Por: Marco Bonilla. Colaborador de Auditool
Recojo apartes de mis escritos en el libro del ABC DE LA HACIENDA PUBLICA, referente constitucional y legal, “Es frecuente encontrar en época electoral a políticos habidos de conseguir votos, aprovecharse de las necesidades de los electores, en contra prestación de “una teja o un tamal” que en nada contribuyen a solucionar las necesidades básicas de la población y si por el contrario se pierde la posibilidad de reclamar y exigir del candidato, en caso de ser elegido, la inversión y gasto social de los recursos en los planes y programas que por Ley deben acometer con base y fundamente de su programa de gobierno.
Esta triste realidad ha hecho carrera, hasta tal punto que hoy es una cultura arraigada, que ha ocasionado nefastos resultados no solo en la calidad de vida de quienes hacemos parte de la comunidad si no también desaprovechamiento de recursos, muchos desviados por falta de control por parte de los beneficiarios primarios como es la población y otros por la inoperancia de los administradores en dar buena cuenta en términos de calidad y oportunidad, que solamente puede ser cambiada en la medida que la población entienda y conozca las responsabilidades y competencias de la Administración Pública, plasmadas en la Constitución Política y las Leyes.
Debemos entender entonces que, “la Constitución del 1991, con relación a su predecesora fue la DESCENTRALIZACIÓN DEL PODER POLÍTICO, que entre otros avances, consolidó la elección popular de Alcaldes, en los municipios y distritos y constituyó la elección popular de Gobernadores en los departamentos. A su vez, uno de los avances institucionales más importantes de los Planes de Desarrollo, en este sentido, es que permitieron la consolidación del VOTO PROGRAMÁTICO como principio electoral en el ámbito territorial. Esto es que se obliga a los gobernantes a convertir sus propuestas de campaña o programas de gobierno en Planes de Desarrollo, que son a su vez acuerdos en los municipios y distritos y ordenanzas en los departamentos, y por lo tanto de obligatorio cumplimiento”.
Ante tales circunstancias es claro que la ofrenda del gobernante de turno, no es la TEJA O EL TAMAL, si no el cumplimiento de las propuestas de su campaña que no son otras que los planes y programas en inversión social, monitoreado, supervisado y controlado precisamente por los propios electores quienes tiene que ver materializado sus anhelos y propósitos al elegir el gobernante indicado.
Pero esta triste realidad es más preocupante ante el desconocimiento o la falta de interés de quienes teniendo la capacidad de entenderlo no lo hacen o no les interesa, como son los administradores públicos y los profesionales de éste país, más preocupados por mejorar individualmente su calidad de vida y no la de su conglomerado.
Sabemos que pagamos toda clase de tributos (Impuestos, tasas y contribuciones) pero desconocemos su destinación y su aplicación; oímos que recibimos cuantiosos recursos por concepto de regalías (mucho menos de lo que yo pensaría deberíamos) por la explotación de recursos no renovables con alto impacto ambiental, y nunca nos preguntamos, ¿si vale la pena? y cual el costo en el futuro; entendemos que a la mayoría de los bienes le gravan el IVA, de los cuales muchos recursos se quedan en quienes lo retienen por el fenómeno de la evasión; tenemos claro las intencionalidades del sistema financiero, pero no mucho el aporte social que el mismo da como contraprestación a la comunidad; podemos considerar los El ABC de la Hacienda Pública, Referente Constitucional y Legal , impuestos a la gasolina, al tabaco, licores, predial, industria y comercio, avisos… lo que no tenemos muy claro es el uso de ellos, frente al retroceso en la calidad de servicios de nuestras vías, salud, educación, medio ambiente, etc.
Otras preguntas a hacernos sobre el manejo de la administración pública, es el perfil del recurso humano de muchos de ellos, en especial a nivel territorial (alcaldes), sin los requisitos mínimos en conocimientos y competencias para ostentar tan alta designación, y quienes no tienen ni idea de lo que es un presupuesto, la importancia de los estados financieros, la manera de elaborar un proyecto para darle viabilidad a la gestión propia del quehacer de la administración para aportar en las necesidades básicas insatisfechas de su población, más preocupados por las ferias y fiestas del municipio y al final con resultados nefastos en desviación de recursos y lo que es más triste, recursos sin utilizar, programas sin desarrollar, ante la incompetencia de éstos administradores, elegidos precisamente por el ofrecimiento de UNA TEJA Y UN TÁMAL en época de elecciones”.
Si conociéramos la pedagogía de la Constitución (artículo 41) no hubiera sido necesario las manifestaciones de éste fin de semana, que no solo agrava los problemas sin solución a corto plazo, si no que genera grandes pérdidas en recursos y bienes públicos por decir una de las muchas consecuencias de estos paros.
Reflexión, “quien no conoce no puede controlar”.
Marcbon/007
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