Hace un tiempo estaba consultando los indicadores de solicitudes de patentes (indicador clave para medir la innovación en un país) en Colombia y Latinoamérica, para una clase en la Universidad Externado. El último dato actualizado registra 422 solicitudes de patentes en Colombia, 1.305 en México, 438 en Chile y 137 en Perú, para mencionar algunos. Si los comparamos con algunos países que hace 50 o 60 años tenían un nivel similar a nuestra región, vemos que Corea del sur pasó de registrar menos de mil solicitudes en los 70’s a 171.603 en 2019, o India que pasó de 982 en 1985 a 19.454 en 2019.

Aunque cosas interesantes están pasando en nuestro país, falta mucho para considerarnos un país innovador. Aquí quiero compartir algunas ideas generales que ilustran lo que considero que nos falta para tener una cultura más creativa y orientada a la investigación.

En primer lugar, nuestra sociedad venera a los personajes equivocados. Cuando escuchamos a nuestros hijos decir “quiero ser el próximo Steve Jobs o Bill Gates”?. Nunca. Pero sí sucede con otro tipo de personajes que no representan una cultura innovadora y creativa.

Necesitamos construir una cultura de reverencia a los talentosos y no a los ricos. Porque son ellos los valientes, los aventureros que miran al mundo con una óptica diferente, que abrazan la cultura del fracaso cómo parte de su proceso creativo, con mente abierta y diversa, y que empujan nuestra sociedad hacia nuevos horizontes más prósperos.

Según el Banco mundial, nuestro país tiene leyes que no toleran el fracaso y que condenan a los empresarios que fracasan a cerrar o reestructurar y a muchos años de ostracismo y ruina económica.

Es en un entorno con una prominente diversidad cultural donde florece el arte, los avances tecnológicos, y donde la creatividad se puede transformar en innovación. Así ha sido históricamente en el mundo. Fueron en ciudades con apertura mental, diversidad racial, y venerancia al talento y no al dinero, cómo Atenas, Florencia, París, Viena o New York, donde muchos lograron construir creaciones que cambiaron el mundo.

Por otro lado, la tolerancia al fracaso en nuestro país es casi nula. Según el Banco mundial, nuestro país tiene leyes que no toleran el fracaso y que condenan a los empresarios que fracasan a cerrar o reestructurar y a muchos años de ostracismo y ruina económica.

¿Cómo ser innovadores si no aceptamos el fracaso cómo parte del proceso? Las multas de la SIC para las pymes son absurdas, y ni hablar de los bancos que exigen a un emprendedor para abrir una simple cuenta de ahorros, que su razón social tenga mínimo 3 años de existencia, balances con normas internacionales y otros requisitos, todo esto en medio de una revolución digital. Es totalmente absurdo. Y ni hablemos de un crédito, así sea blando. Para la mayoría es una quimera. ¿Qué exigen los bancos en Israel, Corea del Sur, Singapur o Estados Unidos?. Mejor no lo menciono para que no nos de una migraña.

Todo esto sucede en una época donde ya vemos a indígenas en latinoamérica con iPhones, y ellos tienen acceso a más conocimiento que cualquiera de nuestros presidentes de hace 30 o 40 años.

A todo esto le sumamos los famosos parques científicos y tecnológicos, que debían ser ese foco de desarrollo innovador, pero que se han convertido en proyectos inmobiliarios y no en centros de investigación y transferencia de conocimiento entre empresas, universidades y el gobierno.

No podemos cambiar estas normativas gubernamentales y privadas, pero sí podemos cultivar una cultura orientada a la creación e innovación en nuestras empresas. Y en especial, tolerante con el fracaso.

Nuestros equipos de trabajo deben ser capaces de resolver problemas, saber explorar caminos, dominar la tecnología cómo recurso facilitador, y gestionar el riesgo de sus acciones.

Les dejo esta reflexión: mientras las principales librerías están cerrando, en Silicon Valley proliferan las tiendas de libros físicos. Generalmente están congestionadas de gente. Y mientras tanto cómo está el hábito de lectura en nuestro país?, bastante regular. ¿Qué tan frecuente vemos personas leyendo en nuestros parques? o a nuestros equipos de trabajo debatiendo algún libro empresarial?.

La invitación que te quiero hacer es que construyamos una cultura más abierta, más diversa y orientada a la creación, que sea tolerante con el fracaso. Aún sueño que nuestros hijos lleguen en algún momento a decirnos: “Quién era Steve Jobs y porque fue tan buen innovador?”.

Espero que te sea útil estas reflexiones sobre la innovación, que tanto tiene que ver con el mundo del Emprendimiento. Nos vemos en el próximo artículo, donde seguiremos hablando sobre marketing digital, e-commerce y emprendimiento. Cómo siempre todas las opiniones son bienvenidas.

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