Soy devoradora de libros, siempre lo he sido, y me leo más de 10 libros al tiempo. Termino la gran mayoría, pero soy de las que piensa que los libros no necesariamente hay que terminarlos. Leo de todo: novela (la buena y la barata), filosofía, historia y por supuesto los libros de desarrollo. Precisamente hoy que regreso después de una larga ausencia vuelvo para hablar de los últimos libros que me han encantado y que recomiendo. Llego esta vez para quedarme.
El triunfo de las ciudades: Cómo nuestra gran creación nos hace más ricos, más listos, más sostenibles, más sanos y más felices de Edward Glaeser,2011.
Este es un libro que lo puede entender cualquiera, sin necesidad de conocer el lenguaje técnico del desarrollo urbano. A través de historias de diferentes ciudades del mundo estructura su argumento de por qué las ciudades son la gran panacea y en este sentido propone y cuestiona políticas de todo tipo incluyendo inversión en educación, política urbana, industrial, entre otras.
Por supuesto Nueva York es uno de sus grandes ejemplos de lo que se debe hacer en muchos sentidos, aunque es muy crítico de cómo se ha subsidiado la dispersión de la ciudad, lo cual es menos ecológico (así disfrute de su hermoso jardín y oiga los pajaritos por la mañana), y nos aleja de las relaciones que nos pueden hacer más felices, más inteligentes y más ricos. Aquí tengo que confesar que no dimensiona suficientemente cómo la tecnología nos acerca sin tener que tener cercanía física y nos ayuda aún más a encontrar afinidades sin limitaciones espaciales. Lo otro es que yo crecí en el suburbio caleño…
Pensar rápido, pensar despacio de Daniel Kahneman, 2012.
Cuando era estudiante de economía, casi no supero que el Nobel de Economía se lo hubiera ganado un no-economista, en este caso un sicólogo. Justo cuando estábamos estudiando la racionalidad del consumidor, Kahneman da un vuelco total a la ciencia económica con su teoría de la prospectiva. Cuando me enteré que salió un nuevo libro suyo no dudé en comprarlo.
Plantea que utilizamos dos sistemas para pensar y que uno puede engañar al otro porque el analítico es perezoso y el intuitivo es rápido, lo que significa que en algunos casos debemos pensar despacio para que actúe el sistema analítico, y en otros rápido donde predomina el intuitivo. Presenta diversos estudios realizados por otros científicos y por él mismo, e incluso pone al lector a hacer los ejercicios directamente. Es muy gracioso caer en la trampa para entender cómo nos engañamos sin darnos cuenta con simples ejemplos. Dudé en leerme el libro completo pues pensé que tal vez en las primeras hojas todo estaría revelado, pero no es así: vale la pena leer el libro.
Eso sí, para mí no es de una sola sentada pues de todas maneras es algo técnico.
El Palacio de la luna y Diario de invierno de Paul Auster
Estos dos libros son novela, pero unas novelas maravillosas. El Palacio de la luna me cautivó con su historia un poco oscura de un joven literato habitante de Nueva York que se ve solo en el mundo y pierde el sentido de la vida. No pude esperar apenas salió el Diario de invierno hace dos meses. Me costó mucho trabajo leerlo al principio porque la narración es en segunda persona y uno se siente el protagonista. Este libro autobiográfico se convierte en una historia directa y honesta.
Mi siguiente libro de Auster ya lo tengo en mi mesa de noche: Trilogía de Nueva York.
La Luz Difícil de Tomás González, 2011.
También es una novela, colombiana y de la buena. Porque desde que tengo Kindle leo libros electrónicos pero de todas maneras tengo que ir a la librería por un buen libro de un escritor colombiano ojalá o Iberoamericano en todo caso.
Esta es una historia desgarradora, pero la forma como se cuenta es tan especial que es simplemente la historia de una vida donde no hay juicios de valor sino lo que es. Es cercana, cálida y se lee en medio día. Maravillosamente escrita, «no le sobra ni le falta una palabra» me dijeron cuando me lo recomendaron.