Mantenerse en forma es un reto de continuidad que puede lograrse por varios años pero no eternamente!

Miremos el caso de un deportista, que es el más evidente y el más sencillo. Qué pasa con un campeón de maratones o de carreras atléticas o con un nadador o un ciclista o un futbolista o tenista, respecto a sus competidores, después que cruza la barrera de los 35 a 38 años?  Será que puede mantenerse en forma para seguir siendo el campeón o el número uno o la estrella que ha venido siendo por varios años de éxito consecutivo o sostenido?

No basta con entrenar todos los días, no basta con tener un buen profesor que guíe, corrija o rete, no basta con tener el espíritu y la voluntad. Hay un momento en que el organismo dice que ya llegó la hora del retiro o la hora del cambio. La evidencia se ve claramente porque los rendimientos comienzan a bajar y ya no se consigue los records de antes.

En temas de belleza femenina o de los galanes en el caso masculino, cómo van las cosas cuando se pasa de los cuarenta o cincuenta y vienen las nuevas generaciones detrás?, con nuevas y mejores o más frescas consistencias y presencias? Viene el cambio de papeles y ya se pasa a la condición de padres o tíos o a la condición de maestros o profesores o investigadores o jefes, pero ya se saldrá de la lista de jóvenes promesas o estrellas, para pasar al conjunto de los expertos reconocidos por su gran trayectoria…Y con el pasar del tiempo se llegará a los papeles de abuelos o filósofos o intelectuales o simplemente veteranos.

Intelectualmente hablando ocurre algo muy similar a lo que he mencionado tanto en los deportes como en la actuación, en el cine o en la TV, aunque suele ser una trayectoria más larga en más frecuentes ocasiones. Si se hace una medición científica de las personas que ya están entre los 55 y los 65, la evidencia muestra que hay en una buena parte de ellos una baja intelectual evidente, sin que ello sea un problema o una limitación. Los máximos momentos de lucidez son continuos por una temporada larga pero luego comienza la baja de forma respecto a las mentes frescas y más actualizadas que viene detrás empujando. Como en todo, hay muy honrosas excepciones.

Sabemos que no hay reglas fijas y que hay personas fuera de serie que rompen todos los límites esperados y van más allá del promedio de los casos que acabo de narrar, pero son los menos o muy pocos.

Siempre encontraremos un momento en el cual debemos reconocer que el paso de los años exige un relevo generacional y debemos abrirnos a cambiar nuestro papel a consejeros o guías o directores de la gente joven y dejar que sean las nuevas generaciones, con sus nuevas ideas, figuras y fuerzas las que lideren. Desde luego la experiencia nos da la visión que los jóvenes no tienen, pero lo que sí es cierto es que ya no damos la talla correcta o el registro adecuado, aunque si hemos sido campeones, hay que tener en cuenta que descendemos, pero estemos bajando de muy alto, lo que significa que por un buen período seguiremos estando por encima de muchos, pero ya no seremos de los 3 primeros.

Este proceso que acabo de describir es natural y normal, pero hay personas que se niegan a reconocer que el tiempo pasó inexorablemente y los cambios se vuelven evidentes para todos, menos para el que no quiere reconocer la variación.

Desde luego un atleta o un actor o un intelectual que llegó a ser estrella es una persona que ha alcanzado niveles muy altos o destacados en sus especialidades y siempre nos sorprenderán, a pesar de los años, pero no hay duda que  ya no son lo que fueron.

En las empresas sucede algo similar a lo que acabamos de describir…No hay organizaciones eternas ni con una continuidad infinita de éxitos. Tampoco hay empleados en cargos que permitan éxito continuo y perpetuo. Las empresas tiene su momentos de debilidad, productos que dejan de ser estrellas, servicios que ya no tienen demanda, obsolescencia etc. y en el caso de los empleados y los procesos, las tecnologías cambian, las habilidades que se exigen son otras, lo que fue excelente en una oportunidad ya no lo es en otra, con el pasar del tiempo y en consecuencia o nos reinventamos o sacamos nuevos productos o servicios o nos cambian o nos dejan o nos mata la competencia en el caso de las empresas  o la incompetencia en el caso de los individuos.

Cuando uno acepta el cambio que acabo de describir, viene de inmediato una gran riqueza en las actividades, las oportunidades de transformarse y los nuevos caminos que la vida nos abre. Son nuevos sabores y nuevas condiciones que vale la pena elegir, probar y desde luego disfrutar.

Yo simplemente agregaría que lo que es clave es: mantener en “buena forma” tanto el equilibrio como la adaptabilidad  y así tendremos la flexibilidad suficiente para manejar con éxito  cualquier cambio en la vida.