Por: C.P. Mauricio Guillermo Díaz Villate – Bogotá, Colombia – mdiazvillate@auditool.org

 

Hoy en día la contabilidad tradicional sigue  clasificando  a los trabajadores en las cuentas de ganancias y pérdidas como un gasto y la maquinaria de producción se   presenta en el balance como una inversión. Existe la creencia capitalista que los principales impulsores de la prosperidad económica de una entidad son las máquinas  y el capital. Además,  se considera que el personal de la empresa es necesario pero es reemplazable, es decir, se puede cambiar sin más transcendencia.

 

Actualmente  muchos financieros   valorizan las empresas teniendo en cuenta únicamente el rubro de  activos tangibles- terrenos, edificios, maquinaria y equipo, etcétera- que determinan el valor en libros, sin incluir el capital intelectual, esto es, los conocimientos humanos, el saber, el hacer, las competencias del personal, las experiencias y tecnología,  que sumados al valor en libros determinan el valor de mercado.

 

El capital intelectual es el concepto más complejo de medir en economía y finanzas, ya que existen pocos indicadores de medición y gestión de los activos intangibles. Los recursos intangibles son fuentes que generan riqueza. La capacidad de medir y gestionar estos activos  es esencial para poder explicar favorablemente las técnicas de obtención de ventajas  competitivas en el mercado.

 

La  Norma Internacional de contabilidad 38 Activos intangibles  requiere que el capital intelectual como activo intangible se valore teniendo en cuenta que el activo proporcione beneficios económicos futuros y que su valor se pueda estimar en forma fácil. Por otro lado se debe analizar dos fases importantes:

 

1.-La fase de investigación en la cual no se reconocen activos intangibles surgidos de investigación o de la fase de investigación, en caso de proyecto interno, ya que se debe reconocer como gastos del periodo en el que se incurran

 

2.- La fase de desarrollo donde el activo surgido debe ser reconocido solo si la entidad puede demostrar su capacidad de utilizar o vender un activo intangible, demostrar que técnicamente se puede completar la producción del activo intangible de forma que pueda estar disponible para su utilización y su capacidad para evaluar de forma fiable, el gasto atribuible el activo intangible durante su desarrollo.

 

El costo de un activo generado internamente incluye todos los desembolsos de las actividades de crear, producir y preparar el activo para su uso, siempre que sea atribuido directamente o se distribuya en forma razonable.

 

A nivel de empresa el sistema contable de muchos países en vía de desarrollo reportan resultados de actuaciones históricas, dejando de lado el enfoque para la cuantificación y administración de los activos intangibles y generar una visión del potencial de ingresos para la entidad.

 

Muchas entidades  presumen  tener capital intelectual, una invención, marca o diseño industrial, pero esta no vale nada hasta tanto no aparezca el comprador que le dé su verdadero valor. La creación de capital intelectual se da en economías de alto nivel de investigación, desarrollo y de creatividad, donde este rubro marca la diferencia con la competencia y logra sostenibilidad y  progreso de la organización.

 

El capital intelectual debe ser adquirido o formado mediante procesos que impliquen erogaciones de efectivo. Los estimados no tienen fundamento legal en la contabilidad nacional e  internacional.

 

Del Autor: Mauricio Díaz, Contador Público Universidad Central, Especialista en Ciencias Tributarias Universidad Central, Experto en Contabilidad Internacional y Modelo Contable Internacional NIC – NIIF, curso finanzas para los negocios con aplicaciones en Excel, Universidad Nacional de Colombia;  con más de 20 años de experiencia en Revisoría Fiscal  y auditorías integrales, lograda  en entidades públicas, privadas y en firmas de auditoría nacionales e internacionales. Colaborador de www.auditool.org

 

Blog: http://mauriciodiazvillate.blogspot.com/