En los últimos días me encontraba leyendo el libro ‘What is worth while?’, de Ann Robertson Brown, y en él tuve la fortuna de encontrar la frase que inspiró este artículo: “En todo el universo no hay dos almas iguales. No hay dos que tengan el mismo trabajo en sus vidas. No hay dos talentos que sean rivales, o que entren en conflicto. Cada alma humana puede decir que es única, en todo el mundo en todas las edades, nunca hubo ni habrá nadie igual que yo”.

¡Claro que todos somos iguales!, en el sentido de que todos, sin exclusión alguna, estamos en capacidad de lograr nuestras metas en la vida y, adicionalmente, somos únicos porque cada quién tiene su propia y exclusiva combinación de fortalezas, debilidades, conocimientos y talentos.

Ahora trasladaré lo dicho al ámbito empresarial. El estrés y el dinamismo laboral que caracteriza a la sociedad actual, obliga a las compañías a encontrar fórmulas que puedan hacer más productivos a sus empleados. La mala noticia es que continuamente se escogen las opciones incorrectas, o mejor dicho, las menos eficientes. La razón es simple…

Todas las empresas están buscando constantemente ser únicas, pero ¿qué hace que esto realmente sea realmente posible? Su gente. Si hay algo que me atrevo a afirmar fehacientemente es que lo que crea empresas únicas es gente única, conformando equipos únicos que trabajen en pro de un resultado único.

Una persona única podrá enfocar toda su capacidad creativa hacia las actividades que realiza, sacando mayor provecho y mayor rendimiento del tiempo invertido; con los consiguientes beneficios, tanto a nivel personal, como empresarial.

Muchas veces las compañías, en su afán de controlarlo todo al interior de su organización, caen en la llamada estandarización y es allí cuando el perfil único de los equipos y personas se degenera.

Esta es la gente que típicamente termina poniendo en un segundo plano al cliente o no dura mucho trabajando en una empresa. Todo por el hecho de haber abandonado su esencia para poder encajar en el estándar que la misma impone.

La motivación es uno de los motores de la productividad, pero sólo se alimenta de originalidad. Una persona original y única conoce su potencial y sabe manejarlo para sacar adelante cualquier proyecto. Ser único permite manejar mejor los riesgos, la toma de decisiones y las variables pesimistas de cualquier situación.

A su vez, la idea es que usted propicie el ambiente indicado para que la gente que colabora en su empresa no sólo cumpla las necesidades de sus clientes, sino los deje fascinados.

Un equipo con características únicas ayuda a que el talento natural de las personas que lo conforman fluya de forma continua, mientras produce un efecto energético en sus clientes que ningún otro sistema es capaz de producir.

Es así como las organizaciones que encuentran gente única y son capaces de potencializarla, son las que experimentan un crecimiento acelerado.

Un consejo: Todas las empresas pueden tener los mismos procesos, los mismos sistemas, la misma forma de abordar el mercado y las mismas estrategias, pero sólo se vuelven únicas a través de su gente. Evite tratar de establecer un factor diferenciador para su compañía en el precio o en características del producto; la solución está en trabajar con los mejores.

Si quiere avanzar más en el tema, escríbanos a misresultados@riquezaextrema.com y cuéntenos cuáles son sus principales retos a la hora de actuar o pensar en sus resultados extraordinarios. Le responderemos con múltiples opciones para que logre lo que quiere.

JaManza