Hace varias entradas que no contábamos con un invitado en Cultivando al Ser, y qué bueno retomar esa costumbre con este texto de Mauricio Rodríguez sobre la importancia de que agricultura y apicultura trabajen en llave. Invitados a leer.

Por Mauricio Rodríguez, Ph.D.*
Al contrario de lo que algunos quieren hacernos creer, la coexistencia positiva entre la agricultura y la apicultura cada día se fortalece más en América Latina. Desde hace casi 10 años hemos escuchado noticias sobre la presunta “desaparición de las abejas en los próximos tres años”, producto de campañas que desinforman y confunden la población de que la agricultura moderna va en contravía con la apicultura.

Lo cierto es que la agricultura y la apicultura han venido fortaleciendo su sinergia en América Latina, y según datos de la FAO, las poblaciones de abejas han aumentado hasta en un 86 % y a nivel global en un 45% en el último medio siglo. Aunque los fenómenos de pérdidas masivas de colmenas no son inusuales, el consenso de los científicos expertos en el tema, es que en su mayoría se debe a infestaciones por ácaros, virus y múltiples enfermedades, además por sobreexplotación y malas prácticas, como uso inadecuado de productos para la protección de cultivos.

Entonces, ¿por qué contraponer a la apicultura y la agricultura? Esta pregunta puede tener muchas explicaciones relacionadas con ideologías de grupos de interés, la mayoría impulsados por intereses económicos y políticos. Afortunadamente el tiempo y la evidencia nos demuestran una realidad distinta.

Desde hace algunos años las noticias afirman que ciertos plaguicidas de amplia utilización en la agricultura son causantes de las pérdidas masivas de abejas en el hemisferio norte. Esto es falso. Lo cierto es que, las principales agencias científicas europeas han concluido que la estimación del riesgo de afectación contra estos insectos en el campo es baja cuando se utilizan los insecticidas de manera correcta. Además, concluyen que no existen alternativas viables ni sostenibles para reemplazar a estas sustancias. Según la FAO (ver ilustración 2), desde mediados de los 90, las colonias de abejas han aumentado globalmente.

En América Latina, países como Argentina, tercer mayor productor y exportador de miel natural a nivel mundial y en donde se utilizan extensivamente los insecticidas, la producción de miel y el número de colmenas de abejas ha crecido desde 1996 un 277%, según datos del Instituto Interamericano para Cooperación en Agricultura.

Así las cosas, es importante que el público y las autoridades de América Latina consideren las restricciones en Europa como propias por su estacionalidad y demás características particulares de esa región, las cuales se apartan diametralmente de la realidad de América Latina donde las condiciones climáticas y ambientales son diferentes.

La presencia y prevalencia de gran cantidad de insectos plaga que amenazan la agricultura de nuestra región, han hecho necesario recurrir a la protección de cultivos para asegurar la producción. La buena noticia es que nuestra apicultura debe estar cada día mejor y en sincronía con la producción agrícola.

*Director de Asuntos Científicos Crop Life Latin America. Bacteriólogo de la Pontificia Universidad Javeriana de Colombia, Ph.D. en Bioquímica de la Universidad de Texas A&M. Realizó la investigación postdoctoral en Biología Sintética y Computacional en el Laboratorio de Investigación de la Fuerza Aérea de los EEUU.
Twitter: @mauricio_r_2