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[A]menazar con la moratoria no debería ser un tema partidista. Frente a todos los peligros que conlleva, uno se pregunta por qué una persona responsable incluso se atrevería a coquetear con la idea.
 
Alan S. Blinder, profesor de economía de Princeton, ex vicepresidente de la Reserva Federal.
 
Un juego de ruleta rusa, se ​​está jugando con el techo máximo de la deuda nacional. Si se dispara la recámara equivocada de la pistola, el resultado podría ser la segunda Gran Depresión.
 
La primera Gran Depresión, llevó a dictaduras totalitarias, a la guerra para consolidar el poder, y a concentraciones de capital en manos de una élite financiera. El detonante fue la moratoria en la moneda de reserva mundial, en este caso, la libra esterlina. El dólar estadounidense, es ahora la moneda de reserva mundial. El temor es que, la moratoria podría crear el mismo tipo de pánico global hoy día. Visiones oscuras del presidente declarando una emergencia nacional, los planes de FEMA (la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias) llevándose a cabo, campamentos preparados para enviar a los manifestantes, y el gobierno secreto tomándose el poder, son evocados…
 
Todo esto puede no ser más que teatro político, pero ¿realmente queremos estar lo suficientemente cerca del precipicio económico para averiguarlo? Los ideólogos conservadores, que juegan con el techo máximo de la deuda, lo están haciendo para obligar a recortes en el presupuesto, un presupuesto que ya había sido aprobado por el Congreso. El Congreso es rehén de una minoría radical que trata de promover una riesgosa agenda basada en un modelo económico obsoleto.
 

Apuestas de Alto Riesgo

 

El 16 de mayo, el Wall Street Journal publicó un artículo de opinión titulado «The Armaggedon Lobby«, que afirmaba que una ‘moratoria técnica’ en la deuda federal era simplemente ‘melodrama político’ y no un gran problema realmente:
 
Los mercados de bonos, pueden entender la diferencia entre una verdadera moratoria, cuando un país no puede pagar sus cuentas y una moratoria técnica de unos pocos días, si esta sirve al propósito de arreglar el desbarajuste fiscal de los Estados Unidos.
 
Ni tanto, dijo el príncipe saudí Alwaleed bin Talal en una entrevista el 20 de mayo para CNBC. «Eso es apostar. Estos son los Estados Unidos. Ustedes lideran al mundo entero. No se puede jugar con eso».
 
No se trata sólo de que el Gobierno podría ir hacia un punto muerto, con un tercio de sus deudas presentes siendo pagadas a través de préstamos, o que las tasas de interés se disparen, llevando a miles de propietarios de viviendas hacia la ejecución hipotecaria. La imposibilidad de pagar la deuda nacional, podría llevar a una moratoria sobre la moneda de reserva mundial. Como un analista describió lo que podría salir mal:
 
[L]as consecuencias de una moratoria por parte de los Estados Unidos, podrían desatar una nueva crisis financiera mundial. Los Estados Unidos podrían perder su calificación triple A, lo que podría provocar una venta masiva de bonos del Tesoro por parte de inversionistas institucionales y extranjeros. Esta venta masiva, podría llevar a tasas de interés más altas, y los balances de los bancos podrían ser diezmados por la disminución de su portafolio de bonos. Por lo tanto, la liquidez de la banca mundial y de los mercados financieros podría agotarse. Los préstamos entre las instituciones y las personas o los negocios, podrían cesar por completo o convertirse en imposiblemente costosos.
 

¿Una repetición de 1931?

 
El tipo de caos que podría derivarse, fue visto cuando Gran Bretaña no cumplió su acuerdo de canjear libras esterlinas por oro en 1931. El resultado fue la peor depresión global de la historia.
 
Cuando la libra se salió del patrón oro, los mercados entraron en pánico. La gente se apresuró a cambiar sus billetes por oro, en cualquier moneda en la que aún fuese posible. El oro terminó oculto bajo los colchones y en cajas de seguridad, sin gastarse, y los bancos de los que fue retirado, al no tener reservas para respaldar sus préstamos, dejaron de prestar o cerraron sus puertas. El crédito se congeló y los negocios se detuvieron.
 
