Por: CP Iván Rodríguez. Colaborador de Auditool 

Se entiende por conflicto de intereses, una situación en la que un individuo tiene intereses o lealtades rivales. Es conveniente su manejo adecuado por parte de las organizaciones, puesto que su existencia contribuye al fraude (engaño ilícito o criminal destinado a dar lugar a ganancias financieras o personales) y la corrupción (abuso de poder confiado para el beneficio privado).

Cuando se presenta un conflicto de intereses, es posible que sea difícil cumplir con el trabajo de manera imparcial toda vez que se puede afectar la capacidad de una persona para actuar objetivamente. Un conflicto de intereses puede existir incluso si no se produce ningún acto no ético o inapropiado; sin embargo, puede crear la apariencia de improcedencia, que afecta la confianza en las personas, los procesos, las organizaciones  y los gobiernos.

Usualmente surgen los conflictos de intereses en el curso de actividades comerciales, especialmente durante un proceso de contratación. Los conflictos son variados, pero pueden incluir intereses pecuniarios, intereses legales, asociaciones externas en común o intereses personales o familiares no directos. En el ejercicio de sus funciones, las personas no deben permitirse influir indebidamente en las relaciones familiares, contractuales o comerciales y, a menos que puedan gestionarse eficazmente, no deben tener un conflicto de intereses real, percibido o potencial[1] en relación con sus deberes. Para cualquier situación de conflicto de intereses, se debe hacer la siguiente pregunta: ¿Percibiría alguien razonable que una persona puede ser influenciada por anteponer su propio interés por delante del interés de la organización?  Esto no tiene por qué ser real ni demostrar que esto es un conflicto de intereses; sólo se necesita ser percibido.

Una buena práctica en el manejo de los conflictos consiste en la implementación de políticas, procesos y estructuras de gobierno que permitan que las situaciones de conflicto de  intereses se traten éticamente y dentro de los principios de transparencia aceptados. Para cada situación, se deben tomar medidas para identificar, evaluar la importancia y gestionar cualquier conflicto de intereses que pueda afectar a las personas y su trabajo.

Si bien los conflictos de intereses pueden ser difíciles de evitar, especialmente en comunidades o servicios especializados, con pocas empresas y personas participantes, es necesario darlos a conocer como una medida de transparencia.

Existen algunas líneas de acción para prevenir los conflictos de interés o para darles un manejo adecuado. A continuación, algunas de ellas:

Aclarar los conflictos de intereses para que las personas los puedan reconocer

Normalmente las empresas cuentan con lo siguiente para informar a sus empleados, colaboradores, clientes y otros terceros acerca de los conflictos de interés:

La política de conflicto de intereses  debe ser aprobada por el órgano rector; en la mayoría de los casos esta será la junta de directores. Así mismo, debe haber responsabilidades claras y delegaciones para revisar los conflictos de interés.

1. Ayudar a las personas a evitar conflictos de intereses.

2. Exigir a las personas que  declaren formal y  adecuadamente cualquier conflicto de intereses que puedan tener.

3. Exigir una gestión transparente de los conflictos de intereses. 

4. Las infracciones se deben investigar adecuadamente.

5. Mantener buenos registros

Ahora bien, es importante identificar algunas situaciones en las que pueden presentarse conflictos de interés, para darles un manejo apropiado y tomar las decisiones que correspondan:

Es importante que la delegación para efectuar una contratación, por parte de alguien responsable, nunca debe asignarse a un subordinado, sino a alguien  con una posición igual o superior, fuera de su unidad de negocio.

No hay que olvidar que la confianza es un débil control para gestionar conflictos de intereses y  no puede ser visto como transparente.

Si se tienen en cuenta los comentarios y planteamientos antes considerados, es posible lograr una mitigación de los riesgos que traen consigo los conflictos de interés. Los auditores deben estar atentos a estas situaciones y evaluar los controles respectivos.

[1] Real: Una situación en la que una persona razonable pensaría que el juicio profesional se ha visto comprometido. Percibido: Una situación en la que una persona razonable pensaría que el juicio profesional es probable que se vea comprometido. Potencial: Una situación que puede convertirse en un conflicto de intereses real.

 

CP Iván Rodríguez –

Auditor y Consultor, Diplomado en Alta Gerencia de Seguros y Derecho de Seguros. Especialista en Dirección Financiera y Desarrollo Organizacional, Diplomado en Gerencia de la Calidad, Contador Público de la Pontificia Universidad Javeriana, con 20 años de experiencia en diversas empresas. Amplia experiencia en la elaboración y ejecución de auditorías y revisorías fiscales. Dirección y ejecución de asesorías, consultorías y capacitaciones. Colaborador de Auditool

Bogotá DC, Colombia