Seguro que alguna vez te has preguntado qué es la masculinidad frágil y cómo puedes tratarla para poder ser libre. La respuesta habla de un trastorno difícil de eliminar porque se ha vivido desde hace millones de años con la creencia de un hombre perfecto, duro y fuerte, donde la sensibilidad no trabaja con él.
Gracias a muchos estudios psicológicos, cada vez es más fácil erradicarla entre los hombres mayores y hasta jóvenes. Es necesario tener en cuenta que el paso principal para hacerla desaparecer es la búsqueda de ayuda.
¿Por qué es tan peligrosa la masculinidad frágil?
Las generaciones han enseñado que ser masculino es sinónimo de fortaleza y cero emociones, creando un pozo de mentiras y tanto miedo como para ser incapaz de pedir ayuda. Como siempre tomaste por sentado la actitud negativa, te das cuenta cuando ocurren detonantes que te hagan frágil.
La respuesta del estereotipo masculino contra quienes lo intentan destruir, es violencia para demostrar la fortaleza y evitar parecer frágil ante la sociedad. Los hombres con este tipo de problemas explotan ante cualquier persona o situación.
Aunque la razón es bastante curiosa, para entenderlo mejor , una masculinidad frágil habla de un hombre con rencor, miedo, tristeza o emoción negativa, con la finalidad de ocultar su propia vulnerabilidad. Ahora bien, lo que está reprimido no se desvanece de la noche a la mañana como por arte de magia.
La masculinidad frágil es un reflejo del miedo hacia las emociones fuertes capaces de crear una desestabilización. Un hombre bajo ese estereotipo tiene dentro de sí mucho dolor almacenado con rencor hacia la sociedad donde vive.
El hecho de no ser capaz de soltar todos los problemas guardados dentro de sí, genera un constante temor por todo lo ocurrido alrededor. Si eres un hombre con masculinidad frágil, quizás sientas temor hacia lo desconocido y desees destruirlo en vez de aceptarlo.
¿Cómo puede tratarse la masculinidad frágil?
Lo mejor es asistir a un psicólogo capaz de ayudarte con el problema. La terapia puede hacer entender a cualquiera que algunas emociones o sentimientos simplemente son sinónimo de fortaleza y humanidad.
Un buen consejo es empezar a ver a los demás como tus iguales y no como gente inferior a ti; no significa que la igualdad exista en todo el mundo, todos somos distintos, mejores o peores en determinados aspectos, aunque es crucial dejar de ver a todos como inferiores.
El hecho de ser vulnerable está bien. Tú y los demás tienen la capacidad de sentir el dolor. Es normal y no hay por qué evitarlo. Acepta tu problema y si deseas ir más allá, es recomendable llevar algún curso sobre masculinidad frágil. Es una gran manera de comenzar el proceso de sanación.
Romper estereotipos implantados en la familia de generación en generación no es tarea sencilla y fácil, pero es totalmente posible. Aférrate a esa idea. Incluso si simplemente deseas ayudar a alguien con ese problema, mantén esa creencia firme.