El otro día, una chica de 30 años me decía que ella sentía que había perdido su brillo interior, y su autoestima y que las cosas no le estaban saliendo bien. La joven se sentía culpable de lo sucedido. Su relación de pareja era un caos y en el trabajo las cosas no iban del todo bien.
Le echaba la culpa de su situación al hecho de que se había enterado de que su novio iba a ser padre. Traigo a colación este testimonio para decirte que nada de lo que sucede en nuestra vida, es responsabilidad de otros, solo de nosotros mismos. A veces, sin darnos cuenta buscamos motivos para amargarnos la vida. Es cierto, que existen hechos complejos y molestos. ¿Pero en realidad los asumimos y manejamos con inteligencia emocional y madurez?. A veces se presentan en nuestra vida, circunstancias inesperadas para sacarnos de la zona de confort y crecer.
Es verdad, que en esas complejas situaciones se siente que el mundo se le viene abajo. Más cuando no existen respuestas prácticas de lo sucede, lo único claro es que todo iba de maravilla hasta que un buen día, todo cambio. Es cuando se entra en un círculo inconsciente del autocastigo o de buscar culpables para justificar esa experiencia. Ese acción o perspectiva para lo único que sirve es para hacerte perder energía.
Poca, conciencia existe de que las experiencias dolorosas que desarrollamos a lo largo de la vida conforman las heridas emocionales. Por lo general, nos cuesta afrontar problemas emocionales, como separaciones traiciones, humillaciones, abandonos, o injusticias. Lo cierto, es que es tal vez, es probable de que no se hayan cerrado esas heridas y que sin saberlo algunos intenten enmascararlo con objetos externos.
Podría no existir conciencia de que estas heridas se están evitando y que cuanto más se ignoren más se agraven. A veces, las personas me dicen en las sesiones de coaching, sabe Coach, siento que hay algo adentro que me duele, pero no sé a qué se debe?. Tal vez, ese síntoma aparentemente leve, es una señal de que paseamos las heridas emocionales a donde vamos sin saberlo.
Entonces, ante el miedo de revivir esas heridas o situaciones que afrontamos en la niñez por el temor a revivir el dolor, se vive en un mundo de ilusiones y de máscaras, pensando que de esta manera ya todo está resuelto. No obstante, sucede una situación detonante como el de la joven de 30 años y se alborotan todas las heridas emocionales y obviamente el resultado es una crisis de la autoestima y de sus soportes internos.
Así que si has encontrado este artículo, es porque existe en ti un firme deseo de cambio, de transformación, de lograr una mejor calidad de vida. En esta ocasión te presentó alguna de las acciones que podrías tomar para sanar las heridas emocionales, elevar tu autoestima e incluso entrar en el círculo de la abundancia y la prosperidad:
Aceptar esa herida emocionaly tomar conciencia de que gracias a esa circunstancia, lograste en medio de lo complejo y doloroso que haya sido, superarlo y estar hoy, en el lugar que estas, cuando se acepta una herida, es cuando la puedes sanar. Debes comprender que no somos mejores o peores por haber vivido una experiencia dolorosa. Más bien reconoce que tiene mucho mérito que hayas logrado protegerte y ponerte esa mascara para seguir en tu camino.
¿Entonces quién tiene el poder para juzgarte?. No es necesario que te sigas juzgando. Has hecho lo mejor que has podido.
Perdona y perdónate. No vale la pena, seguir con ese disco rayado: de echarle la culpa a los demás o echarte la culpa. Eso lo único que hace es hundirte en el lodo. Es fundamental tener la firme decisión de sanarte. He conocido personas que prefieren pasarse la vida sufriendo, juzgando a los demás que perdonar y perdonarse. Esto no significa, que justifiques el hecho, pero ¿para qué seguir en esta prisión, cuando puedes ser libre?
Tienes todo el derecho a enfadarte con la persona o personas que te hayan herido. Cuando evitas molestarte, terminas tragándote esa molestia y luego se representa en tu cuerpo con alguna dolencia. Esto no quiere decir que tengas que ir a buscar a esa persona para decirle lo que te molesto, si lo hiciste en su momento cuando han pasado muchos años. Podrías escribir una carta y expresarle tu molestia. Luego quemarla y dejar ese pasado atrás. Si, el hecho, es del presente, manifiesta tu molestia de manera asertiva al otro.
No es necesario que manipules a los demás y que te la pases toda la vida echándole la culpa a esa persona. Hay personas que no desean sanar, porque tal vez, esa situación les genera un beneficio secundario inconsciente.
Todas las experiencias por más dolorosas que sean, esconden un gran aprendizaje. Podrías transformar tu observador y descubrir que tal vez gracias a esa situación, aprendiste esto o aquello, etc… Todo cambio requiere de esfuerzo y compromiso. A lo que pocos están dispuestos a hacerlo. Por eso prefieren cargar con esos dolores emocionales. Ni bueno, mi malo. Es solo despertar de conciencia.
Observa la vida, con otros ojos, abandona el papel de protagonista y ponte en la silla del espectador. Podrías encontrar respuestas interesantes. Deja por un momento el papel del director de tu propia película y convierte en uno de los espectadores que van al cine.
Busca apoyo de un profesional. A veces, adoptamos el papel de ‘Rambo’, creyendo que podemos sanar esas situaciones. Sin embargo, te mereces contar con un profesional que te apoye, te escuche con amor, no emita juicios, sino te apoye a lograr esas respuestas poderosas que habitan en ti.
La pregunta del Coach: giovannafuentes@yahoo.com
¿Has observado que heridas emocionales viajan en tu equipaje interior?
¿Qué tal si aquella situación dolorosa que enfrentas, sea la puerta de tu sanación interior?
¿Te culpas por todo lo negativo que sucede en tu vida?
¿Le echas la culpa a otros de lo que te sucede?
Coaching: el arte de hacer preguntas poderosas, para que la persona encuentre respuestas poderosas. Un coach no da consejos. Las respuestas habitan en cada ser humano. Apoya a que cada individuo encuentre su grandeza.