Hace años, cuando estaba realizado mi entrenamiento y formación para obtener el título de Coach profesional certificada por la ICF, tome conciencia de que el enfado constante en una persona, esconde algo más profundo.
A veces cuando voy conduciendo observó que la mayoría de personas van enfadadas y sí alguien los cierra de inmediato afloran la violencia. Estamos tan acostumbrados al enfado como una emoción social, que no nos percatamos de la falta de conciencia que existe en la sociedad para actuar de manera violenta e intransigente y cometer los más grandes atropellos contra sí mismos y contra otros seres humanos.
Según los expertos el enfado constante en una persona puede ser algo desconcertante, hay personas que se irritan porque no les traen la cuenta rápido, porque está haciendo sol, o frío, o el café les quedó tibio, o la sopa quedó muy caliente, en fin…
A diario podrías encontrarte con personas que parecen irritarse o alterarse por cualquier trivialidad. Sin embargo, lo que muchas veces no vemos detrás de estas reacciones explosivas es una herida emocional profunda, una marca de dolor no sanado.
Mario Alonso Puig, médico y conferencista, señala que el enfado es una emoción natural, no obstante sí las personas no toman conciencia de que se irritan por todo y constantemente viven de mal humor, esto podría afectar la vida.
Cuando el enfado se expresa de forma desproporcionada o constante, suele estar relacionado con la percepción de que nuestros límites han sido violados o que hemos sido tratados de manera injusta. Sin embargo, el problema no es la emoción en sí misma, sino la forma en que la gestionamos.
En algunas situaciones he observado a adultos haciendo ‘berrinches’ de niño pequeño, es más en los escenarios de la vida, a veces veo a niños con cuerpo de adulto respondiendo no como un adulto, sino como un niño e incluso yo misma también he actuado así.
¿Pero por qué nos enfadamos?
Es comprensible que el enfado en muchas situaciones sea una respuesta válida ante situaciones de frustración, amenazas, defensa en sí mismo, percepción de injusticia o para expresar límites, no obstante, podría al manifestarse de forma recurrente esconder algo más profundo.
Un enfado desmedido podría no estar relacionado con el evento en sí, sino que expresa emociones reprimidas, traumas o heridas de la niñez. Cabe mencionar que cuando somos niños, interpretamos las cosas de acuerdo a nuestra percepción y conocimiento del momento, por lo tanto nuestro cerebro podría solo ver un punto de vista y guardar un resentimiento de una situación sin tener conciencia de que cómo adultos podemos reinterpretar esta circunstancia y tomar conciencia de que es momento de superarlo.
Por ejemplo, un niño que no se sintió escuchado por sus padres, armará un berrinche para que por fin lo escuchen, entonces de manera inconsciente actuará en su vida adulta de la misma manera cuando necesite llamar la atención.
Las personas que manifiestan enfado constante pudieron haber experimentado en su niñez, rechazo, abandono, abusos, humillación, por lo que estas situaciones pudieron dejar secuelas en su psique que se expresan con reacciones impulsivas e irritantes.
Los seres humanos que han sufrido de alguna forma, ya sea emocional o física, pueden aprender a protegerse mediante el enfado, como una manera de evitar que otras personas se acerquen a su dolor. El enfado, aunque parece una emoción destructiva, se vuelve una forma de controlar o manipular la situación para evitar una mayor herida emocional.
¿Qué es lo que nos pertuba?
Cuando experimentamos enfado, debemos preguntarnos qué es lo que realmente nos está perturbando: ¿es el comportamiento de los demás o es nuestra propia interpretación de lo sucedido? ¿Qué tiene que ver esto con situaciones de nuestra niñez?
El hecho de que alguien te falte al respeto, o que trate de forma injusta o nos haga daño puede despertar el enfado, pero lo que realmente importa es cómo gestionamos ese sentimiento y qué decisiones tomamos a partir de allí.
Así que cuando tenemos conciencia de que el enfado gobierna nuestras vidas es clave tener autoconciencia para poder observar nuestros pensamientos, reacciones emocionales, dado que cuando se está enfadado se reacciona en automático y es cuando se puede actuar de manera violenta y terminar haciéndose daño a sí mismo y los demás.
Desarrollar la capacidad de hacer una pausa, respirar para oxigenar el cerebro, observar nuestros pensamientos, las reacciones del cuerpo y hacer conciencia que quizás esa situación o persona nos está oprimiendo los botones de alguna herida de la niñez, nos permitirá comprender que somos dueños de nuestras reacciones emocionales y que el enfado está controlando nuestra vida.
Pregunta del Coach: giovannafuentes@yahoo.com
¿Qué te hace vivir en enfadado?
¿Qué sacrificas por estar enfadado?
¿En qué momento has perdido los estribos y te has dejado dominar por el enfado?
¿Qué podrías hacer diferente para tomar las riendas de tu vida?