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Secado de hojas de tabaco en un caney. foto: Juan Carlos Domínguez

No deja de preocupar el anuncio de la multinacional Philip Morris (PM) de su retiro de Colombia, por lo que dejarán de funcionar sus dos plantas y será el retiro laboral obligado para 900 personas.

Acerca del tema y de sus implicaciones en el país surgieron una serie de preguntas que sólo los expertos supieron responder, mientras que otras respuestas las ofreció el sentido común.

Por lo laboral, se tiene que los contratos de trabajo de las personas con las empresas no son de por vida y cada una de las partes tiene el derecho a terminarlo cuando lo desee, pues en pleno siglo 21 no pueden mantenerse los conceptos de paternalismo de las empresas frente a sus trabajadores y que despedirlos atenta contra la familia y la sociedad.

Regularmente, la gente cuando tiene un puesto de trabajo siempre piensa en un ‘plan B’ de llegar a suceder alguna contingencia; si no, lo piensa cuando el retiro sea efectivo.

Así, PM propone “acuerdos de retiro voluntario basados en una propuesta económica generosa y atractiva que se encuentra muy por encima de lo establecido en la normatividad legal vigente”.

Ese anuncio de la empresa aclara que los empleados recibirán liquidaciones con las que podrían iniciar un proyecto personal de vida empresarial, terminar de cotizar sus pensiones o gastarla en lo que a bien tengan. Tales beneficios sólo los ofrecen las empresas sólidas que piensan en sus trabajadores.

Frente a lo laboral, Philip Morris es una de las que más atraen y retienen talento en Colombia (https://bit.ly/2M6RPhZ), por lo que trabajar allí es salarialmente atractivo (https://bit.ly/2WMkXnJ), pese a los serios cuestionamientos que han tenido las tabacaleras en todo el mundo.

Entre otras polémicas se cuentan su exclusión del Pacto Global de las Naciones Unidas, desde octubre de  2017 (https://shar.es/a0Y2Yk), junto con las empresas que producen algunos tipos de armamento, como las minas antipersona, así como las denuncias sobre trabajo infantil en las zonas productoras,  publicadas por el diario británico The Guardian (https://bit.ly/2Iqgiys) y por Tobacco Tactis (https://www.tobaccotactics.org/index.php?title=Philip_Morris), publicado por la Universidad de Bath (Inglaterra).

Un segundo aspecto que deja pensando es que la multinacional le atribuya su salida al contrabando de cigarrillos.

Según el comunicado, “el comercio ilícito de cigarrillos se disparó a raíz del aumento abrupto del impuesto al consumo en el año 2016 y alcanzó máximos históricos en el 2018 al ubicarse en un 25% del mercado”.

No es argumento válido que los impuestos hayan disparado el contrabando, porque la misma industria tabacalera ha diseñado estrategias en los medios de comunicación para posicionar el mensaje de fracaso del impuesto y disparo del contrabando, supuestamente atribuible al aumento de dicho tributo.

De paso, PM, los departamentos y la Policía Fiscal y Aduanera (Polfa) quedan mal ante la opinión pública, pues deja entrever que ninguna de las tres partes hizo nada por controlar el contrabando; es más, creció tanto, que terminó por sacar del país a una empresa multinacional.

Vale la pena aclarar que Philip Morris firmó un Convenio de Inversión y Cooperación con la Federación Nacional de Departamentos (https://bit.ly/2YCEP9P ), por 15.000 millones de pesos para este año, para financiar programas gubernamentales de lucha contra el contrabando.

Pese a que para esta nota no pudo contactarse al comandante de la Polfa (general Juan Carlos Buitrago) si merece la pena destacar el trabajo de esta entidad policial en este caso particular, pues casi a diario se reportan decomisos efectivos de cigarrillos de contrabando ( @PoliciaAduanera ). Y no son cajetillas sueltas, son por miles, acciones que contradicen los argumentos de PM.

Hoy, la Policía controla el flagelo de forma mucho más efectiva, con labores de inteligencia y contrainteligencia, así como con las denuncias de la ciudadanía e información recopilada de las empresas y del comercio. Colombia ya no es el país del otrora célebre ‘Hombre Marlboro’ (Santander Lopesierra, quien cumple condena en los Estados Unidos por contrabando y narcotráfico).

A cambiar la actividad agrícola

Otra arista por la salida de Philip Morris está en que no es fácil para los cultivadores perder lo que hasta este fin de semana tuvieron: un comprador efectivo de sus cosechas y financiación para el establecimiento de sus cultivos, algo que todo productor agrícola envidia. Así, los cultivadores pasarán al mismo nivel de otros colegas: analizar el mercado, sembrar lo que se demanda y buscarles comprador a sus nuevos productos.

Heliodoro Campos, gerente de la Federación Nacional de Productores de Tabaco (Fedetabaco), indicó que para esas áreas tabacaleras “no se encuentra otra actividad agrícola con esas características de rentabilidad y financiación”. Esto no es del todo correcto, pues muchas áreas han pasado por situaciones similares: de tener cultivos y cambiar a otros, como es el caso de los cítricos y otras actividades rurales, como el agroturismo en la Zona Cafetera.

