En los últimos años debido a la falta de concientización y al deterioro ambiental, varias metrópolis han puesto de nuevo la mirada en sus ríos como ejes integradores de desarrollo para ser más resilientes y sostenibles. Seúl, Munich o Madrid son algunas de las capitales que se han sumado a la tendencia de re-naturalizar sus ríos. Y ésta es sólo una de las ideas para adaptarse al cambio climático
Las ciudades que han trabajado en la recuperación de sus ríos han podido comprobar que la imagen de su ciudad ha cambiado y que el amor y empoderamiento de los habitantes por su territorio se ha fortalecido.
Ríos donde la mayor parte de su vida eran conocidos por la contaminación hoy en día se caracterizan por la aparición de nuevas plantas y animales que no se veían desde hace varios años.
Ciudades que han adoptado esta práctica, se han convertido en ejemplos de devolución a sus metropolis de ríos como entes vivos. Atrás ha quedado la tendencia de encerrarlos con presas para conseguir doblegar su cauce y encorsetarlo en una lámina uniforme de agua.
En Bogotá se está persiguiendo esa línea, para lograrlo la ciudadanía y la empresa privada, tienen dos grandes desafíos:
El primero, apoyar la descontaminación del Rio Bogotá con dos obras, PTAR Salitre y Canoas, las cuales funcionarán en el 2021 y 2026 respectivamente.
El segundo desafió, tener una participación público-privada, ética, consciente y participativa, con una mirada a largo plazo y una postura que apunta al verdadero desarrollo sostenible.
Todos los bogotanos y quienes visitan la ciudad, deben tener una postura colectiva responsable y digna que se alinee con la era que está viviendo el planeta, una era de economía consciente, donde no botar basuras y cuidar de los ríos sea algo cotidiano, básico y elemental.
Bogotá, por ser la capital de Colombia, uno de los países mas biodiversos del mundo, debe apuntarle a tener un río urbano ejemplar a nivel mundial, tanto en calidad de agua, como en estética, debe ser un río sano, que esté rodeado de arboles nativos que le ayuden a su prolongada conservación.
Un ejemplo que podemos seguir de un corredor verde exitoso es la ciudad de Cuenca en Ecuador en donde se llevó a cabo durante 17 años (1985-2002) el Plan Maestro de Control de la contaminación en los ríos de Cuenca y se consiguió crear un maravilloso corredor verde en el río Tomebamba. Con ello, gracias a la visión estratégica de largo plazo, a la estabilidad política y autonomía financiera, a la concepción y compromiso activo con una gestión integral del agua y el enfoque de cuencas; se logró construir 2 plantas potabilizadoras y contar con un 85% de cobertura de agua potable rural.
Con todas estas soluciones hidráulicas y ambientales, se puede recuperar la calidad del agua y la ribera de los ríos; de este modo, se podrán construir corredores verdes que conectan de manera transversal las ciudades e implementar redes de ciclovías que acompañan este importante espacio público dentro de la ciudad. Tal como lo señala Javier Lazarte en su escrito Gestión y Planificación de Ríos Urbanos.