Un vez más el mundo centra su atención en Medio Oriente. Desde el 2010 la Primavera Árabe llenó la prensa mundial con las multitudinarias protestas que buscaban cambios políticos en sus países, y desde entonces la inestabilidad regional ha sido foco de violencia y cuna de grupos ortodoxos que hoy amenazan con desequilibrar el sistema internacional. ISIS es el más reciente actor dentro de este esquema que logra ocupar los encabezados de los principales medios de comunicación, y su importancia va en aumento por los poderosos enemigos que ha hecho en tan poco tiempo.

 

El Estado Islámico de Irak y Siria (ISIS), que tiene su génesis en Al Qaeda, se ha convertido en un grupo altamente visible en todo el mundo tras los atentados en Francia, el derribamiento de un avión Ruso en Egipto y la amenaza terrorista a toda la Civilización Occidental. Estos actos ratifican que sus acciones no deben ser tomadas a la ligera ya que es un actor altamente desestabilizador. No obstante, no debe ser tomado como excusa para hacer generalizaciones sobre el Islam y sus practicantes, pues tal como lo expresa la campaña #NotInMyName, los integrantes de ISIS no representan a la cultura árabe ni musulmana, ya que es sólo una pequeña minoría que ha tomado una interpretación del Corán para sustentar sus acciones.

 

Lo que si representa ISIS es un grupo en vertiginosa expansión. En un inicio, un puñado de militantes logró tomar posesión de una parte de Siria, pasando por encima del poder de Bashar Al Assad (quién aún mantiene relaciones diplomáticas con Estados Unidos), y ahora proclaman el surgimiento de un Estado Islámico con visión mesiánica, lo que va lógicamente en contra de la seguridad de Occidente y sus fundamentos, y de otros pueblos musulmanes como los kurdos.

 

La postura de los máximos líderes de ISIS de atacar a los no musulmanes, en especial en los países que han apoyado la lucha contra grupos árabes, ha encendido las alarmas en todo el mundo, por lo que Barack Obama ha hecho un llamado para que todos los países se unan frente a esta nueva amenaza. Mientras que ISIS, por su parte, hace un llamado a todos los musulmanes para que se le sumen en una lucha contra los enemigos del Islam.

 

Pero la configuración de este posible conflicto mundial es mucho más compleja de lo que hasta aquí se ha expuesto, pues Rusia tiene intereses en la región, lo que Estados Unidos y Europa no ven con buenos ojos, y menos después de la crisis en la Península de Crimea, donde el gobierno de Putin quería anexar parte del territorio ucraniano. Además, se ha terminado involucrando Turquía, por el derribamiento de un avión ruso que combatía en Siria, por lo que la inestabilidad regional es cada vez más visible.

 

Por su parte, vecino a Siria está Israel, aliado de occidente en la región pero antagonista de los árabes, que nunca han logrado aceptar el establecimiento de su Estado sobre Palestina, por lo que Estados Unidos también tienen un fuerte interés geopolítico en esa parte del mundo, a pesar del deseo de los americanos de no intervenir en una nueva guerra en Medio Oriente, pues las anteriores le han costado mucho y la situación económica mundial no es la propicia para nuevas confrontaciones lejos de sus fronteras.  

 

 

Así pues, el primer interés de occidente (en cabeza de Estados Unidos y Francia) y Rusia es acabar con la amenaza de ISIS en el corto plazo, por lo que trabajar unidos va a ser un factor clave, tal y como se hizo durante la Segunda Guerra Mundial contra Hitler. Pero igual que en aquella ocasión, el establecimiento de una Balanza de Poder en la región que logre instaurar el orden en Medio Oriente va a ser un tema de mucho cuidado y trascendencia para los intereses de todos luego de la lucha contra el Estado Islámico.

 

@joseluisalayon