Perdonar, es una acción que parece no ser tan fácil en la vida del hombre. Más cuando se tiene la creencia de que perdonar es cederle el poder al otro.  Todo lo contrario perdonar, es un acto de reconciliación con la vida.  Cuando no te permites perdonar, estas atando tu vida al sufrimiento.

Muchas veces la persona más importante a la que tienes que perdonar es a ti mismo por todas las cosas que no fueron de la manera que pensabas. En una sociedad, donde se ha heredado de generación en generación creencias basadas en la cultura del premio y castigo, el hombre se ha convertido en su principal juez y verdugo. Perdonar no es entregarle  las llaves al opresor.  Esa es una creencia errada.   Perdonar es liberarte de tu pasado, y permitirte vivir en el presente, disfrutado de tu poder personal.

Es comprensible y razonable que el hecho en sí mismo no se justifique, pero perdonar va más allá de justificar un hecho, tiene que ver con la posibilidad de vivir una vida plena y descubrir que puedes acudir a tu poder personal, que te ha sido otorgado por derecho divino.  Según los maestros espirituales “cuando perdonamos nos liberamos del pasado, y encontramos la respuesta a casi todos los problemas de estancamiento que se presentan a nivel individual y colectivo por lo que perdonar es un regalo que se hace así mismo un ser humano, una sociedad para sentir la plenitud interior”

Personalmente he disfrutado de las «mieles del perdón» y gracias a ello, me he conectado con mi maravilloso, infinito y absoluto poder personal. Sigo siendo escandalosamente imperfecta y me gusta.  He emprendido con total entusiasmo el camino de regreso al amor al evolucionar en una mayor conciencia de que soy 100% responsable de mi vida.

Perdonar, nos libera de las cadenas que nos atan al pasado y nos lleva a otra dimensión en donde las emociones (que se albergan en tu cuerpo y conciencia originadas por un hecho complejo) se liberan.   Alguien en el pasado, te causó dolor y ese dolor se fue convirtiendo en rencor y sin darte cuenta se fue solidificando en una emoción atrapada en tu cuerpo.

La posición de la víctima

En sociedades y países los conflictos “son el producto de dos personas o dos países que compiten por ocupar la posición de víctima”. Entonces tal vez sea hora de perdonar y de entrar en una nueva dimensión en donde te liberes del resentimiento, la rabia, el oído, la venganza o la envidia, para encontrarte con tu brillo interior, con tu grandeza, con tu poder personal y usarlo para tu bienestar.  Todo nos ha sido dado por la divinidad.

El perdón no es seguir permitiendo al otro ofenderme o afectarme, sino tomar conciencia de que puedes poner límites y elegir una nueva forma de vivir.

El perdón es una expresión de amor.  Libera a los seres humanos de ataduras que nos amargan el alma y enferman el cuerpo. Es importante que sepa que perdonar, no significa estar de acuerdo con lo que sucedió, ni que lo apruebas. Perdonar no significa dejar de darle importancia a lo que sucedió, ni darle la razón a alguien que te lastimó.

Simplemente significa dejar de lado aquellos pensamientos negativos que nos causaron dolor o enojo.  Según los especialistas, el perdón es una declaración que puedes y debes renovar a diario.

La pregunta del Coach: Giovannafuentes@yahoo.com

¿Con qué personas estás resentido?
¿A quiénes no puedes perdonar?
¿Qué tienes que perdonarte a ti mismo?

¿Eres o te sientes infalible para perdonar los errores ajenos?
«Perdona para que puedas ser perdonado»
«Recuerda que con la vara que mides, serás medido…»

 

“Solo el débil busca venganza. El que tiene alma fuerte, perdona, y es un gran honor para el ofendido perdonar”

Khalil Gibran