La transformación digital hacia Smart Cities (Ciudades Inteligentes) es uno de los principales retos del mundo hoy, pues a 2050 la ONU estima que el 70% de la población mundial (más de 6.000 millones) vivirá en ciudades. Si se cumple con esa estimación, es necesario que desde ahora se genere la infraestructura tecnológica que brinde soporte a los desarrollos que mejorarán y facilitarán la calidad de vida de las personas.

Para lograr apoyar a toda esa población en las urbes en aspectos económicos, sociales y medioambientales, es necesario que los gobiernos implementen las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) y otros medios en la  toma de decisiones con el fin de hacer eficientes sus operaciones, prestar servicios y mejorar la competitividad.

Según Peter Sany, director ejecutivo de TM Forum, “una Smart City es un lugar donde la tecnología cobra vida”, es decir que las Ciudades Inteligentes no solo usan esta herramienta para dar a conocer sus actividades, sino que implementan estos medios para conectar a los ciudadanos y empresas con la ciudad.

El correcto uso de estos instrumentos facilita la eliminación de vacíos de información y reduce el impacto negativo del espacio a través de la distribución correcta y óptima de  los recursos, señala el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).

En el caso de Colombia, el país le está apostando a su transformación digital y en este camino ha logrado, por ejemplo, que los ministerios públicos mantengan a la ciudadanía informada sobre la gestión de proyectos y su estado a través de la Ley 1712 del 6 de marzo de 2014 que obliga a estos organismos a ser transparentes y brindar a la ciudadanía el acceso a la información pública nacional.

Otro ejemplo es el la creación del Centro de Gestión de Tráfico, una plataforma que monitorea los movimientos viales en Bogotá por medio de cámaras, semáforos y ciclorrutas para generar alternativas y mejorar el tránsito. La finalidad de este medio también es “disminuir tiempos de respuesta en los incidentes de movilidad o eventualidades que se presentan”, señala un informe de la Universidad Nacional de Colombia.

Entre Bogotá y Medellín, se dan varias muestras de la articulación de  las recomendaciones del BID en cuanto a la implementación de la tecnología al servicio del medio ambiente en aspectos como: medidores de la calidad del aire, sensores de ruido contra contaminación sonora, control de la calidad del agua potable, y otros usos.

Los anteriores son solo algunos ejemplos de la transformación digital que vive el país, aunque aún falta hacer esfuerzos en este sentido. Por ello los pasos hacia un Smart Government (Gobierno Inteligente) que indica la Universidad de Alicante pueden servir como un lineamiento para el futuro:

¿Qué ejemplos de Smart Cities hay en el mundo?

Nueva York es un gran ejemplo de Ciudad Inteligente puesto que, entre los varios usos que le da a la tecnología como el manejo de basuras o el monitoreo de calidad del aire, también le ha apostado a la conservación de la energía por medio de la actualizaciones de iluminación del programa Conservación y Eficiencia Acelerada (ACE, por sus siglas en inglés).

Hasta el momento, el programa que inició en 2013 ha logrado que se ahorren más de US$800.000 por año, al mismo tiempo en que se previenen más de 900 toneladas de emisiones de gases de efecto invernadero.

Por su parte, Tokio tiene un sistema de defensa civil que se apoya en la tecnología con el objetivo de evitar y minimizar el impacto de los desastres que ocurren con frecuencia en la isla. Además de contar con 4.000 puntos de control equipados con sismógrafos para prever movimientos telúricos y alertar con eficacia a la población, tiene una agencia encargada de la gestión de desastres naturales que se apoya en sistemas de comunicación; control de tráfico, de las redes inteligentes de energía, gas y agua; y búnkeres de supervivencia equipados con elementos de supervivencia para facilitar las labores de los agentes especializados durante las 72 horas después del suceso.

El interés en desarrollar mejores formas de conectar personas con sus entornos viene acompañado de esfuerzos por mantener la seguridad de las personas y es por ello que se debe hacer un énfasis especial en lograr la integración de soluciones sólidas de autenticación y administración de las identidades en el ecosistema digital para que los datos recopilados durante el uso de la tecnología en las Smart Cities solo se compartan con las partes autorizadas. Estas medidas también protegen a los sistemas de backend de intrusiones y piratería, explica Gemalto en un informe.

A su vez, en el camino a la transformación de cualquier en ciudad  en Inteligente vale la pena que se desarrollen leyes  como la de Mejora de la Seguridad Cibernética del Internet de las Cosas en Estados Unidos que busca ayudar a establecer los requisitos mínimos de seguridad para los dispositivos conectados.

No obstante, todos los esfuerzos que se realicen entorno a generar un ambiente de transformación digital no serán exitosos sin la vinculación de la población a través de capacitaciones y del acceso a estas herramientas. Es por ello que la frase de Luis Alberto Moreno, expresidente del BID, es muy importante en este sentido porque, según él: “no es suficiente con tener ciudades inteligentes. También hace falta tener ciudadanos inteligentes”.

De unirse los esfuerzos desde los gobiernos para crear Smart Cities con la de los ciudadanos, el objetivo de lograr la comodidad y satisfacción frente al entorno en las urbes será un éxito, además de una realidad.