de una pirámide de miles de cajas de ahorro de propiedad municipal. Si se suman los prestamistas especializados de bienes raíces de carácter público, casi la mitad del total de activos del sistema bancario alemán se encuentra en el sector público. (Otra parte sustancial se encuentra en las cajas de ahorro cooperativo.) Se trata de instrumentos clave de la política industrial alemana, que se especializa en préstamos a la Mittelstand, las empresas pequeñas y medianas que son el núcleo del motor de las exportaciones de ese país. Debido a los Landesbanken, las pequeñas compañias en Alemania tienen tanto acceso al capital como las grandes; no hay economías de escala en las finanzas. Esto también significa que los trabajadores del sector de pequeñas empresas ganan el mismo salario que los de las grandes corporaciones, tienen las mismas habilidades y formación, y son igual de productivos.[Énfasis añadido].

 

Los Landesbanks funcionan como ‘bancos universales’ que operan en todos los sectores del mercado de servicios financieros. Todos están controlados por los gobiernos estatales y operan como administradores centrales de las cajas de ahorros de propiedad municipal, o cajas Sparkassen, en su área.

 

Las Sparkassen se constituyeron en Alemania a finales del siglo XVIII como organizaciones sin fines de lucro para ayudar a los pobres. La intención era ayudar a las personas de bajos ingresos a ahorrar pequeñas sumas de dinero, y apoyar la creación de empresas. La primera caja de ahorros se estableció por académicos y comerciantes de mentalidad filantrópica en Hamburgo en 1778; y la primera caja de ahorros con el aval de un gobierno local, se fundó en Goettingen en 1801. Las cajas de ahorro municipales fueron tan eficaces y populares que rápidamente se extendieron, pasando de 630 en 1850 a 2.834 en 1903. Hoy en día, las cajas de ahorros manejan una red de más de 15.600 sucursales y oficinas y emplean a más de 250.000 personas, y tienen un fuerte historial de invertir sabiamente en las empresas locales.

 

En la Mira de la Privatización

 

Sin embargo, la reputación y prestigio de los bancos públicos alemanes fueron impugnados, cuando emergieron como competidores en los mercados internacionales. Peter Dorman, escribe:

 

[A] la Unión Europea no le gustan los Landesbanken. Denuncian las subvenciones públicas explícitas e implícitas que la propiedad estatal implica, alegando que violan las reglas de la política de competencia. Durante más de una década han luchado para que el sistema sea privatizado. Al final, la disputa es simplemente ideológica: si usted piensa que la propiedad pública sólo debe ser la excepción, juiciosamente elaborada para hacer frente a fallas específicas del mercado, usted desea ver los Landesbanken en el bloque de la subasta. Si usted piensa que una economía debe ser organizada para satisfacer necesidades socialmente definidas, usted querría que una gran parte de la asignación del capital respondiera a la opinión pública, y lucharía para mantener a los Landesbanken tal como están.(Hay un movimiento en marcha en los Estados Unidos para promover la banca pública.)

 

Las vicisitudes de la banca alemana en la última década fueron rastreadas en un artículo de julio de 2011 por Ralph Niemeyer, editor en jefe de EUchronicle, titulado: 'Comisión de Trabajo Sucio:.WESTLB Devorado por los Bancos Privados'. Señala que a partir de 1999, los grandes bancos privados abandonaron el camino de la banca tradicional sustentable, para apostar en obligaciones de deuda colateralizadas (collateralized debt obligations), instrumentos de cobertura de riesgo crediticio (credit default swaps) y derivados. Los bancos privados alemanes acumularon un estimado de 600.000 millones de euros en activos tóxicos a través de sus sucursales de banca de inversión, para lo cual los contribuyentes alemanes terminaron ofreciendo garantías. DeutscheBank AG estaba alimentando sus ganancias récord casi exclusivamente mediante su división de banca de inversión, que hizo una fortuna transando instrumentos de cobertura de riesgo crediticio (CDS por sus siglas en inglés) sobre las obligaciones del Estado griego. Cuando esta inversión se volvió agria, el gobierno alemán tuvo que rescatar a la institución financiera sobre la que Deutsche Bank AG vertió estos activos tóxicos.

 

Mientras que los grandes bancos privados estaban apostando en los casinos de los mercados financieros, los préstamos a las empresas y a la economía ‘real’ se les dejaron a los Sparkassen públicos, que eran más eficientes en su servicio a los ciudadanos comunes y empresas locales, ya que no eran sociedades anónimas que se tenían que satisfacer el apetito de los accionistas por dividendos cada vez más grandes. Hoy en día, la cuota de mercado de los bancos privados en Alemania es sólo del 28.4%, y Deutsche Bank AG domina el segmento. Pero con su cuota de mercado del 7%, sigue estando muy por detrás de los bancos públicos pertenecientes a los municipios y las comunidades.

 

Niemeyer dice que la banca privada quería romper la hegemonía de mercado de los bancos públicos para obtener un pedazo más grande para sí, y utilizaron a la Comisión Europea para ello. La Comisión había sido presionada desde principios de 1990 por los bancos privados alemanes y por Deutsche Bank AG en particular, para atacar al gobierno alemán por el ‘inflexible’ sector público bancario del país.

