A veces sin tener mucha conciencia de lo que sucede con nuestras vidas, la mayoría de los seres humanos va cargando de un lado para otro el cesto de la basura emocional que fue recogiendo durante su niñez, adolescencia, juventud y edad adulta. Ese cesto, se fue llenando con los dolores, resentimientos, odios, tristezas, miedos, envidias, experiencias desagradables, traiciones, rechazos, culpas, falta de atención o amor por parte de los padres, abandono, violencia, escasez y acontecimientos negativos del pasado que se han ido acumulando en el subconsciente.
Estas situaciones o emociones han viajado sin darte cuenta como una bolsa de basura en descomposición. Imagina esta escena: Te han invitado a una fiesta de gala, te has perfumado, peinado de manera especial y te has puesto un bello traje. Sin embargo, en uno de los bolsillos sin percatarte tenías guardado por años las cascaras de un banano y cuando estabas en la fiesta, te llego un extraño olor. De pronto ‘metiste’ la mano en uno de los bolsillos de tu vestido y que asco: la cascara estaba podrida. Sentiste nauseas, vergüenza y corriste al lavabo a limpiarte.
Eso es lo que sucede a veces con la basura emocional que llevas como tu equipaje, tu atuendo. Va contigo a todo lado, pero no eres consciente que te acompaña, dado que te has acostumbrado tanto a recordarla, a sentirla, que hace parte de tu panorama. No obstante, esta basura emocional te ha impedido ser feliz, tranquilo, reconciliarte con tu pasado, salir adelante y alcanzar tus sueños.
Esto es lo que sucede con nuestros sentimientos. A veces sentimos cosas que nos molestan o nos duelen, pero en vez de enfrentarlos, buscamos un lugar para que no estorben, donde no se vean. Los guardamos en la “caja de pandora” pues pensamos que ya los sanamos y que no volverán a sabotearnos.
Es natural, a veces no querer remover esos dolores o esa basura emocional del pasado, por temor a repetir esas experiencias o volver a revivir el dolor causado. Pero de forma inconsciente con otros personajes, otros rostros, otros lugares y situaciones, repites una y otra vez esas experiencias que están en el bolsillo de tu traje. Aunque te hayas hecho el lavado cerebral que ya lo superaste.
Esta basura se ha quedado en tu subconsciente y cuando estabas más a gusto con tu pareja, un trabajo, tu familia, tus proyectos personales, comienza a oler a basura. Tal vez no tengas conciencia que ese olor representado en situaciones dolorosas tan solo te dice que debes deshacerte de la vieja bolsa para vivir consciente en tu presente, asumir con responsabilidad las riendas de tu vida.
A menudo, el simple recuerdo de estos hechos trae cierto malestar emocional. Este malestar, en el presente, puede no ser tan intenso como lo era en aquella época, no obstante, en gran parte de la gente no queda totalmente superado. Pero aunque tales recuerdos no salgan a flote más que raramente, tienen un constante peso emocional inconsciente.
Y es que “todos somos vertedores de basura emocional”, de alguna u otra forma. Lo somos incluso con nosotros mismos cuando nos recreamos en el rencor, en la venganza o en el arrepentimiento. Pensamientos como “no debía de haberlo hecho” , es pura basura emocional que nos echamos encima una y otra vez y que debemos aprender a transformar con sentimientos y sensaciones poderosas llenas de amor contigo y los demás para convertirte cada día en un SER ligero de equipaje, tranquilo, sereno, pleno y en paz.
Si te detuvieras por un instante a pensar ¿cuánta basura emocional hemos acumulado?. El rencor, pérdidas, despedidas, odios, envidias, resentimientos, iras, recelos, maltratos, egos elevados, juicios, críticas como yo lo hice bien, ellos lo hicieron mal, que se han ido adhiriendo al subconsciente y que a veces terminan por convertirse en realidad.
Todos los seres humanos sin excepción hemos llevado la bolsa, la diferencia está en elegir dejarla en su lugar y marchar hacia adelante perdonando y adquiriendo una nueva conciencia. Alguna vez, una amiga me contaba que llevaba años sin hablar con otra, porque en el pasado habían peleado, cuando fueron socias.
Al escucharla, recuerdo que ella, hablaba de lo bien que la pasaban cuando se divertían. Pero mi amiga, decía que su vieja amistad se había llenado de motivos para no volverle a hablar y aunque ella lo había intentado, la otra persona estaba llena de resentimientos: era la directora de su propia película. Mi amiga, acudiendo a su sabiduría decidió sanar, perdonar y quedarse con todo lo bello que había aprendido de esa fabulosa mujer. Así que solo le deseaba lo mejor en paz y armonía con el universo. La veía feliz y plena.
Ella sencillamente le quitó el drama a la situación y descubrió que la otra chica, había sido su gran maestra, que le había enseñado en medio de las situaciones negativas a quererse más, a ser una mujer segura, a manejar mejor los negocios, a ser clara y contundente con sus ideas, a poner desde el principio las reglas del juego, a dialogar y a comprender que sus valores, y creencias eran diferentes a los de su anterior socia por lo que tal vez su nivel vibratorio era distinto y por eso no fueron compatibles. Ella entendía que los valores de su socia tampoco eran ni buenos, ni malos. Solo que estaban en otra frecuencia.