Para la reconversión de las áreas tabacaleras hay alternativas y respaldo de los gremios y del Gobierno, con las llamadas Cadenas Productivas, así como financiación a través de Finagro, el Banco Agrario, el microcrédito y de todo el sistema financiero.

Las cifras de Fedetabaco (www.fedetabacofondo.org.co) hablan de 4.500 hectáreas sembradas con tabaco en el país, de las que 1.850 (de 2.200 familias) eran proveeduría de Coltabaco, mientras que 2.500 le entregan la hoja a British American Tobacco (BAT). El resto del área se utiliza para la fabricación de cigarros regionales en la zona de Piedecuesta (Santander).

Otro aspecto no menos importante es la conciencia cada vez mayor de la población de tener presente que el consumo de cigarrillos produce cáncer u otras enfermedades y las cada vez más ‘áreas libres de humo’ que han hecho de las suyas en los ingresos de las tabacaleras, pues sus productos pierden adeptos a diario, principalmente en los estratos medios y altos de la población con niveles de educación que los hace sensibles acerca de los daños que ocasiona el consumo. Esto, pese a que un paquete de cigarrillos en Colombia cuesta alrededor de US$2, mientras que, en Ecuador, se pagan US$5.

En las cuentas de Blanca Llorente, directora de investigación de la Fundación Anáas (que estudia el fenómeno de consumo de tabaco y su incidencia en la salud), en Colombia el número de fumadores se redujo un 15% entre 2016 y 2017, mientras que en 2018 y como resultado de las tácticas de la industria, esa tendencia se estancó, en tanto que el recaudo del tributo ha crecido 46 por ciento.

Bien, una vez analizado lo local merece la pena revisar la salida de la empresa.

En general, cuatro especialistas entrevistados por este blog coincidieron en calificar a este movimiento como una estrategia de vieja data, con dos argumentos que las empresas presentan insistentemente: el rechazo a advertencias sanitarias más visibles (que alertan sobre el peligro de consumir tabaco) y las tasas impositivas. En ambos casos advierten que el resultado de estas medidas será el contrabando, apoyándose en estimaciones que son cuestionadas por los estudiosos del tema alrededor del mundo y en Colombia.

Así, cerrar plantas es una práctica común en la industria y obedece a sus estrategias de eficiencia y rentabilidad en un negocio cada vez más difícil (por los hechos anotados anteriormente).

“Philip Morris International está comprometido con su continuidad en Colombia; seguiremos con nuestra operación bajo un esquema diferente, por medio del cual buscamos generar eficiencias y hacer sostenible nuestro negocio en el largo plazo”, dijo Carlos Guzmán, vicepresidente de Coltabaco-Philip Morris International.

Esto querría decir que el mercado local lo proveerán desde cualquiera de sus 46 instalaciones de producción en todo el mundo. Ecuador, por ejemplo, es una de ellas.

De contera, estamos ante un bien elaborado ejemplo de cómo convertir una decisión de negocios, que puede resultar muy impopular, en una oportunidad para debilitar las políticas a las que la empresa se ha opuesto ferozmente (impuestos al tabaco y mensajes de salud en las cajetillas) y de paso echarles la culpa a las decisiones de Gobierno y al contrabando (que la Polfa controla eficazmente).

Una estrategia de relaciones públicas de Philip Morris que, a propósito, ha contratado en el mundo en la última década a más de 12 compañías especializadas en el tema, así como a reconocidos bufetes.

Esta noticia, además, llega en un momento en el que el Gobierno del Presidente Duque es vulnerable a los mensajes de capital extranjero abandonando el país, dadas las noticias de desaceleración de crecimiento económico y el aumento de los indicadores de desempleo.

Opinan los especialistas

Como se anotó al comienzo, los anuncios de cierres de plantas de las tabacaleras (que en muchos casos no se concretan) obedecen a un patrón único de reorganización empresarial en todo el mundo, con tres argumentos contundentes: la negativa a ampliar las áreas visibles de las cajetillas con mensajes alertando el peligro por el consumo de tabaco, las tasas impositivas y el contrabando.

Esta es la opinión de cuatro especialistas en el tema, consultados por este blog acerca del cierre de la multinacional Philip Morris en Colombia:

* Guillermo Paraje: Ph. D en economía de la Universidad de Cambridge, ejerce en Chile como investigador en economía de la salud (reforma a los sistemas de salud y adicciones, entre otros).

En 2015, una de las empresas tabacaleras amenazó con retirarse de ese país por las exigencias del Gobierno para el llamado ‘etiquetado plano’ para las cajetillas en hasta 70 por ciento del área y otras tres exigencias (tipografía, tamaño y aditivos). La empresa no cerró sus actividades, desviando la atención hacia el posible desempleo que esto generaría en el país.

* Roberto Iglesias: economista, exfuncionario del Banco Mundial, actualmente ejerce como especialista en temas de tabaco, en la Organización Mundial de la Salud (OMS), en Ginebra (Suiza).

