Como parte de las opiniones expresadas dentro de la discusión acerca de las causas del colapso evidente del Sistema de Salud, me permito  traer desde mi página web, a modo de tema de reflexión, un artículo que recopila  algunos aspectos que en ocasiones se invocan acerca del juramento que hacemos quienes estudiamos Medicina en el momento de ingresar como miembros de la comunidad médica. Publicado: 31/05/2010 en www.praxisconsors.org

 

Cada semestre, en cada una de las Facultades de Medicina del mundo entero, en el momento de la graduación de los nuevos médicos, uno de los puntos más solemnes e importantes de este acto, es el de la toma del Juramento Hipocrático. Este Juramento de origen incierto, hasta el punto de negar algunos la autoría del propio Hipócrates, ha suscitado siempre controversias respecto a su contenido y la traducción e interpretación libre de sus preceptos, han servido como argumentos para atacar o favorecer diversas posiciones respecto al quehacer y a los actos propios del médico y de los Sistemas de Salud, a la luz de intereses políticos y aún religiosos.

La práctica de la Medicina como profesión liberal estipulaba una especie de contrato social, en el que el Médico se comprometía a poner lo mejor de sí mismo y sus saberes al servicio de su comunidad, mientras que ésta, le aseguraba unos medios económicos suficientes para poder ejercer su profesión sin angustias o estrecheces, haciendo de él un hombre libre. De por medio, un solemne juramento que sellaba el pacto.

El concepto de profesión liberal aplicado al ejercicio de la Medicina, ha dejado de tener vigencia y resulta paradójico que se siga empleando un juramento inspirado en una práctica liberal, para médicos que están siendo sometidos y obligados a ejercer su  profesión en condiciones muy diferentes.  La tendencia actual por parte de las Universidades es la de promulgar la Declaración de Ginebra, que consagra deberes  éticos y morales aplicables de manera universal sin condicionamiento alguno no sólo a los médicos, sino por extensión a los sistemas de salud. Invitamos a los lectores a comparar los dos escritos y a sacar sus propias conclusiones.

Juramento Hipocrático tradicional (1):

Juro por Apolo el Médico y Esculapio y por Higea y Panacea y por todos los dioses y diosas, poniéndolos de jueces, que este mi juramento será cumplido hasta donde tenga poder y discernimiento.

A aquel quien me enseñó este arte, le estimaré lo mismo que a mis padres; él participará de mi mandamiento y si lo desea participará de mis bienes. Consideraré su descendencia como mis hermanos, enseñándoles este arte sin cobrarles nada, si ellos desean aprenderlo.

Instruiré por precepto, por discurso y en todas las otras formas, a mis hijos, a los hijos del que me enseñó a mí y a los discípulos unidos por juramento y estipulación, de acuerdo con la ley médica, y no a otras personas.

Llevaré adelante ese régimen, el cual de acuerdo con mi poder y discernimiento será en beneficio de los enfermos y les apartará del perjuicio y el error. A nadie daré una droga mortal aun cuando me sea solicitada, ni daré consejo con este fin. De la misma manera, no daré a ninguna mujer pesario abortivo; mantendré mi vida y mi arte alejado de la culpa.

No operaré a nadie por cálculos, dejando el camino a los que trabajan en esa práctica. A cualesquier casa que entre, iré por el beneficio de los enfermos, absteniéndome de todo error voluntario y corrupción, y de lascivia con las mujeres u hombres libres o esclavos.

Guardaré silencio sobre todo aquello que en mi profesión, o fuera de ella, oiga o vea en la vida de los hombres que no deba ser público, manteniendo estas cosas de manera que no se pueda hablar de ellas.

Ahora, si cumplo este juramento y no lo quebranto, que los frutos de la vida y el arte sean míos, que sea siempre honrado por todos los hombres y que lo contrario me ocurra si lo quebranto y soy perjuro”.

Declaración de Ginebra (2):

Adoptada por la Segunda Asamblea General de la Asociación Médica Mundial en Ginebra, Suiza Septiembre de 1948 y modificada en las asambleas 22, 35 y 46 de la Asociación Médica Mundial (la última en septiembre de 1994):

En el momento de ser admitido como miembro de la Profesión Médica:

Prometo solemnemente consagrar mi vida al servicio de la humanidad;
Otorgar a mis maestros el respeto y la gratitud que merecen;
Ejercer mi profesión a conciencia y dignamente;
Velar ante todo por la salud de mi paciente;
Guardar y respetar los secretos confiados a mí, incluso después del fallecimiento del paciente;
Mantener, por todos los medios a mi alcance, el honor y las nobles tradiciones de la profesión médica;
Considerar como hermanos y hermanas a mis colegas;
No permitiré que consideraciones de edad, enfermedad o incapacidad, credo, origen étnico, sexo, nacionalidad, afiliación política, raza, orientación sexual, clase social o cualquier otro factor se interpongan entre mis deberes y mi paciente;
Velar con el máximo respeto por la vida humana;
No emplear mis conocimientos médicos para contravenir las leyes humanas, incluso bajo amenaza;
Hago estas promesas solemne y libremente, bajo mi palabra de honor”.

Referencias

(1)Batiscafo files.Juramento hipocrático. www.batiscafo.files.wordpress.com (Citado mayo 31 de 2010)

(2)Declaración de Ginebra. Adoptada por la Segunda Asamblea General de la Asociación Médica Mundial en Ginebra Suiza, Septiembre de 1948 y modificada en las asambleas 22, 35 y 46 de la Asociación Médica Mundial.