Acabamos de empezar el 2021 y como todo comienzo de año, nos mentalizamos con nuevos propósitos y metas que se hacen presentes. Todos lo hacen de diferentes maneras, unos lo gritan a los cuatro vientos, otros escriben hermosas cartas de amor, otros hacen grandes reflexiones comiendo 12 uvas y otros simplemente lo meditan en silencio. Pero la gran mayoría clamamos por ser cada día “más felices”

Esto me lleva a reflexionar sobre ¿Qué es la felicidad? y más aún, como alcanzarla.

La Real Academia define a la felicidad como un estado de grata satisfacción espiritual y física. Para la terapeuta francesa Christophe André, experta en estos temas, la felicidad es la suma de bienestar y consciencia de este bienestar.»

¿Pero qué puedo concluir? puedo concluir que la felicidad es un sentimiento, y por lo tanto es también una decisión. El sentimiento puede provenir de diferentes emociones, entre estas están: la tranquilidad, la lucidez, la empatía, la capacidad de discernir, la alegría, el alivio, la excitación, y la compasión. Y a su vez es el cerebro quien decide dar la orden de sentir estas emociones o rechazarlas. Cuando aceptamos dichas emociones, nuestro cuerpo genera las «hormonas de la felicidad» (serotonina, dopamina y endorfinas) que nos hacen sentir bien y mejorar nuestro sistema inmunológico.

Esto no lo digo yo, lo han afirmado grandes filósofos desde que se empezó a analizar el comportamiento humano; lo dijo Aristóteles en el 200 A.C al señalar que “La felicidad depende de nosotros mismos.”

Una de las personas que en la actualidad más ha estudiado el tema de la felicidad ha sido Lord Layard of Highate, fundador del Centre for Economic Performance de la London School of Economics (LSE) y ex presidente del grupo de política macroeconómica de la comisión europea. Layard, en su estudio, La felicidad, lecciones de una nueva ciencia, explica al detalle, el qué nos hace felices y cómo es la relación de nuestra felicidad en la interacción con otros.

Layard nos muestra también que existe una conexión directa entre actividad cerebral y humor, y este humor ayuda a mejorar el sistema inmunológico. Pero algo muy interesante, es que no existe tal conexión entre felicidad y aumento de renta. El estudio mostró que el salto entre pobreza extrema y tener mejor calidad de vida si brinda felicidad, pero entre una vida normal a una vida lujosa, la felicidad es marginal. Según Layard, en los países con más de 20.000 dólares per cápita, la renta adicional no está asociada a mayor felicidad. La renta extra es realmente valiosa cuando saca a las personas de la pobreza extrema. Este libro nos ayuda a entender la paradoja por la cual, las sociedades occidentales se volvieron más ricas, pero sus integrantes no se volvieron más felices; mientras la renta se duplicó en los últimos 50 años, la felicidad no aumentó. Esto es válido tanto para EEUU, como para Gran Bretaña y Japón. En este sentido, lo más importante no es lo que tenemos en vida, sino como vivimos con lo que tenemos.

Esto nos permite entender, que la felicidad no es lo que tenemos materialmente, sino se trata de la manera cómo leemos las situaciones que se nos presentan, la manera cómo manejamos y enfrentamos nuestros desafíos, lo que quiere decir que son nuestras habilidades, nuestro optimismo  y nuestros hábitos los que nos permiten alcanzar la  felicidad, de esta manera concluimos que la felicidad se debe entrenar, debemos educarnos para ser felices, debemos tener herramientas para manejar nuestros pensamientos. “Debemos aprender a ser felices” según Layard, la felicidad depende de nuestras actitudes y estas pueden ser aprendidas y practicadas.

Esta visión sobre la felicidad, ha llevado a explorar nuevas áreas de la psicología, como la psicología positiva, creada por Martin Zeligman, esta nos lleva a concentrarnos en algunos puntos de la vida en los que podemos florecer. Según esta área de la psicología, el 50 por ciento de la felicidad depende de factores como creencias y hábitos que son modificables y por lo tanto se pueden enseñar.

Hay innumerables libros y cátedras universitarias que hoy nos están dando herramientas para lograr una “mayor felicidad” una de ellas es dictada por Tal Ben-Shahar, de la Universidad de Harvard, quien recomienda para ser feliz algunos tips como: tomar buenos desayunos, hacer ejercicio, comprar experiencias y no cosas, ser asertivo, agradecer, ver fotos de quienes amas, alimentarse bien, usar zapatos cómodos y cuidarse para verse atractivo.

Así que este enero, es un llamado para ponernos en acción, y no solo debemos querer ser felices, sino entrenarnos para ser felices, cambiar nuestros hábitos, meterle optimismo a la vida y sabiduría a nuestros pensamientos, cambiar la lectura de las situaciones, haciéndolas más ligeras y menos dramáticas, más acciones y menos criticas, vivir más el presente y dejar de lado la nostalgia del pasado y la ansiedad del futuro.