Vivir cada experiencia desde la maestría, desde el aprendizaje, y no desde el victimismo, sabiendo que la vida es cambio, es impermanencia. Cada situación que vivimos en nuestra vida, nos permite evolucionar. A veces, buscamos explicaciones para los acontecimientos que nos suceden y a veces las cosas suceden porque tenían que suceder, dado el nivel vibratorio o frecuencia en la que estamos sintonizados.
Atraemos a las personas y las experiencias para aprender y evolucionar. Cada persona es nuestra resonancia. Por ejemplo en las relaciones de pareja, siempre aquella persona que llega a nuestra olvida, nos transforma, dado que si vemos más allá, nos está dando una oportunidad valiosa de aprender, de crecer, de tomar decisiones, de poner límites. Esta pareja es nuestra proyección nos muestra algo que quizás debamos transformar.
Tal vez, no siempre el aprendizaje proviene de relaciones largas, sino a veces, puede provenir de encuentros de un día, una noche, en fin…, Lo importante es poder recordar aquello que has vivido y transcender, desapegarnos de lo que debió ser o suceder. Hay relaciones cortas, pero intensas. Lo importante siempre es preguntarnos ¿qué podemos aprender de ese encuentro?.
No obstante, la mente racional, el ego, nos hace buscar respuesta para todo. Cada vez, más debemos comprender que no siempre hay respuestas, sino el para qué se han dado esos encuentros. Quizás solo necesitamos comprender la extraña, o inesperada conexión con ese otro ser humano.
No es casualidad, encontrarnos con alguien, o vivir ciertas experiencias, todo tiene una respuesta espiritual, de acuerdo a la función de las experiencias que tenemos que vivir, desde nuestra alma.
Todos los días, tenemos el privilegio de conocer seres humanos maravillosos, solo que debido a nuestros condicionamientos sociales, creencias, paradigmas, perdemos la magia de construir una amistad, de aprender del otro, o de preguntarnos ¿cuál es nuestra proyección en esa persona, que nos está mostrando o enseñando que nosotros rechazamos?.
Esto no significa que no te puedas alejar de aquellas personas tóxicas que te contaminan y desequilibran, claro hay que comprender que cuando tenemos claras las ideas, sobre nuestro valor como seres humanos, nadie nos podrá incomodar. Ya que todo es una elección.
Entonces, aunque pareciera que ningún ser humano, puede escapar a las experiencias del pasado, esto no significa que las pueda reinterpretar o resignificar (volverle a dar sentido, encontrar o descubrir el para qué de esas experiencias) desde una perspectiva consciente. Ya que vivimos en un mundo de interpretaciones, somos universos interpretativos y cada persona asume sus experiencias desde, su mapa mental. Así las cosas, es hora de expandir la consciencia y salir del piloto automático, de la rueda del hámster.
Siempre nos estamos proyectando en los otros, cuando en realidad, las personas que nos rodean o que nos encontramos son nuestra proyección, así que aquello que rechazamos de nosotros mismos, lo vemos en el otro.
La pregunta del Coach: giovannafuentes@yahoo.com
¿De qué manera te tomas las experiencias de tu vida?
¿Qué proyectas en los demás de ti que no te has dado cuenta?
¿Qué te gustaría transformar de ti mismo?
¿Qué rechazas de otros que habita en ti?