¿Por qué un conjunto de boxeadoras que se enfrentan en una competencia olímpica femenina, deben someterse a competir con personas transgénero cuya morfología y contextura masculina es evidente?
No hay derecho a que estas ideologías de género, que no atienden a otra cosa que a satisfacer las desviaciones particulares equivocadas de personas que no están satisfechas con su condición de hombre o mujer, además de comportarse contra natura, de manera disconforme con su sexo original, pretendan imponer su errada condición a unas mayorías de la sociedad toda, que sí han decidido cumplir, como corresponde, al proyecto de vida propio de su naturaleza.
El tema parece propio de una desviación mental del estado de tales transgéneros que se transmite, como una pandemia, a una sociedad donde algunos líderes influyentes pareciera que tuvieran la intención premeditada y perversa de arrasar con los valores y la cultura de las mayorías. Mayorías que quieren responder a su misión de personas racionales en medio de unas circunstancias que amenazan su estado original y su condición de hombres y mujeres consientes de aquellos principios fundamentales que constituyen su razón de ser como especie en este mundo.
Es hora de que esa mayoría consciente de nuestra sociedad, afectada por esta amenaza, reaccione y ponga en su lugar a quienes atentan contra nuestra especie, pretendiendo imponer su desgraciada y degradada condición, a todos los que, con razón, tienen el derecho inalienable y el deber de defenderse ante esta invasión de anti valores
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