“El mundo está lleno de sufrimiento, pero también de superación”.
Helen Keller.
Si la estadounidense Helen Keller —fue la primera persona sordociega en obtener un título universitario, además de ser escritora, oradora y activista política— habló de superación con su ejemplo, nos corresponde creer en el poder que tenemos las personas para alcanzar lo que nos proponemos.
Al celebrar el Día Internacional de las Mujeres nos enfocamos en lo que al año 2030 debemos lograr según los Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas. Por un lado, debemos reducir la pobreza en 50 % de las mujeres rurales en todas sus dimensiones y, por el otro, asegurar su acceso a la formación técnica, profesional y superior.
Lograr equidad eliminando la discriminación a las mujeres rurales —que hoy es muy marcada— se podría traducir en incrementos de la productividad de los cultivos de entre 20 y 30 % (según el Banco Mundial); y si ellas representan en promedio el 43 % de la fuerza agrícola del mundo según la FAO, no habría duda en trabajar por y con las agricultoras y apicultoras de Colombia. De hecho, el IICA con sus cálculos indica que las mujeres rurales producen el 45% de los alimentos que llevamos a nuestros hogares.
Gracias a la interacción de Procultivos ANDI con las agricultoras y apicultoras del país, damos fe de lo que significa su rol en mejorar los resultados de sus cultivos en productividad y calidad, sin restar el gran amor y la total entrega por su hogar y sus comunidades, pues son casi 8.000 mujeres atendidas con los programas de la cámara a lo largo y ancho de Colombia.
Sin desconocer los avances, es imperativo reconocer que falta mucho por hacer por las agricultoras y apicultoras del país, especialmente en su desarrollo humano, en lo productivo, y en lo empresarial, pues han sido ellas mismas las que con su generosidad le han permitido a Procultivos ANDI entrar a sus hogares para conocer de primera mano algunas de sus necesidades fundamentales, como:
- Acceso financiero con paquetes acordes a sus proyectos productivos.
- Formación empresarial, a la luz de las bondades de la economía solidaria.
- Formación productiva en buenas prácticas agrícolas y manufactureras.
- Asesoramiento en emprendimientos.
- Formación en manejo de las tecnologías.
- Seguridad jurídica frente a la propiedad.
Una mujer rural tiene el poder de transformar su entorno, por eso vale la pena continuar con el trabajo con y por ellas, porque la superación desde su interior es y será contundente para la agricultura y apicultura que deseamos.
Nos vemos pronto.