Los mercados mundiales siguen atentos cada uno de los movimientos de la FED, tratando de anticipar cualquier medida o cambio de política que se pueda generar en los próximos meses. Con cada discurso de Bernanke, o cualquier allegado a la junta de decisión de la Reserva Federal, los mercados son presa de fuertes volatilidades, ya que todos tratan de leer entre líneas cuándo terminará la política de liquidez o cuándo empezará el periodo de aumento de tasas de interés en ese país.
El nerviosismo es tal, que cualquier palabra que se diga o se deje de decir en los pronunciamientos de los policy makers desata fuertes tendencias mediáticas sobre posibles rutas de acción de la FED, lo que a su vez le imprime un alto riesgo al mercado de valores. Igual que en los años en que los medios le hacían un seguimiento minucioso al maletín de Greenspan, tratando de ver si la FED tenía muchos temas a tratar o problemas que afrontar en cada una de sus reuniones, ahora se sigue cada pronunciamiento con un detenimiento extremo que lleva a los inversionistas a estar cada vez más inseguros respecto al futuro de las políticas de la Reserva Federal. Hecho que no es nada bueno, sabiendo que el mercado de valores se sustenta en una gran medida en la confianza.
No obstante, algo es claro en el mercado. Bernanke tendrá que dejar su puesto no más allá de principios del próximo año. Por lo que el presidente de la FED no va a entrar en discusión con los inversionistas, familias o políticos norteamericanos. Bernanke va a seguir inyectando liquidez en el periodo que le resta al frente de la Reserva Federal y va a mantener un discurso tranquilizador que incluye promesas de alargue en sus políticas de expansión. Bernanke, como buen político, no va a afrontar la crítica y presión de los grupos financieros de su país (Estados Unidos) y la del presidente Obama, quién tiene en la economía su punto más débil; y menos cuando le queda un periodo tan corto para salir de su cargo como uno de los hombres que afrontó la crisis desatada en el 2008 y llevó a la economía americana a flote durante estos años, así los resultados no sean contundentes aún.
Así pues, Bernanke va a salir en cada discurso a tranquilizar al mercado. Le va a dar a los inversionistas lo que quieren, así no sea lo más recomendable ante un panorama tan nublado como el actual. Va a ser el papá que malcría, mientras el próximo presidente de la FED va a tener que afrontar los retos que deja una política de inyección de liquidez extendida por un periodo muy prolongado de tiempo, y le va a tocar enfrentar todo lo que Bernanke está postergando, pero que más temprano que tarde habrá que hacerle frente.
De la misma manera que Maduro va a tener que afrontar los fuertes descalabros económicos que le dejó Chávez, el próximo presidente de la FED tendrá que retirar todo el exceso de liquidez que está dejando Bernanke y enfrentar los retos económicos que esto conlleva, mientras los primeros gozan entre sus beneficiarios de una gran reputación.
@joseluisalayon