A propósito de la reconstrucción de Haití y de los «generosos» ofrecimientos por parte del Gobierno estadounidense y del Banco Mundial en relación con suspender por cinco años el pago de la deuda externa, entre otras bondades, me parece importante traer a colación el debate sobre la eficiencia del sistema mundial y de la «verdadera» solidaridad de la sociedad en todo el planeta.
Y es que es importante preguntarse cuál ha sido el papel de las instituciones creadas luego del consenso de Washington y del acuerdo de Bretton Woods en relación con este tipo de situaciones. Primero el caso Haití: si bien la ONU de alguna manera ha estado presente, es claro que el Gobierno estadounidense se tomó el control por completo de ese país, pasando por encima de los famosos cascos azules. ¿Hay realmente un interés de ayuda al enviar 15.000 soldados? ¿O lo que se busca mejor es tener el control de un punto estratégico para adelantar operaciones de inteligencia en esta región del continente? En fin, saquen conclusiones.
Pero el debate va más allá de algo tan coloquial como eso. ¿Acaso no era suficiente la situación de este país para merecer algo tan justo como la condonación de sus deudas por parte de las instituciones creadas a partir del glorioso acuerdo de Bretton? No era suficiente la tragedia natural por la que atravesaban, la explotación del gobierno francés de los recursos naturales de Haití por décadas y el histórico problema social por el cual atravesaban. Realmente era vergonzoso cómo se hablaba de suspender por cinco años el pago de una deuda odiosa, mientras millones de personas donaban alimentos, medicamentos y recursos para las víctimas de ese país. A lo mejor, las mismas fallas del sistema mundial impiden la medida… ¿No sería este un momento perfecto para repensar las instituciones?
Mientras tanto, me parece interesante analizar cómo el ser humano logra conmoverse de una manera masiva ante lo indiscutible de una tragedia natural de enormes magnitudes como lo fue Haití, pero me parece aterrador cómo la indiferencia frente a la catastrofe creada por el hombre mismo en Afganistán es una clara protagonista de las circunstancias. ¿Acaso los millones de personas que fueron masacradas con fósforo blanco en Irak, las víctimas de las bombas en Palestina, los muertos de la toma de Irak y Afganistán por cuenta de un ‘falso positivo’ no tienen la misma importancia? Hay realmente una conciencia humana ante la tragedia creada por los mismos Gobiernos.
La reflexión no hace referencia a sí se mereció o no un gesto masivo de solidaridad con Haití, sino lo contrario. ¿No merecían también una increible ayuda las millones de víctimas por cuenta de una guerra absurda que se inventaron unos pocos para beneficiarse? Eso lo dejo para que lo piensen ustedes.
Por lo pronto, les comparto este video que me parece un interesante y cómico análisis acerca de cómo surgió la crisis en Estados Unidos precisamente para beneficiar a unos pocos, entre ellos a la logia de Goldman Sachs.
Juan Manuel Ramírez Montero
Ibaweb@hotmail.com