 

El FMI también había exigido por mucho tiempo que los monopolios públicos que compiten en el mercado bancario alemán fueran escindidos, citando su ‘ineficiencia’. Cuando los Sparkassen y Landesbanken públicos alemanes se mostraron reacios a pasarse a la banca de inversión con sus utilidades astronómicas, fueron etiquetados de burocráticos y ‘poco atractivos’. Cuando fueron presionados para que aumentaran sus dividendosa sus propietarios gubernamentales, los Landesbanken alemanes se dejaron atrapar en cierta medida, en derivados y CDO (fraudulenta calificados triple A). Pero a pesar de que, mientras «perdieron miles de millones en modelo piramidal de Goldman Sachs, Deutsche Bank y Lehman Brothers«, Niemeyer dice que la medida en que se involucraron en transacciones altamente especulativas era «de risa en comparación con el daño hecho por los bancos privados, a los cuales los contribuyentes ahora ofrecen garantías».

 

Fueron la banca pública y las Sparkassen los que abastecieron a la economía real con liquidez, y quienes intervinieron en lugar de los bancos privados cuando estos se retiraron para apostar en el casino financiero; pero fue en los fallos de los Landesbanken y Sparkassen que los medios de comunicación centraron su atención. El motivo real, dice Niemeyer, fue que los grandes bancos privados querían el mercado de la banca pública para sí mismos:

Con el fin de recuperar esta importante cuota de mercado, el destruir la banca pública en Alemania por completo se ha convertido en una prerrogativa. Esta medida impopular nunca podría provenir del propio gobierno alemán, así que por eso la Comisión [Europea] está siendo empleada para este trabajo sucio.

 

El Precio del Éxito

 

Los bancos públicos alemanes fueron derribados al golpear sus soportes públicos bajo ellos. Previamente, habían disfrutado de las garantías estatales que les permitió adquirir y prestar fondos a tasas sustancialmente mejores que las que los bancos privados ofrecían. Pero en 2001, la Comisión Europea dictaminó despojar a los Landesbanks de sus garantías estatales explícitas, obligándoles a competir en las mismas condiciones que los bancos privados. Y hoy la Autoridad Bancaria Europea se niega a incorporar las garantías estatales implícitas de los bancos en sus ‘pruebas de stress’ de solvencia bancaria.

 

El resultado es que los bancos públicos alemanes están siendo despojados de lo que les ha hecho estables, seguros y capaces de prestar a bajas tasas de interés: han tenido la buena fe y el crédito del Gobierno y el público tras ellos. Al eliminar el afán de lucro, centrándose en el interés público, y respaldándose en las garantías del Gobierno, los bancos públicos alemanes fueron capaces de convertir el crédito bancario en el tipo de servicio público descrito por el profesor Hudson.

 

El ejemplo de Alemania muestra que incluso el éxito no es garantía frente a un ataque incesante de propaganda por parte de los grandes bancos privados interesados ​​sólo en ganar dinero para sus altos ejecutivos, clientes acaudalados y accionistas. Pero mirando detrás de la propaganda, el modelo de banca pública que ayudó a financiar el éxito económico de Alemania, podría ser la vía rápida a un sistema bancario estadounidense que le sirve a Main Street en vez de a Wall Street.

 

————————————————

 

Ellen Brown desarrolló sus habilidades de investigación como abogada litigante en derecho civil en Los Ángeles; graduada de UC Berkeley y UCLA School of Law. En Telaraña de Deuda (Web of Debt), su último de once libros, aplica esas habilidades en el análisis de la Reserva Federal y el ‘conglomerado del dinero’. Muestra cómo este cartel privado ha usurpado el poder de crear dinero de manos de la gente, y cómo nosotros, la gente, podemos recuperarlo. Ha escrito cerca de 100 artículos sobre este asunto desde que Web of Debt fue publicado por primera vez. Sus sitios web son www.telaranadedeuda.com www.webofdebt.com y www.ellenbrown.com

 

Es columnista regular de Truthout, Huffington PostYes!Seeking Alpha y Global Research, y presidenta del Public Banking Institute (Instituto de la Banca Pública), publicbankinginstitute.org

Síganos en Twitter: @telaranadedeuda

Traducido por Andrés Celis.

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Ellen Brown desarrolló sus habilidades de investigación como abogada litigante en derecho civil en Los Ángeles. En Telaraña de Deuda (Web of Debt), su último de once libros, aplica esas habilidades en el análisis de la Reserva Federal y el ‘conglomerado del dinero’. Muestra cómo este cartel privado ha usurpado el poder de crear dinero de manos de la gente, y cómo nosotros, la gente, podemos recuperarlo. Sus sitios web son http://www.telaranadedeuda.com, http://www.webofdebt.com/ y www.ellenbrown.com Es columnista habitual de Truthout, Huffington Post, Yes!, Seeking Alpha y Global Research, y presidenta del Public Banking Institute (Instituto de la Banca Pública), http://publicbankinginstitute.org/.

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