En los últimos días he podido sentir el verdadero placer que trae a la vida el saber lo que se quiere, trabajar por lograrlo todos los días y recibir sorprendido las formas que la vida tiene para hacer entrega de estos resultados deseados. Y a quien no le gusta sentir el placer de lograr lo que quiere, constantemente.

Desde hace ya bastante tiempo que he trabajado con empresas y organizaciones dedicadas a los negocios y siempre con el deseo de trabajar con deportistas de alto desempeño. Estos como la mejor metáfora por su nivel de competición y como el perfecto ejemplo de aquellos para quienes el estar o no en un óptimo nivel marca la diferencia en cuestión de segundos.

Adicionalmente en mis ejercicios de definición de resultados deseados pensaba en el baloncesto como el deporte que más placer me genera por la intensidad que se vive al jugarlo, verlo, oírlo y sentirlo tanto como practicante como espectador.

Y hoy aseguro que ha sido este placer que me produce el baloncesto, el que permitió que en uno de mis últimos viajes de trabajo en entrenamiento y coaching a una organización en Venezuela, tuviese la oportunidad de conocer al “Filosofo del Baloncesto” Julio Toro entrenador del equipo campeón de la Liga Profesional de Baloncesto – LPB de dicho país.

En resumidas cuentas este personaje puede hablar fácilmente durante horas de cómo su pasión por el baloncesto sumado a la forma en que siente en cada drible de un balón y su clara visión del universo rectangular lo han llevado a vencer obstáculos que otros consideraban invencibles. Es así como en las olimpiadas del 2004 en Grecia, este hijo de Puerto Rico nacido en 1952 logró vencer al equipo de “ensueño” de los Estados Unidos, siendo el entrenador del primer equipo en lograrlo.

Al preguntarle como logro tal hazaña, el simplemente responde con su forma tradicional y etérea para ratificar sus principios de vida. De esta respuesta que me dio, solamente atino a decir aquello que para mí significó: Al ganar este partido, este equipo recibió el máximo placer posible que da el triunfo de lograr lo extra-ordinario y recogió lo que cosecho en los intensos entrenamientos y placenteras visualizaciones del logro del resultado deseado.

Después de lo cual y durante cuarenta y cinco minutos procedimos a trabajar con el equipo campeón en preparar el inicio de la temporada que a la fecha los tiene invictos, trabajar donde para este entrenador se dan los resultados y es en la mente de sus jugadores quienes cada día fortalecen más las diversas opciones para seguir siendo los campeones en lo que más placer les provee.

Agradezco a mi mente el darme este placer y a todos ustedes los invito a ser específicos con ustedes mismos en lo que quieren y ser compulsivos agradeciendo cuando lo deseado es lo que obtienen.