Mientras otros países se quedaban sin oro, también se vieron forzados a sacar sus monedas del patrón oro. Los últimos reductos fueron los que más sufrieron, incluyendo a los Estados Unidos, que mantuvo su ventanilla del oro hasta 1933.
 
El siglo XIX había estado plagado de corridas bancarias, a causa de bancos con poco oro para respaldar sus préstamos vigentes. La Reserva Federal fue constituida en 1913 para, en apariencia, prevenir esas corridas; pero sus barreras no impidieron la corrida de la década de 1930. En 1933, el país sufrió un colapso bancario masivo, lo que obligó al presidente Roosevelt a declarar un feriado bancario y sacar también al dólar estadounidense del patrón oro.
 

Libres de la ‘Cruz de Oro’ de los Banqueros para ser Económicamente Soberanos

 
La transición por fuera del patrón oro fue dolorosa, pero de acuerdo a Beardsley Ruml, director del Banco de la Reserva Federal de Nueva York, fue lo mejor para el país. En un escrito leído ante la American Bar Association (Asociación Americana de Abogados) en 1946, dijo que abandonar el patrón oro finalmente le había permitido al país ser económicamente soberano:
 
La libertad definitiva del mercado de dinero doméstico, existe para todos los estados nacionales soberanos en donde haya una institución que funcione en la forma de un banco central moderno, y cuya moneda no sea convertible en oro u alguna otra mercancía.
 
Liberado de las restricciones del oro, Roosevelt fue capaz de poner en marcha la economía a través del gasto deficitario. Como lo describe Marshall Auerback, los cuatro años siguientes, constituyeron la mayor expansión cíclica en la historia económica de los Estados Unidos. El PIB real creció a una tasa del 12% y el PIB nominal creció a una tasa del 14%.
 
Luego, en 1937, Roosevelt escuchó a los halcones del déficit de su tiempo y lo redujo. El resultado fue un aumento en el desempleo, y la economía se sumergió de nuevo en la depresión.
 
Lo que levantó al país del bache, fue de nuevo el gasto deficitario, generosamente comprometido a financiar la Segunda Guerra Mundial. En tiempo de guerra, pocas personas se preocupan por la deuda nacional. La deuda creció al 120% del PIB –el doble de lo que es hoy– y terminó manteniendo otro nuevo período muy productivo en la historia de los Estados Unidos, período que preparó al país para estar a la cabeza del mundo en manufactura por el próximo medio siglo.
 

Sobre Inflación e Impuestos

 
Ruml dijo que los impuestos federales ya no eran necesarios para financiar el presupuesto, lo cual podría hacerse mediante la emisión de bonos. El objetivo principal de los impuestos, dijo, era «mantener un dólar, que tenga un poder adquisitivo estable a lo largo de los años. A veces este propósito se declara como 'la prevención de la inflación'».
 
El Gobierno podría gastar lo que fuera necesario para cumplir con su presupuesto, sobre la base del crédito emitido por su propio banco central. Esto se podría llevar a cabo hasta que la inflación de precios indique un debilitamiento del poder adquisitivo de la moneda. Entonces, y sólo entonces, la oferta monetaria debería ser contraída a través de impuestos.
 
«Los dólares que el Gobierno gasta, pasan a ser poder adquisitivo en manos de las personas que los han recibido», dijo Ruml. «Los dólares que el Gobierno toma vía impuestos, no pueden ser gastados por la gente», por lo que la oferta monetaria puede ser contraída con impuestos según sea necesario.
 
