Una forma de optimizar sus posibilidades de lograr un buen retiro

¿No sabe, o no dispone del tiempo, para mantener una adecuada diversificación a nivel global?

¿Ha hecho cálculos sobre el efecto nocivo de los costos altos en la intermediación financiera?
¿Ha comprobado que muy pocas veces los cambios “tácticos” que efectúa en su portafolio se comportan como lo había planeado?
¿Le gustaría contar con una información detallada, día a día, sobre su inversión?
Si este es su caso, una solución es adoptar las siguientes simples medidas:
• Apenas comience su vida laboral, disciplínese a acumular anualmente acciones en el fondo AOA, con el fin de maximizar las oportunidades de crecimiento (invierte alrededor de 85% en renta variable, con una volatilidad de 19%, de acuerdo con Morningstar).
• Alrededor de los cuarenta años, y de acuerdo con la experiencia que ya ha adquirió, elabore un plan para pasar los ahorros al fondo AOR (57% en renta variable y volatilidad de 13%). Obviamente siga aportando
• Entre los cincuenta y sesenta, proceda de la misma manera, pero ahora con el fondo AOM (35% en renta variable, volatilidad de 9%).
• Cerca de la edad de retiro, y cuando lo considere oportuno (ya llevará unos 30 años en el mercado), traslade el fruto de su esfuerzo al fondo AOK (20% en renta variable, con una volatilidad de 6%). El énfasis ahora es preservar el capital, asegurar una renta por muchos años y eliminar todo trazo de volatilidad excesiva, sin sacrificar del todo la renta variable (con el fin de no perder poder adquisitivo). De ahí en adelante, y hasta donde pueda, trate de no retirar más de 4% o 5% al año.
Estos fondos se van a encargar de todo el trabajo, por un costo anual muy razonable de 0.33%. Todos los estudios, toda la experiencia acumulada, apuntan a que la clave para el éxito de un plan de retiro consiste en invertir mediante portafolios adecuadamente diversificados, y a través de instrumentos de muy bajo costo. Y no va estar solo. De acuerdo con las últimas cifras de Lipper, este año los fondos balanceados de este tipo han incrementado sus activos en siete mil millones de dólares, en contravía con lo sucedido el año pasado.
La idea, implementada en los Estados Unidos a partir de 1996, fue la que adoptaron los fondos generacionales en nuestro país. Entre las ventajas de estos cuatro fondos, respaldados por la marca iShares, sobresalen sus costos muy bajos, una diversificación mucho más amplia, y rebalanceos anuales con criterios muy claros, gracias a todo el bagaje de la firma que los ofrece.
Invierten de acuerdo con el conjunto de índices “S&P Target Risk Index Series”, compuesto por cuatro sub-índices con diferente exposición a la renta fija y variable, según el nivel de riesgo que el ahorrador esté dispuesto a asumir.
Según sus prospectos, la composición anual de cada fondo se efectúa mediante un proceso que tiene en cuenta las oportunidades de inversión en cada clase de activos, complementado por una gran encuesta entre las empresas que ofrecen  este tipo de productos.  Cuentan con un sofisticado sistema de control de riesgo, con énfasis en las pérdidas  potenciales en cada una de esas clases.
Para alcanzar esas metas, disponen de diez “ETFs” (fondos cuyas acciones se negocian en bolsa) de muy alta liquidez: EFA, de las empresas mas representativas del mundo desarrollado, excluyendo a los Estados Unidos y Canadá; EEM, de las empresas más representativas del mundo emergente; IVV, de las grandes empresas de los Estados Unidos; IJH, de empresas de mediana capitalización en ese país; IJR, de empresas pequeñas; ICF, en el sector de la finca raíz; AGG, que cubre el universo de bonos con grado de inversión en los Estados Unidos; SHV, de bonos de muy corto plazo; TIP, de bonos indexados a la inflación, e HYG, de bonos corporativos de alto rendimiento.
De esta manera, se obtiene un plan estratégico de largo plazo, a muy bajo costo, y con un mínimo esfuerzo (a diferencia con otras actividades, el esfuerzo en cambios constantes  no es recompensado en el campo del ahorro de largo plazo). Recuerde el consejo del señor Buffet a este respecto: “A mayor movimiento, menor rendimiento.”
Lo que sí se requiere es primero, definir cuanto antes el objetivo de hacerse a un plan de retiro adecuado; y segundo, ser constante en pagarse a sí mismo, antes de incurrir en cualquier otro gasto, una suma que puede ser el 10% de los ingresos totales. El costo de no hacerlo es verse forzado a trabajar hasta los ochenta o noventa años, si es que consigue quien lo contrate.
Nota: como son fondos cuyas acciones se negocian en bolsa, cada adquisición de un paquete de acciones involucra el pago de una comisión (oscila entre $5 y $10 dólares, en los Estados Unidos). Por esta razón, es aconsejable adquirirlas una o dos veces al año. En nuestro país, hable con su corredor sobre la disponibilidad de estos fondos, y, obviamente,  sobre el monto de las comisiones.
Harry Adler

Ingeniero Industrial de la Universidad de los Andes, MBA de la Universidad de Stanford. Empresario independiente como socio y gerente general de las firmas comercializadoras "Socodi" y "Argenti." durante 25 años. Asesor en inversiones internacionales, columnista sobre temas financieros, conferencista hadler@stanfordalumni.org

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