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¿Es Colombia un país urbano o rural? Cerca de 32 millones de colombianos, el 68,4% de la población, son “habitantes urbanos”. Pero la mayor parte de su territorio, el 94,4%, es decir, 1.954.465 kms.² es rural (31% pertenece a resguardos indígenas), un espacio ligeramente poblado o totalmente yermo, en el que ha fracasado un modelo de desarrollo que ha priorizado el mercado sobre el Estado.

Los datos son del interesante “Informe de Desarrollo Humano 2011 ‘Colombia Rural, Razones para la Esperanza’, del PNUD  (http://pnudcolombia.org/indh2011/).Según este trabajo, las tres cuartas partes (75,5%) de los municipios del país son predominantemente rurales. En esos 846 municipios vive el 31,6% de la población, cerca de 15 de millones de personas. Es decir, que hay 13 habitantes por km.². En la parte “urbanizada” hay 364.

 

Eso de país “urbanizado” es relativo. El mapa de Colombia, de acuerdo al Índice de Ruralidad establecido por el PNUD, muestra unas manchitas negras en las cordilleras y la costa atlántica, que representan las “urbes”. Y un territorio que se vuelve más rural e incluso desolado, cuanto más se acerca a las extensas fronteras con Venezuela, Ecuador, Brasil y Perú, y a las costas gloriosas.

 

Según el DANE, los 100 municipios más poblados de Colombia van de Bogotá a Puerto Tejada (Cauca). Son una amalgama de cuatro “grandes” ciudades y otras agrupaciones “urbanas”, que tienen poblaciones comprendidas entre el millón de habitantes (Cartagena) y el citado y sonoro municipio del Cauca ¡con 40.000 almas! Bogotá se traga el 20% de la demografía nacional, Medellín y Cali son la cuarta parte de la Capital, y Barranquilla se eleva un poco de la valla del millar.

 

El informe señala que “Colombia entró a la modernización sin haber resuelto el problema agrario, porque siempre pensó que el país era más urbano que rural… Y preservó su orden social injusto, que no ha cambiado por falta de decisiones políticas y de una visión de largo alcance sobre lo rural y su papel estratégico para el desarrollo”.

 

 

El problema no es sólo tener el 95% del territorio nacional en una condición rural. Es que el Estado no se ha apropiado de él con un modelo de desarrollo equitativo y con futuro. Por el contrario, lo ha asumido con una institucionalidad precaria y un sentido deteriorado de lo público. En ese país, por ejemplo, los estudiantes de primaria, niñas y niños de Amazonas, Arauca, Guajira, Córdoba, Chocó y Putumayo pasaron el primer trimestre del año sin estudiar o haciéndolo a medias, sin comida, profesores, ni transporte, y recibiendo “clases” en infraestructuras de lástima.

 

Es hora de que asumamos la realidad de ese país rural. Que, además, sobreagua bajo la égida de un centralismo tiránico y oneroso.