Sin embargo, cuando la economía está en recesión –como ahora– el Gobierno tiene que gastar para llevar el poder adquisitivo a manos de la gente. Las empresas no pueden contratar a más trabajadores hasta que no tengan a más clientes que demanden sus productos, y los clientes no aparecerán hasta que tengan dinero para gastar. El dinero (la 'demanda') tiene que venir primero. Agregar dinero no hará subir los precios hasta que la economía esté en el pleno empleo. Antes que eso, un aumento en la 'demanda' hará que la 'oferta' suba al poner en marcha los motores de la producción. Cuando la oferta y la demanda aumentan simultáneamente, los precios se mantienen estables.
 
Ahora sabemos que un Gobierno puede ir bastante lejos en su deuda sin que un peligroso nivel de inflación de precios ocurra –mucho más lejos de lo que los Estados Unidos han llegado hoy. Además de la Segunda Guerra Mundial, cuando la deuda de los Estados Unidos fue del 120% del PIB, está el notable ejemplo de Japón. Japón ha mantenido su estatus como la tercera economía más grande del mundo, a pesar de que tiene una proporción deuda/PIB del 226%– y continúa luchando contra la deflación.
 
Los críticos de la teoría de la deflación, señalan los precios de las materias primas, que están aumentando en la actualidad. Pero si dichos precios se debieran a que la economía estuviera inundada con 'demasiado dinero en busca de muy pocos bienes', los precios en el mercado inmobiliario también estarían al alza. En cambio, el mercado inmobiliario se ha derrumbado. Lo que realmente ha sucedido, es que la burbuja inmobiliaria se ha transmutado en la burbuja de materias primas, en la medida que el 'dinero caliente' ha huido de una a otra. La oferta monetaria en su conjunto, todavía está en declive.
 
Los halcones del déficit, han estado prediciendo desde hace años, que la deuda federal hundiría al dólar y a la economía, y esto no ha sucedido todavía. De hecho, la deuda federal no se ha pagado desde 1835, y no ha ocurrido ningún desastre. La deuda no sólo se ha llevado en los libros contables del Gobierno, sino que ha seguido creciendo, y la economía ha crecido y prosperado junto con ella.
 
Esto no es una anomalía económica. La economía ha prosperado debido a la deuda nacional. Nada respalda a la moneda hoy, salvo «la buena fe y el crédito de los Estados Unidos». El dinero ya no es un metal, es un flujo de entrada y salida, créditos y débitos. Los pasivos del Gobierno son los activos de la economía privada. La deuda nacional es lo que respalda la oferta monetaria.
 

Lidiando con el Constante Aumento del Pago de la Deuda

 
Hay una bomba de tiempo potencial en una deuda federal cada vez mayor, pero es una que puede ser desactivada. La deuda ha aumentado de 10 billones de dólares a 14 billones, sólo desde la crisis bancaria de 2008, no por 'autorizaciones', sino debido al colapso de Wall Street y al rescate bancario. Sólo los intereses de esta creciente deuda, pueden paralizar la base impositiva si las tasas de interés estuvieran en niveles normales, por lo que tuvieron que ser llevadas a casi cero. El resultado, ha sido la creación de un carry trade del dólar. Esto ha facilitado la especulación en materias primas, una de las principales causas de las burbujas de materias primas de hoy.
 
Existe, sin embargo, una solución a este problema, y fue descubierta por Japón. El Gobierno puede gastar, no mediante la emisión al público de bonos a interés, sino simplemente mediante la creación de un sobregiro en el banco central, como Beardsley Ruml lo recomendaba. El Banco de Japón, ¡tiene ahora un monto de deuda pública equivalente al PIB del país! Como lo ha señalado el Center for Economic and Policy Research (Centro de Investigaciones Económicas y Políticas):
 
El interés de la deuda [japonesa] en poder del banco central, se refinancia de nuevo a la tesorería, sin dejar ningún costo neto para el Gobierno […] Japón continúa experimentando la deflación, a pesar del hecho de que su banco central tiene un monto de deuda que es aproximadamente igual a su PIB. Esto sería el equivalente a que la Reserva Federal tuviera 15 billones de dólares en deuda.
 
