Las personas nacidas desde 1980, más conocidos como millennials, han podido ver cambios increíbles en aspectos políticos, sociales y económicos alrededor del mundo como: la caída del Muro de Berlín, la reconfiguración reciente de los Estados Nación, el 9-11, la recesión del 2008, entre muchos otros; por lo cual han estado en un constante cambio paradigmático. Desde el año 2000, la mayoría de las teorías políticas y económicas han tenido que ser revisadas porque ya no responden a los acontecimientos modernos y ante el surgimiento de problemas transnacionales que tanto inquietan a esta generación como el cambio climático.

Las empresas o corporaciones no han sido la excepción a esta norma, de seguro, porque ahora son dirigidas por millennials. Danone, la multinacional francesa de alimentos, ha expresado abiertamente que el propósito de la compañía ya no es optimizar los rendimientos de sus inversionistas, sino que tiene un enfoque mucho más social: el de generar un impacto positivo desde sus productos a los miembros de la sociedad, al tiempo que es ecológicamente amigable y socialmente responsable.

Por tales motivos, estas empresas han ido en busca de certificaciones como B Corp que las posiciona como entidades con altos estándares sociales, medioambientales, de legalidad y transparencia. A la fecha, sólo existen 2.606 compañías certificadas en 60 países, siendo un grupo muy selecto y de gran reconocimiento.

Este nuevo propósito corporativo tiene de igual forma un impacto económico importante. Entre los fondos de inversión denominados ETF (Exchange Trade Funds), de gran propagación a nivel mundial, han surgido fondos sociales a los que sólo pueden pertenecer empresas con altos estándares, como las certificadas como B Corp, por ejemplo. Fondos que son muy apetecidos por inversionistas corporativos con una vocación social sobresaliente y grupos económicos que han basado su prestigio en el desarrollo e impulso de prácticas empresariales con enfoque ético.

¿Qué tanto impacto social tiene tu trabajo?

Mientras las empresas migran sus propósitos corporativos, los trabajadores se preguntan cada vez más si el trabajo que desarrollan a diario tiene un impacto social importante o solamente desarrollan tareas sin valor hacia la comunidad. Por tal motivo, varias investigaciones económicas modernas han empezado a revisar con más detenimiento el valor del ser humano dentro de las compañías y su productividad cuando se está motivado socialmente a desarrollar una tarea. Los resultados arrojan conclusiones cada vez más interesantes, entre ellas que el salario, siendo un factor importante de felicidad, no es lo que más incentiva a los trabajadores a dar lo mejor de sí mismos como su reconocimiento social.

@joseluisalayon