En esta época del año es importante tomarse el tiempo y el espacio para honrar y agradecer al todopoderoso por todas aquellas bendiciones recibidas. A veces, las personas ponen su foco en las cosas negativas, pese a vivir situaciones milagrosas, poseer buena salud, contar con un cama abrigada para descansar, tener alimentos, contar con su poder personal, poseer cosas materiales, contar con amigos y familiares que los aman, en fin…
El ego, se apodera de sus mentes y corazones y los hacen ver sus miserias humanas en vez de todos los dones y motivos para agradecer. El efecto gratitud está conectado con la magia de la prosperidad, con la magia de la vida, con esa danza, que se sucede día a día cuando abrimos los ojos y descubrimos que tenemos un día más para disfrutar de la belleza del universo.
Sin embargo, hay personas que buscan los motivos para quejarse o mirar todo lo malo e incluso verse a sí mismos como víctimas. Hay personas que quieren tener la razón y criticar todo cuando conocen. Cuando en realidad la magia del todopoderoso, de Dios está en nuestras vidas y se manifiesta de diferentes formas.
Hay millones de razones para ejercer el agradecimiento: Ver una puesta maravillosa de sol, un atardecer, el mágico y colorido arcoíris, la lluvia, la belleza de las flores, los bellos ojos de nuestros hijos y nietos, los ojos de nuestros padres, contar con nuestro fabuloso cuerpo completo y saludable etc…
No obstante el gran secreto de la vida está en ejercer el poderoso valor de la gratitud, que se puede ejercer cuando una persona experimenta aprecio y reconocimiento por otra que le prestó ayuda. Agradecer es poderoso.
No consiste, necesariamente, en devolver ese favor con otro igual, sino en mostrar afecto y guardar en la memoria ese acto de generosidad.
Más que centrarse en la utilidad práctica del servicio recibido, pondera la actitud amable de quien lo hizo.
Ser agradecido es apreciar a cada momento lo que los demás hacen por nosotros y generar con ellos un compromiso de confianza: como estamos conscientes de su ayuda, podremos responder de igual forma cuando ellos requieran la nuestra.
Cuando la confianza crece, se convierte en amistad: dos seres humanos comparten emociones, problemas, soluciones y la ayuda fluye siempre en las dos direcciones.
Por esta razón es que ese es el sentimiento más importante que debemos ejercitar, junto con la Fe. Y su énfasis no es desmedido, dado que es el sentimiento o más bien la actitud más difícil de poseer.
Nos preguntamos cómo hacemos para agradecer algo que todavía no nos ocurrió.
Tan solo tienes que sentirlo, visualizarlo y verlo como si ya fuera realidad. Hay personas que buscan motivos para sentirse mal aún viviendo experiencias y positivas. Es importante hacer conciencia en donde enfocamos nuestro mente, sentimientos y pensamientos.
El arte de enfocarnos es poderosa. Pero el condicionamiento social, creencias y horas de grabación de la voz de nuestros padres de acuerdo a sus creencias y experiencias parecen dominar para que la gente ponga el foco en lo negativo.
El impulso negativo solo te hace permanecer desaliñado y desconectado de la poderosa conexión con la fuente divina.
Practica el don del agradecimiento
Sólo cuando seamos capaces de dar las gracias a Dios y de comenzar en realidad una relación espiritual, conversar de corazón con Dios, comenzaremos a comprender que todos los dones, buenos o malos, proceden de la fuente divina y que no hay nada que temer, porque nunca estamos solos, siempre estaremos conectados con la fuente y que el único que se desconecta eres tú.
La pregunta del Coach: giovannafuentes@yahoo.com
¿Qué milagros han sucedido en tu vida?
¿Has hecho la lista de todo lo que tienes para agradecer?
¿Qué tan consciente eres de tu poder interior?
¿Cómo es tu relación con Dios?
¿Qué inspira tu vida?
¿Cuántas veces te has dado el permiso de practicar el don del perdón?
¿Cómo te defines?
¿Sabes a conciencia quién eres?
¿Qué hábitos, creencias, comportamientos y pensamientos quieres dejar en el 2017?
¿Qué metas y propósitos deseas que se hagan realidad en tu vida?
¿Cómo te ves el 31 de diciembre del 2018? ¿Qué estás haciendo? ¿En dónde estás?
¿Cuánto en realidad te amas, respetas y valoras?
¿Cuáles son tus pensamientos y emociones cuando te despiertas?
¿Qué te dices a ti mismo?
Te deseo un 2018 lleno de salud, abundancia y mayor conciencia espiritual.