Al igual que el Banco de Japón, la Reserva Federal ahora regresa al Gobierno el interés que recibe. Con un cargo creciente de interés sobre la deuda federal dejando de ser el problema, las tasas de interés privadas podrían dejarse llevar a niveles normales.
 
En el presente, la Fed no está autorizada para comprar bonos directamente del Tesoro, sino que debe ir a través de comisionistas de bonos. Pero ese problema también podría ser arreglado. En una declaración de apoyo de 1947, el director de la Reserva Federal, Marriner Eccles, discutió un proyecto de ley para eliminar el costo innecesario de estos intermediarios. Dijo que la Reserva Federal había estado autorizada para comprar títulos directamente del Gobierno, desde su creación en 1914 hasta la Ley Bancaria de 1935. Luego:
 
Una disposición fue introducida en esta ley, requiriendo que todas las compras de títulos públicos por parte de los bancos de la Reserva Federal se realizaran en el mercado abierto, lo que significa comprar principalmente de los intermediarios de bonos del Gobierno. Los que insertaron esta provisión, fueron motivados por la teoría errónea de que esto ayudaría a prevenir la financiación del déficit…
 
Nada constructivo se lograría con la provisión de que el Sistema de la Reserva debe comprar títulos gubernamentales exclusivamente en el mercado abierto. Todo lo que esta prohibición significa, es que al hacer dichas compras, una comisión tiene que ser pagada a los intermediarios de bonos del Gobierno.
 
El costo de los intereses y la eliminación de los comisionistas de bonos, podría ser viable al permitirle al Tesoro pedirle prestado directamente a su propio banco central, sin intereses.
 

Nada a que Temerle Salvo al Temor Mismo

 
Hemos sido atemorizados en la creencia de que la deuda gubernamental es una mala cosa, pero casi todo el dinero hoy en día se origina en la deuda. Como Marriner Eccles señaló en la década de 1930, «eso es lo que nuestro sistema de dinero es. Si no existieran deudas en nuestro sistema de dinero, no existiría dinero alguno».
 
La deuda pública es el dinero de la gente, y hoy la gente se está quedando sin dinero. Recortar la deuda pública significa algo más que la reducción de los servicios que se espera que el Gobierno provea. Esto significa la reducción de la oferta monetaria como tal, junto con la capacidad de proveer empleos, salarios y el poder adquisitivo necesario para una economía próspera.
——————————–
 
Ellen Brown desarrolló sus habilidades de investigación como abogada litigante en derecho civil en Los Ángeles. En Telaraña de Deuda (Web of Debt), su último de once libros, aplica esas habilidades en el análisis de la Reserva Federal y el 'conglomerado del dinero'. Muestra cómo este cartel privado ha usurpado el poder de crear dinero de manos de la gente, y cómo nosotros, la gente, podemos recuperarlo. Sus sitios web son www.telaranadedeuda.com, www.webofdebt.com/ y www.ellenbrown.com
 
Es columnista habitual de Truthout, Huffington Post, Yes!, Seeking Alpha y Global Research, y presidenta del Public Banking Institute (Instituto de la Banca Pública).
 
Traducido por Andrés Celis.
 
Síganos en Twitter: @telaranadedeuda
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Ellen Brown desarrolló sus habilidades de investigación como abogada litigante en derecho civil en Los Ángeles. En Telaraña de Deuda (Web of Debt), su último de once libros, aplica esas habilidades en el análisis de la Reserva Federal y el ‘conglomerado del dinero’. Muestra cómo este cartel privado ha usurpado el poder de crear dinero de manos de la gente, y cómo nosotros, la gente, podemos recuperarlo. Sus sitios web son http://www.telaranadedeuda.com, http://www.webofdebt.com/ y www.ellenbrown.com Es columnista habitual de Truthout, Huffington Post, Yes!, Seeking Alpha y Global Research, y presidenta del Public Banking Institute (Instituto de la Banca Pública), http://publicbankinginstitute.org/.

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