Los “Dim Sum” son bonos denominados en yuanes, emitidos y negociados por entidades con sede en Hong Kong. Dados los controles de capital que existen en la China, estos bonos son una de las pocas opciones disponibles para los extranjeros que deseen invertir en esa moneda.
A partir de 2011 se lanzaron en los Estados Unidos tres fondos que permiten tener acceso a ese mercado. El de mayor rendimiento en el transcurso de este año, y el que a la vez ha captado los mayores recursos, es el “DSUM”, perteneciente a la firma “PowerShares”. Fue creado en septiembre de ese año y maneja activos por quince millones de dólares, cifra muy baja dentro del universo de instrumentos que ofrece el mercado norteamericano. Sus gastos de operación son 0.45% y ese rendimiento hasta la fecha ha sido del orden de 4%.
Invierte de acuerdo con el índice “Citigroup Dim Sum Bond”, que incluye diversos instrumentos de deuda emitidos tanto por entidades privadas como públicas. De acuerdo con el último prospecto, el fondo actualmente está invertido en 67 bonos, cuyo vencimiento debe ser superior a un año y su capitalización superior a mil millones de yuanes. El índice, recompuesto mensualmente, puede incluir bonos de todas las calificaciones, con los riesgos adicionales que ello implica.
Es llamativo que estos fondos no hayan recibido mayores flujos de dinero. Pero en realidad esta clase de activos no tiene más de dos años de antigüedad y su mercado, comparado con el de otros países, es relativamente pequeño. Un dilema para quienes buscan beneficiarse de una eventual revaluación del yuan es que el gobierno chino busca, por una parte, internacionalizar su moneda; pero por otra, interviene regularmente el mercado. Y un factor de riesgo adicional es que la mayoría de emisores son bancos, los cuales en su momento disfrutaron de importantes estímulos por parte del gobierno. Los problemas que enfrentan Europa, y la misma China, tampoco vienen siendo muy favorables para el desarrollo de este instrumento.