El mejor método para desarrollar a nuestros hijos o nuestros colaboradores sigue siendo el dar buen ejemplo, proveer guía cercana cuando lo necesiten y dejarlos florecer dentro de un marco de autocontrol y empoderamiento buscando tratarlos como los adultos responsables que queremos que sean o lleguen a ser.

 

A ese método de administración y desarrollo lo llamo  «Let Them Be» como una nemotecnia para que sea fácil recordarlo por la famosa canción de los Beatles, pero aplicada en plural.

 

Cuando uno trata a los hijos o a los colaboradores directos como adultos desde el principio y los motiva al mismo tiempo que los reta a crecer confiando y diciéndoles que confiamos en ellos y en que ellos pueden lograr esas grandes hazañas que nosotros vemos para ellos, el resultado no se hace esperar y sorprende a muchos, incluso a los propios hijos o colaboradores que no sabían que podían lograr tantas y tan buenas cosas.

 

El sólo mencionar que pueden contar con nuestro apoyo y total confianza y que los respaldamos en todo así sea en el momento en que cometen errores, ya genera una condición que les permite obtener resultados increíbles.

 

Desde luego de parte nuestra exige estar dispuestos a permitirles fallar para que aprendan y eso tiene un costo, pero a la larga trae un crecimiento y una madurez sin igual.

 

Yo he aplicado este método muchísimas veces con muchos profesionales que han llegado a ser gerentes generales y presidentes de organizaciones. Como dije, también se ve el mismo resultado con los hijos si se aplica el mismo método.

 

Desde luego todo parte de contar con buena gente que quiera y tenga la voluntad para desarrollarse y progresar aceleradamente y quiera también llegar muy lejos. También es mandatorio ser cuidadosos en dar ejemplo vivencial de comportamiento en el modo de aproximarse a la solución de los problemas y retos y en la actitud frente a las dificultades.

 

La gente que quiere crecer está dispuesta a absorber como esponja todo lo bueno que se les dé como guía y sin duda el método que tiene la mayor aceleración es el dejarles copiar toda la experiencia qué puede uno tener frente al desempeño en cargos de alta gerencia o a la experiencia que puede uno tener en la vida en general, bien sea para el caso de los hijos como para el caso de los colaboradores.

 

También es importante resaltar que el buen maestro enseña más cuando el alumno comete errores que cuando el alumno hace las tareas bien. La mejor oportunidad de enseñanza está cuando se ayuda a resolver una equivocación o una falla dolorosa.

 

Tratar a los hijos a los colaboradores como niños o como adolescentes es lo más frecuente y es un grave error que retarda su crecimiento mental y los vuelve inseguros, porque todo tiene que ser consultado con sus padres o sus jefes que son los únicos que saben qué hacer y que decidir en cualquier momento, aparte de que se genera una dependencia nociva, la responsabilidad la tiene siempre el jefe o el padre que nunca dió empoderamiento y nunca confió para que la persona pudiera aprender a tomar sus propios riesgos controlados y le pusiera el pecho a los errores de sus decisiones y sus actos.

 

«Let Them Be» facilita y acelera el proceso de maduración y logra resultados fuera de serie, pero hay que tener la valentía de confiar y la voluntad de enseñar/aprender unida a ver cómo natural el ensayo/error en la curva de crecimiento/delegación. Implica perder o manejar los miedos.

 

Yo lo he practicado muchísimos años y he tenido éxito en un 99% de los casos. Los que no lo han hecho, los invito a tener al menos una experiencia para que vean la potencia de los resultados.

 

Let them be!