Por: Marco Bonilla. Colaborador de Auditool

Auditoría: “Acción consistente en auditar; es decir, estudiar y analizar toda la documentación relativa a una empresa, institución u organismo, para determinar si la información que ofrece la misma se corresponde con la situación real de su patrimonio, para determinar si sus sistemas de gestión y producción son los correctos para el funcionamiento de la misma y la consecución de sus objetivos.

Las auditorías se llevan a cabo por empresas independientes (auditora) y son una herramienta muy útil para saber que una entidad funciona correctamente; por ejemplo, la auditoría sirve para presentar resultados ante la administración tributaria o para suministrar información a los posibles accionistas y en los organismos e instituciones públicos, para garantizar la correcta aplicación de los fondos. Algunas auditorías están reglamentadas por ley, las empresas e instituciones han de someterse a ellas obligatoriamente, cada cierto tiempo. Pero los órganos de dirección de una empresa también pueden encargar a una auditora que estudie los planes, los objetivos, los sistemas de control y de producción, entre otros. La auditoría tiene como fin de identificar y corregir posibles ineficiencias o errores que se estén cometiendo (auditoría interna)”

A pesar de este claro y contundente concepto, en ciertas empresas públicas y privadas; los estados financieros y sus notas, los presupuestos y sus resultados, han presentado pruebas de visos grandes de irregularidades, debilidades e inconsistencias; que al contrastarlas con los informes de los organismos de control o frente al dictamen de la revisoría fiscal, no aparecen reflejadas. En este sentido, la auditoría no debe hacer parte de un simple formato o protocolo obligado en las estructuras, debe ser fruto de la obligatoriedad de su existencia dada por la norma, entendida como unidad que proporciona garantías y credibilidad de la gestión administrativa a sus clientes, socios, usuarios y comunidad.

Esta dura reflexión dilucida el porqué del alto volumen de corrupción y fraude que afrontan las empresas públicas y privadas. Es aquí, donde las auditorías son los entes llamados a denunciar sin reservas, tapujos o dobleces, con independencia y transparencia los resultados encontrados, desde el producto de un trabajo profesional auditado.

Veamos a través de un ejemplo, algunos casos que son evidentes y que usualmente no son observados por las auditorías:

Entre otros.

Para constatar mis apreciaciones sobre el tema, bastaría revisar con mayor rigor la formulación de las notas explicativas, parte integral de los estados financieros de las empresas; dada su presentación a nivel de detalle, y mayor información sobre cuentas y operaciones de la organización.

Sencillamente, creo que es un tema para reflexionar; en donde la corrupción, el fraude, la falta de compromiso y la ilegalidad como se están administrando las empresas públicas y privadas, siguen erróneamente perpetuándose sin la observancia de una auditoria profesional, considerada en la mayoría de los casos como un protocolo y no como una realidad.

Desde la auditoría, es mucho lo que se puede atenuar, simplemente con el cumplimiento de lo que significa “auditar”.

 

Marcbon/007  

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