“Hacer lo correcto en el momento correcto y en el lugar correcto con la gente correcta”

 

Que sencillo se dice y se escribe y qué difícil tener esa coherencia a la hora de la verdad.

 

Les voy a colocar un ejemplo de lo que suele suceder hoy con mucha frecuencia. He asistido a muchos velorios y después de saludar a los afligidos familiares del difunto o de la difunta, la reunión afuera del salón se convierte en varias conversaciones de gente que se encuentra y no se veía desde mucho tiempo atrás y aprovecha el momento para actualizar las historias de vida que terminan pasando por dramas hasta llegar a momentos chistosos donde todos recuerdan y ríen al calor de la reunión que está hecha para otra condición y merece respeto. La verdad es que en los velorios me ha tocado escuchar algunos buenos chistes y me ha dado vergüenza, motivo por el cual me he tenido que alejar de aquellos que confunden el sitio o el escenario o el momento. También me ha pasado que hay gente que en el mismo velorio comienza a hablarme de negocios, aprovechando el encuentro.

 

Podría uno decir que hay gente imprudente o gente sin escrúpulos, pero el problema es que el número va en aumento con la ausencia de buena formación en los hogares o en los colegios y las personas se crían y desarrollan en forma silvestre o al natural pero sin límites o sin respetos, como el que aprende a manejar auto con la ayuda de un amigo y luego consigue la licencia por influencias pero nunca tuvo enseñanza de las señales o normas y leyes de tránsito, asunto que lo lleva a violar o infringir las leyes continuamente sin que en ello haya maldad, aparte de la gran y muy atrevida ignorancia.

 

Alguien dirá…Y entonces que hacemos con el sentido del humor que aprovecha toda oportunidad o momento de tensión para que aflore la inspiración y se de vuelta a un mal rato para convertirlo en algo agradable…

 

¡Buen punto!

 

Bienvenido el buen humor siempre y cuando no hagamos daño o no infrinjamos las reglas de la buena cultura o del fino comportamiento o no ofendamos. El buen humor pasa por el filo de esa frontera y entre más refinado es, más logra entretener sin que rebote o sin que alguien se moleste. Ahí está el ingenio y la diferencia entre el mal gusto o la imprudencia o el atrevimiento.

 

Desde luego hay que saber en qué momento y lugar es bienvenido el buen humor y es de sentido común que hay ocasiones donde un chiste puede ser contraproducente y puede resultar en una llamada de atención en vez de una carcajada.

 

Con el pasar del tiempo muchos hemos venido perdiendo las nociones de buena conducta y de buenos modales y hemos caído muchas veces en pecar de imprudentes o maleducados con chistes desproporcionados o impropios u ofensivos y por querer agradar terminamos teniendo que pedir excusas o perdón ante la audiencia o dejando una mala imagen, si es que no damos esa reversa por el error cometido. A veces nos equivocamos y ni siquiera pensamos que hemos cometido una infracción, que es todavía más grave, es decir, violamos las reglas y ofendemos pero ni nos damos cuenta.

 

¿Qué hacer en esos casos?

 

Si alguien no nos ayuda llamando nuestra atención sobre las fallas, estamos perdidos y pasaremos a la historia como groseros y descarados, pero si alguien nos ayuda indicando que obramos mal, debemos aceptar la indicación sin argumentar y de inmediato ver si podemos ponernos colorados y ofrecer una disculpa para minimizar el impacto y la mala imagen y reparar tanto como sea posible la falla.

 

Un caso más famoso y de actualidad son los chats donde la gente es imprudente y olvida el escenario donde escriben y lleva temas o comentarios que hacen que le llamen la atención o se genere una pelea o una polémica grave o hacen que algunos se retiren del chat  de muy mal genio

 

En cualquier situación antes de actuar o contestar o escribir o decir algo, vale la pena pensar 2 segundos y luego si pronunciarse, el famoso “Pensar para actuar, en vez de actuar para pensar”.

 

Les regalo 4 preguntas que les van a orientar siempre para no cometer errores en el futuro. Las preguntas clave para no fallar son:

 

¿Lo que voy a decir o hacer es lo correcto?

¿Estoy en el lugar correcto?

¿Es el momento correcto?

¿La gente es la correcta?

 

Si la respuesta es SI a todas, proceda y si alguna respuesta es NO, absténgase.

 

Podría dar más ejemplos de todo tipo y sabor, pero “a buen entendedor pocas palabras bastan”, dice el refrán…Por esa razón es clave “hacer lo correcto en el lugar correcto y en el momento correcto con la gente correcta”

 

Sencillo, ¿verdad?