El fondo “AGG” invierte de acuerdo con el índice “Barclays Aggregate Bond”, una muestra representativa del mercado norteamericano de bonos con grado de inversión.
Su retorno total en lo corrido del año ha sido de menos 1.1%. El problema que enfrenta en estos momentos es el bajo rendimiento anual, de solo 2%, que vienen produciendo los bonos que lo componen. Es un colchón de seguridad muy precario ante las eventuales caídas de los precios que en un momento u otro sufrirán esos bonos (cuando los intereses suben, los precios bajan).
No resulta extraño entonces el enorme flujo de recursos que se ha volcado hacia activos con mayor rendimiento, y, en consecuencia, con mayores niveles de riesgo. Los bonos de “alto rendimiento”, (mal llamados “chatarra”, gracias a las travesuras de Iván Boesky y Michael Milken en los años ochenta), son los que más se han beneficiado en cuanto a captación de recursos.
El fondo “HYG” invierte de acuerdo con el índice “Markit iBoxx USD Liquid High Yield” y su portafolio comprende alrededor de 800 bonos con calificación 'BB' o menos por parte de “Standard & Poor's”. Maneja activos cercanos a $15.000 millones de dólares, su costo de administración es de 0.5% y ofrece actualmente un rendimiento efectivo de 4.4%. Su retorno total en lo corrido del año había sido de 1.63% hasta el viernes 31 de mayo.
Vale la pena recordar que entre 2009 y 2012 ese fondo obtuvo rentabilidades de 28%, 12%, 7% y 12% respectivamente. (Durante el período comprendido entre mediados de 2007 hasta diciembre de 2008, y a raíz de la crisis de crédito, los fondos dentro de esta categoría perdieron 29% en promedio).
A la luz de esos resultados, se generó una alta demanda por este tipo de productos, con el consecuente aumento en los precios (y la caída de sus rendimientos). Según se informó ampliamente en la prensa, el rendimiento del índice más popular de este sector, el “Barclays US Corporate High Yield”, cayó recientemente por debajo de 5%, hecho que no se presentaba desde 1987. Ese rendimiento alcanzó a llegar a 23% en diciembre de 2008, al final de la crisis.
Aunque en términos absolutos, y de acuerdo con David Wilson de “Bloomberg”, ese 5% puede lucir muy bajo, se mantiene aún por encima de 4% con respecto al de los bonos del Tesoro (con una diferencia histórica de 6%, y aún por encima del 2.3% que mostraba en mayo de 2007). Esa diferencia bordeaba el 19% al terminar el 2008.
Importante tener en cuenta que los fondos de bonos de alto rendimiento tienen una mayor correlación con las acciones que con los fondos tradicionales de renta fija. En la última década, su correlación resultó negativa con estos últimos, y de +0.7 con el índice de acciones S&P 500. Se desprende que ante una caída en el mercado de acciones, estos fondos no ofrecen el mismo nivel de protección que la generalidad de los fondos de bonos.
El principal enemigo de estos bonos es el incumplimiento por parte de los emisores. No es un factor demasiado apremiante en este momento, dada la buena situación de las empresas en los Estados Unidos. Por una parte se ha reportado que la tasa de incumplimiento no supera el 2.5%, y por otra, que para aquellos que incumplen, la tasa de recuperación está por encima de los promedios históricos.
Si lo que se busca es un mayor rendimiento, y una menor exposición al riesgo de cambio en las tasas de interés, hace sentido diversificar un portafolio mediante fondos especializados en instrumentos de renta fija con baja calificación de crédito. Pero obviamente en estos momentos las condiciones ya no son tan favorables en cuanto a rendimiento y potencial de valorización como lo fueron a principios de 2009, el año ideal para haber asumido con fuerza el riesgo de crédito.