«Los alimentos son tu medicina», «Eres lo que comes», «Alimento y mente sanos». Estas son algunas de las frases más escuchadas en el ámbito de la salud, dichas por médicos, psicólogos y otros profesionales. Todos coinciden en que tanto los alimentos como las emociones son factores clave para mantener una vida saludable y equilibrada, o por el contrario, una vida caótica y decadente.

Aunque la sabiduría popular transmitida por madres y abuelas tiene gran valor, una alimentación adecuada requiere conocimiento. Si consideramos que el 95% de nuestras acciones diarias son inconscientes y solo el 5% son conscientes, imaginemos cómo este desequilibrio afecta nuestras decisiones alimenticias. El placer inmediato que ofrecen ciertos sabores suele alejarnos de decisiones conscientes y de una visión a largo plazo sobre nuestra salud.

«Los alimentos como las emociones son factores clave para mantener una vida saludable y equilibrada».

Por lo tanto, la clave para una buena alimentación reside en adquirir conocimiento y elevar nuestra conciencia. De esta forma, evitamos recurrir a dietas extremas cuando surge el sobrepeso o el pánico. Es vital adoptar un estilo de vida saludable y equilibrado a lo largo de nuestra vida, disfrutando de comidas deliciosas y nutritivas, siempre con la guía de un profesional que nos ayude a evitar decisiones que puedan poner en riesgo nuestra salud.

Obtener energía óptima de manera natural es posible a través de una buena alimentación. No es necesario recurrir a bebidas energéticas; en su lugar, se pueden consumir infusiones naturales como el té matcha, té de maca y otras infusiones de canela, cidrón, manzanilla, orégano o hierbabuena. Estas no solo son energizantes naturales, sino que también aportan minerales beneficiosos de las plantas.

Para lograr un equilibrio integral, debemos proporcionar a nuestro cuerpo los macronutrientes necesarios para la regeneración de tejidos. Consumir proteínas de calidad, ya sean de origen animal o vegetal, así como grasas saludables provenientes del pescado, el coco o el aguacate. También es esencial incorporar micronutrientes como el magnesio, que es deficiente en la mayoría de las personas. Mantener una buena hidratación y asegurar un consumo adecuado de electrolitos es fundamental.

«Si consideramos que el 95% de nuestras acciones diarias son inconscientes y solo el 5% son conscientes, imaginemos cómo este desequilibrio afecta nuestras decisiones alimenticias».

No hay que temerle al sodio; el consumo moderado de sal marina es, de hecho, beneficioso.

A continuación, algunos consejos para lograr el equilibrio entre una alimentación deliciosa y saludable:

  1. Conocer la clasificación de los alimentos: Según el Dr. Vicente Mera, especialista en antienvejecimiento, los alimentos se dividen en tres grupos:
    • Alimentos normales: aportan nutrientes esenciales.
    • Súper alimentos: ricos en antioxidantes y de alta biodisponibilidad.
    • Anti-alimentos: no solo carecen de beneficios, sino que pueden ser perjudiciales para la salud.

Los súper alimentos, como las hortalizas verdes oscuras (espinaca, brócoli, acelga), frutos rojos (arándanos), huevo, semillas, nueces, alimentos fermentados (kéfir, kombucha, kimchi), ajo crudo, aceite de oliva extra virgen, cúrcuma, pescado rico en omega 3, aguacate, champiñones y caldo de huesos, son altamente nutritivos. En contraste, los anti-alimentos incluyen azúcares procesadas, edulcorantes químicos, panes blancos y productos industriales.

  1. Alimentos que benefician el cerebro: Según el Dr. Carlos Jaramillo, los alimentos que promueven la salud cerebral incluyen las nueces, brócoli, café, arándanos, cacao, semillas de calabaza y huevo. Estos mejoran la función cognitiva y ayudan a mantener el cerebro en óptimas condiciones.
  2. Alimentos que mejoran el sueño y la regeneración celular: Una buena calidad de sueño está relacionada con el consumo de alimentos ricos en melatonina, omega 3, magnesio, colina y fibra, como el banano, uvas, salmón, pollo, tofu, huevo, nueces, tomates, pistachos, almendras y pescados grasos. Estos favorecen los procesos de desintoxicación y regeneración celular durante el descanso.

 

En conclusión, «somos lo que comemos». Los alimentos no solo nos nutren, sino que influyen directamente en nuestra capacidad para pensar con claridad, descansar profundamente, estar más alerta y tener la energía suficiente para enfrentar las emociones del día a día. Tener una mayor conciencia sobre lo que comemos y saber qué priorizar y qué evitar nos permite disfrutar plenamente del maravilloso mundo de la gastronomía sin comprometer nuestra salud.