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Cómo la fiebre por la marihuana iba descarrilando al ETF

hadler@stanfordalumni.org

Al igual que todas las demás acciones, las de los ETFs se negocian a lo largo del día, y sus precios fluctúan de acuerdo con la ley de la demanda y oferta.

Como consecuencia, suele ocurrir que su precio de mercado se aleje del valor correspondiente al de las acciones que conforman el índice.

Cuando se navega en mercados calmados, estos instrumentos disponen de mecanismos propios para que esos dos valores se mantengan cercanos. Pero en circunstancias especiales, esos precios se pueden alejar más de la cuenta, manifestándose en primas o descuentos que pueden resultar relevantes.

Sucedió el pasado 20 de septiembre, en medio de la fiebre por adquirir las acciones del fondo “MJ,” especializado en marihuana, cuando sus acciones cerraron 41 centavos por encima del valor de las acciones subyacentes. Y muchos de esos compradores vieron cómo se esfumaba esa prima al día siguiente, cuando se redujo a solo 14 centavos.

La clave para que los ETFs se caractericen por la “transparencia” de sus precios radica en la forma como crean y redimen sus paquetes de acciones, de la mano de algunas instituciones financieras con alto poder de compra, algunos grandes bancos entre ellas. Su rol oficial es de “Participantes Autorizados.”

Cuando una firma emisora de ETFs necesita adquirir las acciones de las empresas subyacentes al índice, ya sea por tratarse de un nuevo fondo, o por una mayor demanda de alguno ya funcionando, recurre a uno, o varios de ellos, quienes son los encargados de comprarlas en el mercado.

Como forma de pago, esta firma entrega al “PA” un monto equivalente de acciones del fondo, calculadas a su valor neto. Este bloque de acciones, generalmente de 50.000 unidades, y conocido como “unidad de creación,” queda como inventario del “PA” para su venta al público.

Si el objetivo es retirar de circulación acciones del fondo, el “PA” las adquiere en el mercado, hasta completar una unidad de creación, y recibe a cambio el monto equivalente en acciones de las empresas correspondientes.

No se generan comisiones, ni obligaciones, para ninguna de las partes. Y como en estas operaciones el fondo no se ve involucrado en la compra o venta de acciones, logra importantes ahorros en los rubros de costos e impuestos, los cuales básicamente solo se incrementan cuando se modifica la composición del índice.

En la página del “Investment Company Institute” se encuentra detallado el proceso:

Cuando las acciones de un ETF se están negociando por encima del valor de las acciones subyacentes, la función del «PA» consiste en aumentar su oferta, buscando que bajen sus precios. En efecto, tan pronto el valor de las acciones del fondo se trepa, algún “PA” interviene, adquiriendo un bloque de las acciones relativamente baratas de las empresas en el índice, y vendiendo (en corto) las relativamente caras del fondo. Al final del día, el «PA» entrega al fondo las primeras acciones, y recibe a cambio acciones del ETF que utiliza para cubrir sus obligaciones.

Cuando las acciones de un ETF se están negociando a un precio inferior que el de las acciones subyacentes, la función del PA consiste en disminuir su oferta, buscando que suban sus precios. Procede entonces a comprar las 50.000 unidades de las primeras en el mercado secundario, donde están relativamente baratas, y a vender (en corto) las segundas. Al final de la jornada, devuelve a la empresa esas 50.000 acciones, y recibe en forma de pago las acciones subyacentes, con las cuales cubre su obligación.

Existe una medida, conocida como “iNAV,” que refleja el valor neto de las acciones que componen un ETF. La empresa emisora debe reportarlo cada 15 segundos.

Pero debido el trabajo adicional que les genera, se está considerando la posibilidad de hacerlo solamente al cierre. En el caso de los bonos, por ejemplo, los fondos alegan que estos no son suficientemente líquidos para poder difundirlos con esa frecuencia. Y en el caso de las acciones internacionales, porque sencillamente las horas de operación no son coincidentes.

Harry Adler

Ingeniero Industrial de la Universidad de los Andes, MBA de la Universidad de Stanford. Empresario independiente como socio y gerente general de las firmas comercializadoras "Socodi" y "Argenti." durante 25 años. Asesor en inversiones internacionales, columnista sobre temas financieros, conferencista hadler@stanfordalumni.org

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