“Dar ejemplo no es la principal manera de influir sobre los demás, es la única manera”.
Albert Einstein.
La despedida definitiva de un ser que dejó huella por lo que hizo agita el alma de quienes tuvimos la fortuna de compartir su existir. En Cultivando al Ser queremos rendir, con estas palabras, un pequeño homenaje a Alberto Echavarría Saldarriaga, quien durante más de 30 años trabajó en la ANDI, y quien tristemente falleció la semana pasada.
El sector agroempresarial también perdió con su prematura partida, pues desde que se creó la Cámara Procultivos de la ANDI —hace 33 años— Alberto Echavarría Saldarriaga con su constante compromiso apoyó no solo el proceso de consolidar la industria de los insumos para la protección y nutrición de cultivos en Colombia, sino también siempre trabajó por los avances en materia laboral, salud ocupacional y bienestar de los trabajadores para que se materializarán en los productores del campo.
Cuando Alberto llegaba de sus participaciones en los escenarios internacionales de la OIT compartía con Procultivos los objetivos y tendencias mundiales para mejorar el bienestar de los trabajadores del campo. También retroalimentaba con gran pasión la estructuración y ejecución de los programas al servicio de los agricultores.
Siempre recordaré su don conciliador que incluso ante las diferentes perturbaciones emocionales crónicas que ha vivido el país, él irrumpía con su fuerza motora para superar o reparar las situaciones, con frases reflexivas como “no nos podemos cansar” o “hagamos siempre lo mejor a nuestro alcance, que solo el tiempo lo evidenciará y lo recompensará”.
Un profesional y ser humano que evitó a toda costa que su éxito profesional engendrará arrogancia en su existir. Demostró con su ejemplo que el optimismo y la esperanza son curativos y que si la persona domina sus emociones puede avanzar con los cambios que edifican, dignifican, honran y enaltecen.
Alberto siempre huía del costo de las emociones desbocadas, porque su prudencia lo hacía muy analítico y decía que cada reto pedía un nosotros diferente.
Realmente es una dolorosa partida y pérdida. Alberto, ¡siempre estarás en el corazón de todos, por tu profunda y original huella! Buen viaje ejemplar amigo.
Un abrazo.