Es vital tomar consciencia de la importancia que tienen las emociones en nuestra vida y transformar creencias limitantes que gobiernan su vida.
Cada vez considero de vital importancia que los padres sean conscientes de sus emociones y de expandir su inteligencia emocional, transformando de manera autónoma y con conciencia las creencias que nos condicionaron desde el mismo momento de la procreación, preocuparse por aprender a conocerse a sí ,mismo y salirse de la caja del piloto automático.
Claro, haciendo consciencia de que nuestros padres hicieron lo mejor que podían con la sabiduría que poseían en ese instante. Sin embargo, en esta era, los padres jóvenes, están llamados a preocuparse por su desarrollo emocional, por mirar dentro de sí mismos, si desean hijos saludables emocionalmente.
Al observar el mundo de los adultos y el manejo de las relaciones con los niños, me encuentro con qué de manera inconsciente se repiten las creencias condicionadas con las que crecimos. Recuerdo un tarde, en que estaba con conversando con otra persona, y apareció mi nieto, para preguntarme algo. Antes de que mediara palabra con mi bello nieto, la otra persona le dijo: oye, cuando los adultos están hablando no se interrumpen. Mi nieto se quedó perplejo, igual yo. Sin embargo, interrumpí y le dije, no mi amor, eso no es verdad, cuando los niños hablan los adultos escuchamos. Así que dime, que me quieres decir?.
Luego, le hice saber a la persona con la que conversaba, que ya era hora, de transformar esa creencia. Es que nuestra infancia define cómo actuaremos cuando seamos adultos. ES por ello, que la gestión emocional en los niños es vital para el desarrollo de un ser humano feliz y libre de ataduras y creencias que le generan sufrimiento. Las creencias están sustentadas por conceptos. Las creencias son las que controlan nuestro cuerpo, nuestra mente y nuestra vida. En esto tiene que ver la percepción que tiene un ser humano de cómo percibe el mundo.
A veces, los comportamientos de los padres ante retos con sus hijos, no son de adultos, sino de niños y lo preocupante es que el adulto cree tener la razón y proyecta en sus hijos sus propias creencias, carencias, miedos y limitaciones.
Los padres debemos tener consciencia de que hay que aprender a escuchar con consciencia. Luego, explicarles y enseñarles a gestionar sus emociones, es normal que los niños y niñas, tengan emociones positivas y negativas, eso forma parte del universo relacional de la vida.
En ese sentido, hay que explicarles a los niños ¿qué son las emociones?. No existe ninguna catedra o materia en los colegios, escuelas o universidades donde se hable o se tenga como una de las primeras clases, el manejo de las emociones. El sistema educacional está condicionado para que las personas permanezcan en el ¡estatus quo!t.
Hay que aclarar que las emociones no son ni buenas ni malas, sino que son emociones, pero estamos tan condicionados a evitarlas que cuando una persona que está a nuestro lado, nos dice que esta triste o que tiene rabia, acto seguido, solemos decir: tranquilo, sino es para tanto, o ¿por qué llora, no llore?. Es tal la reacción que recibe la otra persona cuando alguien le expresa su real emoción, que para evitar la incomodidad que le genera el estado emocional del otro, se invoca a los comportamientos políticamente correctos. ¿obvio no se para quién? O ¿cuáles son?.
Cuando un niño o niña, tiene una rabieta, hay que permitirle que se expresé, sin correr a censurar su comportamiento, y luego, preguntarle ¿qué situación a genero esa emoción?. Escucharlo y explicarle que se puede gestionar con equilibrio. Cada vez que un adulto vaya a decirle algo a sus hijos debería preguntase antes, ¿lo que le voy a transmitir es una creencia mía? ¿qué comportamiento o creencia proyecto yo en mi hijo, hija, que está reflejando en su comportamiento o actitud?
Así que para educar niños saludablemente emocionales, es importante comenzar por despertar, expandir su consciencia, queridos padres y salir del estado de modo zombi. Dejar de actuar en piloto automático.
La pregunta del Coach: giovannafuentes@yahoo.com
¿Qué creencias les has transmitido a tu hijo de manera inconsciente?
¿Qué tan consciente eres de qué escuchas a tu hijo en realidad?
¿Qué tanto te preocupas del manejo de tus emociones?