Su blog Cultivando al Ser entrevistó a Fernando Crespo, un empresario y trabajador del agro ecuatoriano, quien convencido de la riqueza con la cual el campo agrícola compensa a sus productores le apostó al cacao, cultivo que también aparece en nuestra apuesta colombiana, porque debemos diversificar la canasta agrícola.
María Helena Latorre. Bienvenido Fernando, siempre es inspirador escuchar su testimonio el cual conozco años atrás, siendo conferencista de nuestro Foro Procultivos 2015. Se trata de su apuesta por el campo ecuatoriano en el cacao, cuando aún no era posible y hoy es un rubro importante en las exportaciones. Cuéntenos por favor ese arranque.
Fernando Crespo. Gracias por la invitación. El arranque fue una decisión, me refiero a interrumpir la queja y búsqueda de culpables como pagos injustos, falta de ayudas, carencia de vías, entre otros. Así que cambiamos de actitud porque definitivamente lo imposible es lo que no se intenta y la apuesta fue ser agentes de transformación para el cacao.
MHL. Interesante porque verificamos que el cambio de actitud es la clave. ¿Qué ocurrió luego para lograr el cacao de calidad fino de aroma, que cautivó a Europa?
FC: Iniciamos un grupo pequeño de productores, decidimos cambiar el manejo agronómico del cultivo, tuvimos transferencia de tecnología, unificamos el protocolo de pos cosecha para obtener la misma calidad, hasta que logramos el cacao para cada cliente; nos sometimos al proceso de nuestro propio cambio. El resultado fue producir más de dos toneladas por hectárea al año, después de haber empezamos en 400 kilos al año, lo cual fue muy motivante desde lo humano.
Nos lanzamos a contactar compradores europeos y americanos. Nuestro premio a la perseverancia y esfuerzo fue que se llevaron todo nuestro cacao. En ese momento el precio por cada tonelada era de US$2.000, pero a nosotros nos pagaron ese valor, más los premios de US$1.500 por tonelada y, en algunos nichos, logramos mejores precios por los perfiles de sabores especiales; recibimos hasta casi US$ 5.000 por tonelada.
MHL. Aprocafa (Asociación de Productores de Cacao Fino y Aroma) es la organización que surgió para unir a los productores en una empresa, generar escalas y músculo financiero para el desarrollo sostenible del negocio. ¿Cuál es su recomendación para este tipo de organizaciones?
FC: Como comenté empezamos pocos, hoy somos 38 productores con casi 10.000 hectáreas. La inspiración: convencernos que los chocolateros famosos del mundo tienen una maravillosa chocolatoría, sin embargo, no tienen el cacao, así que nos corresponde suministrarlo. Organizados empresarialmente y unidos, supliremos esa necesidad.
Hemos tenido batallas, obstáculos, afectaciones por precio del cacao, el secreto para superar lo que ocurra ha sido la unión, todo lo hace Aprocafa que tiene el musculo financiero y gente dedicada para negociar las compras y las ventas.
MHL: Colombia también se puede sumar a esa inspiración. Los chocolateros mundiales necesitan el cacao. Como emprendedor y líder del cacao, ahora asesor de varios países, ¿qué aconseja a nuestros cacaoteros?
FC: Soñar, querer y creer para emprender. Colombia también tiene una riqueza de suelos y unas condiciones climáticas fabulosas para lograr el cacao fino y de aroma que buscan muchos consumidores del mundo, dispuestos a pagarlo muy bien. Es más, en la actualidad estoy asesorando un proyecto en Santander y me asombra el potencial que tiene.
La apuesta debe ser integral para nuestros países, no sólo con el cacao para los chocolateros de fina chocolatería, sino también en otros derivados con mercados interesantes, por ejemplo, manteca, polvo, licor, destilado de alcohol… En fin, mucho pero mucho para hacer con el cacao.
MHL: Gracias Fernando, definitivamente lo imposible es lo que no se intenta y Colombia tiene una oportunidad de oro con su cacao.
Amigos gracias y recuerden que soñar, querer y creer para emprender los cambios para el cacao colombiano: el mundo nos está esperando.
Un abrazo.