A menudo los seres humanos han hecho de la preocupación un hábito natural, como cepillarse los dientes.  En la cotidianidad la preocupación se ha convertido en un oficio que genera inútiles beneficios.

Sin embargo, hay personas que no pueden vivir un día, sin preocuparse y por lo tanto de manera consciente o inconsciente atraen circunstancias que les desaten esos sentimientos de preocupación.  Es como si estuviera en su ADN, todo aquello que signifique preocupación.

La preocupación es inoficiosa.  Sin embargo, ha hecho carrera en los pasillos de las oficinas, hogares y demás ambientes de la cotidianidad las caras de acontecimiento o de preocupación, como si esto fuera jugar al golf o al tenis.

Así que para la mayoría de las personas preocuparse es normal.  Más cuando existen bastante cosas y situaciones por las cuales hay que preocuparse, como el mundo político, los impuestos, los apretones del Transmilenio, el alza de los productos de la canasta familiar, en fin…

Así que hay gente que ha adquirido este hábito como si se tratase de hacer  deporte.  Es más para algunos es más importante estar preocupado que ir a correr por ejemplo.

Es como si no se pudiera hacer otra cosa, sino preocuparse.  E incluso algunas personas sacrifican uno de las cosas más preciadas de la vida, como el sueño.  Alguna vez tuve una cliente o coachee que me contaba que no podía conciliar el sueño, por estar pensando en las preocupaciones laborales.

Así que muchas veces, amanecía y ella estaba como un bombillo prendido, pensando en lo que tenía que hacer al otro día y los problemas o tareas que no había podido resolver.

En su proceso de coaching hizo conciencia de que era un hábito mal sano que había creado y que le generaba unos beneficios inconscientes.   Le tomo tiempo transformar este inútil hábito y aprendió que en vez de preocuparse había que ocuparse y tener claro que hay que respetar los tiempos sagrados de la vida.

¿Te ha sucedido alguna vez una situación similar?.

Cuando habló de ocuparse, no significa estar 24 horas en modo acción.  Sino darte el permiso de  vivir en el presente y no dejándote gobernar de los pensamientos que te llevan al pasado o al futuro, saltándote los bellos momentos del presente.  A lo que invito es a que vivas el instante con la conciencia de vivirlo.

La lista de preocupaciones es extensa.   Muchas personas tienen preocupaciones en su cabeza. Por lo general, siempre se está preocupado por lo que podría salir mal, acerca de lo que demás piensan sobre nosotros, y así sucesivamente.

 

El inconsciente colectivo está condicionado a ver siempre lo negativo.  En otras palabras a ver el punto negro en la hoja blanca.   Es fácil que la mente te gobierne hacia los pensamientos trágicos.    Poco,  se piensa en las cosas bellas que podrían suceder.

 

Entonces si preocuparse es un negocio rentable, adelante preocúpate y a elevar tus ganancias.  Si no lo es.  Transforma esos pensamientos de preocupación en creencias y posibilidades.   Tal vez en aquello negativo, podría nacer la semilla de la esperanza.     ¡Ocúpate y cuida tu mente!.

 

La pregunta del Coach: giovannafuentes@yahoo.com

¿Qué obtienes con preocuparte?

¿Para qué te ha servido preocuparte?

¿Cómo podrías transformar los pensamientos de preocupación por unos poderosos y amigables?