Sabia decisión tomó el Emisor al demostrar que su principal propósito, el de controlar la inflación, lo cumple (en parte), y que la tasa de cambio le importa (aunque no sea su más importante objetivo).

Entre sus decisiones, luego de una extensa junta directiva, están: mantener las tasas de interés en 9,75 por ciento y aumentar el encaje ordinario a 10 por ciento.

Aunque dejar inalterado el índice de referencia, representa una pequeña ayudita al problema de la tasa de cambio y preocuparse por no agravar la situación de la inflación en Colombia, que ya compleja sí está. El hecho de que el encaje ordinario haya sido aumentado a 10 por ciento, tiene serias implicaciones, sobre las tasas de interés de colocación de los bancos, y en cierta forma sobre la inflación.

Para entender esta afirmación, entendámos lo que significa el encaje, según la definición de la Superfinanciera:

«El encaje es un porcentaje del total de los depósitos que reciben las instituciones financieras, el cual se debe conservar permanentemente, ya sea en efectivo en sus cajas o en sus cuentas en el Banco de la República. El encaje tiene como fin garantizar el retorno del dinero a los ahorradores o clientes del banco en caso de que ellos lo soliciten o de que se le presenten problemas de dinero a las instituciones financieras.»

De acuerdo con el mandato constitucional, un banco en Colombia debe dejar, dentro del encaje realizado al Banco de la República, un 27 por ciento de los recursos (encaje marginal) en el Emisor, sin recibir un solo peso de rendimientos por dejar este dinero allí «guardado».

Dentro de este mismo encaje, debe dejar un 7 por ciento, y ahora con la decisión del Banco de la República, un 10%, en las bovedas del Emisor, con un rendimiento del 75 por ciento del 4 por ciento de la inflación. Aunque aquí le dan rendimiento a los bancos, es muy poco, comparado con lo que les podrían dar por comprar Tes o títulos o cualquier otro papel de valor.

Esto quiere decir, evidentemente, que los bancos se verán en la penosa obligación de subir sus tasas de interés de colocación, en pocas palabras, cobrar más por la platica que prestan a cada colombiano.

Muy sabía la decisión del Emisor, pero un poco desconsiderada, si se tiene en cuenta lo caro que está saliendo, ya, pedir plata prestada en Colombia. De esta forma, pedir un crédito resulta siendo más costoso que antes, y obviamente esto eleva el costo de vida de las personas. Acceder a dinero prestado, es casi, como comprar un bien o un servicio. En este caso, al que le acaban de subir el precio.

Y entonces la pregunta que se viene, de mi parte, es: ¿podemos los usuarios de los bancos pedirle al Gobierno, como lo hicieron los exportadores, que nos ayuden?. A nosotros también nos va tocar «cerrar» (no precisamente las fábricas).

En todo caso, la decisión está tomada, las tasas de interés «iguales», el encaje aumentado, la tasa de cambio caída, el peso revaluado, y el usuario del banco….»fregado». ¿ Ustedes qué piensan?

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