Por: Guillermo Casal. CFE, CISA, CIA, CCSA, CFSA, CGAP, CRMA. – Argentina
Colaborador de www.auditool.org
¿Por qué razón es importante establecer normas de comportamiento en la organización y hacerlas conocer de antemano? Pues porque mal se le puede exigir a una persona el cumplimiento de obligaciones que no se le han definido. La única excepción a este criterio es el cumplimiento de la ley, que se presume conocida por todos, justamente para evitar su desobediencia basada en razones de presunta ignorancia de la misma. Todo otro tipo de comportamiento esperable por la organización e incumplido por sus integrantes requerirá haber sido comunicado fehacientemente para ser aceptado en una corte judicial.
Una organización se maneja en base a una serie de criterios que determinan los comportamientos de sus integrantes:
– Misión, visión, valores
– Objetivos
– Presupuestos económicos
– Normas operativas
– Misión, visión y valores
La misión es la razón por la cual existe la organización. En organizaciones estatales, la misión está normalmente establecida en una Carta Orgánica o documento equivalente; promulgado por ley. En las empresas privadas, está definida por la más alta autoridad de la misma
La visión, documento más frecuente en las empresas privadas que en organizaciones públicas, es una declaración de cómo espera ser la organización en el largo plazo. Cómo se “ve”, de allí el nombre, “visión”
Por último, los valores refieren a las normas éticas o de conducta que la organización espera que sean seguidos por sus integrantes. Normalmente se documentan en un Código de Ética o Código de Conducta.
Importancia de la misión, visión y valores
Es importante que la organización establezca una jerarquía entre las normas que deben ser seguidas, de modo que los individuos sepan cómo actuar en caso de conflicto entre distintas normas. Y , desde luego, que la organización pueda luego reclamar a sus integrantes por no haber actuado conforme lo esperado y establecido por la organización. Normalmente, la jerarquía de normas organizacionales es la siguiente:
– Ley aplicable
– Valores de la organización (Código de Conducta)
– Declaraciones de alto nivel (misión y visión)
– Normas operativas (metas, presupuestos, procedimientos operativos)
Debe estar claramente establecido que el incumplir, por caso, la ley o el Código de Conducta de la organización para el logro de metas operativas es un incumplimiento grave
La cuestión de las normas “míticas” y las normas “prácticas”
Es sumamente frecuente que gran cantidad de normas no sean estrictamente cumplidas. Probablemente, el caso más claro de la medida en que esto sucede queda de manifiesto en conflictos sindicales en los cuales los empleados sindicalizados adoptan el trabajo “a reglamento”, y de ese modo perjudican sustancialmente la productividad de sus labores.
Es decir, hay una gran cantidad de normas que están escritas pero no se cumplen. Se las denomina “míticas”. Por caso, en muchas culturas el horario real de inicio de actividades tales como seminarios y congresos se ubica unos 15 a 30 minutos después de la hora de inicio “mítica”, que sirve de todas maneras para inferir la hora de inicio “práctica”
Pero los casos más graves son:
– Los de normas formales y comunicadas que son interpretadas por la organización como enteramente inaplicables y pasan a ser consideradas míticas, mientras que las autoridades empresariales las consideran en plena vigencia
– Y los de normas plenamente vigentes pero no escritas, establecidas por una autoridad formal pero no legitimada, al estilo de las organizaciones delictivas
Es importante que la organización disponga de mecanismos periódicos para detectar apartamientos entre normas míticas y normas prácticas, porque la consolidación de tales desvíos es la puerta que abre el paso a irregularidades y fraudes. En este sentido, es importante contar con un sólido servicio de auditoría, tanto interna como externa, y que ambos estén debidamente coordinados. También es importante que las revisiones sean lo más oportunas y cercanas posible a los hechos examinados.
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Del Autor: Guillermo Casal (CFE, CISA, CIA, CCSA, CFSA, CGAP, CRMA), cuenta con una amplia experiencia en el campo de la Auditoría Forense. Fue colaborador de Luis Moreno Ocampo, ex fiscal penal de la Corte internacional de la Haya, y Stephen Walker, ex agente especial del FBI. Colaborador de Auditool.org.