Phillip Morris tiene problemas, eso lo observo en otros países. Ellos están reducidos al mercado de su marca Marlboro (la más vendida en el mundo) y con dificultades con las marcas baratas que han comprado, frente a otras tabacaleras (BAT) que ha tenido mayor éxito en el mercado con estas últimas.

La primera es la más consolidada en todo el mundo, mientras que las segundas son de bajo precio y de consumo por los estratos bajos de la población.

* Victor Hugo Herrera: Economista, trabaja en el Instituto Conmemorativo Gorgas de Estudios de la Salud (ICGES) en temas de economía de la salud y docente de la Universidad de Panamá en temas de salud pública.

En Panamá, las dos empresas BAT y PM cerraron sus plantas en 1999 y trasladaron su operación a Guatemala y Honduras, dejando a este país como importador y reexportador.

Me sorprende que cierren sus plantas en Colombia, pese a esos argumentos débiles como el contrabando y los nuevos impuestos vigentes; el que más pesa, eso sí, es el decrecimiento en el consumo.

* Jeff Drope: Vicepresidente Científico, Investigador de Políticas Económicas y de Salud, de la American Cancer Society, en Atlanta (EE.UU).

¿Qué interpretación le merece el cierre de PM en Colombia?

La noticia no sorprende, porque es una táctica estándar de la industria que he observado en varios países del mundo, además es muy fácil abrir y cerrar este tipo de factorías. Las razones para esto son de eficiencia, es decir, es una decisión basada en la conveniencia del negocio.

En Latinoamérica hay muchas plantas de PM y de otras empresas, por lo que les resulta muy fácil relocalizarse (un trasteo no significa grandes inversiones de capital), en la medida que casi todos los países tienen vigentes tratados de libre comercio, lo que hace indiferente donde producir, mientras que importar las maquinarias, como bienes de producción, tiene bajos o nulos aranceles.

Comparado con otras industrias (farmacéutica, por ejemplo) los niveles de tecnología son menos sofisticados: las plantas de desvenado no requieren mayor tecnología y sí más mano de obra que la fabricación misma de cigarrillos que sí demanda equipos de alta tecnología y condiciones de asepsia.

Al mismo tiempo, las compañías tienen por costumbre presentarlo como consecuencia de las políticas de los gobiernos y el mal clima en los negocios, aunque detrás de esto puede haber otras situaciones.

Frente al tema del tamaño de mercado, para PM todos los mercados son buenos para vender cigarrillos y otro tipo de dispositivos electrónicos. El hecho de salir de un país no significa dejarlo.

Esta situación (cierre de empresas) la he evidenciado en Europa del Este, el África subsahariana y sureste asiático.

Por ejemplo, hace 10 años en Zambia, BAT se retiró de ese país y centró sus actividades en Kenia y Suráfrica. Cuando dejó de tener sentido, hace un año reabrieron la factoría de Zambia, en una zona económica especial en la capital, Lusaka.

¿En lo interno de las compañías, les ha mermado en sus negocios la reducción de los consumidores y los problemas de salud que genera el tabaco?

Las medidas de salud pública adoptadas por los países han afectado ‘lentamente’ las actividades comerciales de esas empresas y tienen efectos en la reacomodación de sus negocios (como en el caso de Colombia).

Es posible que consideren a la hora de cerrar un declive en el consumo (lo que buscan las políticas de salud pública) y que eventualmente afecte el negocio y al sector tabacalero como un todo. En el corto plazo ésta no es la razón de fondo para este tipo de decisiones.

La razón de esta coyuntura es el apalancamiento político que logran estas empresas cuando hacen esta clase de anuncios, logrando así capital político en búsqueda de escenarios que les favorezca. Esto debe saberlo la opinión pública y que los gobiernos se ocupen más de la salud pública que del cierre de una planta.

Referencias periodísticas acerca de la misma situación en varios países del mundo:

* https://qcostarica.com/philip-morris-international-will-stop-producing-cigarettes-in-costa-rica

* https://www.illicit-trade.com/2018/09/takebackpublichealth-no-place-for-big-tobaccos-dirty-schemes

* http://www6.rel-uita.org/sindicatos/con_mario_de_castro.htm

* https://www.elobservador.com.uy/nota/cierre-de-philip-morris-tomo-por-sorpresa-al-gobierno-201110249310

* https://www.lanacion.com.ar/economia/cierran-una-planta-tabacalera-en-tucuman-nid1920060

 

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PERFIL
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Juan Carlos Domínguez es periodista (Inpahu) y comunicador social (Universidad de Los Libertadores). A su haber tiene dos libros publicados sobre administración agraria y biotecnología agrícola; además, el premio de periodismo Agrobio por sus trabajos en biotecnología agrícola y 21,5 años de experiencia como periodista encargado de la información agropecuaria de los diarios EL TIEMPO y Portafolio. CEO de Página 1 Comunicación Colombia y miembro del Comité Asesor de Comunicaciones del Director General del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA).

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