Durante las sesiones de coaching algunos clientes, me cuentan historias similares. Las cuales escuchó con respeto, amor y profesionalismo. No juzgo, solo escuchó más allá de lo que dicen sus palabras. Tan solo soy una canal o instrumento para que las personas se liberen de esas cargas emocionales y conviertan lo negativo en un poderoso aprendizaje para el despertar consciente que los llevará a cultivar un mejor desarrollo de su inteligencia emocional y a vivir ligeros de equipaje.
A veces, los socios que nos generan retos, se convierten en los grandes maestros de la vida. Solo tienes que ser consciente de tu poder interior y aferrarte a tu esencia, tus talentos y dones, a tu aprobación personal y comprender que nada de lo que sale de ellos, es tuyo. Solo expresan sus creencias y experiencias de su crecimiento y que son respetables.
El agradecimiento, un paso hacia la libertad
Una de esas poderosas transformaciones para dejar la basura emocional en el cuarto de la basura, es el agradecimiento. He descubierto que todo lo que vivimos son experiencias que esconden bellas enseñanzas que te permiten ser cada día una mejor persona, y recordarte que lo que sucede en el interior de otros no depende de ti, es algo que habita en ellos, pero que no te corresponde juzgar, solo observar y auto evaluarte para elevar tu nivel vibratorio y encontrarte con otro tipo de personas.
Dado que si logras conectarte con tu poder interior, en tu camino te encontrarás con individuos amables, tranquilos, felices, generosos, amorosos, dadores y exitosos. Pero si eliges caminar por la senda de la crítica, del ego, del lucir bien y otras máscaras como el querer tener la razón, y el deseo consciente o inconsciente de controlarlo todo, de avasallar, de excluir, de ignorar la grandeza de los demás y de cargar la bolsa de basura, solo encontraras más de lo mismo. Todo es como lo he mencionado en otras ocasiones una elección. El dolor es una condición humana, pero el apego una elección.
He observado que algunas personas presentan resistencias a transformar sus paradigmas limitantes y se aferran a sus viejas creencias como si fuera su ‘tabla de salvación’ . De manera consciente o inconsciente siguen practicando hábitos autodestructivos como si fuera la panacea y cuando se les plantea salirse de la caja mental limitante, se oponen a la transformación para generar hábitos empoderantes. Ni bueno, ni malo, cada ser humano está en su camino y en su propia vibración.
También comprendo que lo único que podemos hacer es respetarlos, desearles todo lo mejor.
En el libro el hombre en busca de sentido, de Victork Frankl, neurólogo y psiquiatra, quien vivió el holocausto de las dos guerras mundiales, el infierno de los campos de concentración nazis, se dijo así mismo que sobreviviría sobre todas las cosas y para salvarse se concentró en el amor, la naturaleza, la espiritualidad, el sentido del pasado, y la soledad.
Basado en el pensamiento de Federico Nietzsche “aquellos que tienen un porque para vivir resistirán pese a la adversidad” logró sobrevivir. Frankl, perdió su familia en el holocausto. En el libro se cuenta también que el admiraba la belleza en una espina de pescado que era la sustancia del caldo o agua que le daban como alimento.
Recuerdo este libro y la historia de su autor, dado que me ha inspirado su fuerza y sabiduría para decirles que todos los seres humanos tenemos un propósito superior y que en medio de las dificultades siempre tendremos argumentos para vivir y admirar la belleza en cada ser humano que nos rodea, en los regalos que la vida nos ha dado y esas situaciones complejas que nos suceden y que a veces nos comprendemos.
Tu tienes el poder de limpiarte de la basura emocional que no te deja caminar hacia tus sueños. Deja de pensarlo y atrévete a dar el paso.
La pregunta del Coach
¿Cuál ese motivo superior para vivir y transformar tu vida?
¿Para qué te ha servido la bolsa de la basura emocional que llevas a todas partes?
¿Qué deseas en realidad que suceda en tu vida?
¿Para qué sigues aferrado a las heridas emocionales del pasado?
¿Qué harías hoy por ti para construir tu amor propio?
Tu Coach: Giovannafuentes@yahoo.com
Coaching: El arte de hacer preguntas poderosas para que el coachee o cliente encuentre respuestas poderosas. Un Coach es un entrenador de vida. Solo si estas dispuestos a dar el primer paso, lograrás llegar a la meta. Cada ser humano es responsable de su vida.
Qué sucede en una sesión de coaching? es una conversación enfocada, es un espacio en donde el Coach escucha, destacando la grandeza del coachee, no hay juicios, ni críticas, en donde el profesional desde un marco ético, respeta y guarda confidencialidad. El coach apoya a que cada persona se enfrente sus miedos, retos, desde una postura asertiva y acompaña al cliente para que logre transformar sus hábitos y creencias. El poder de las cosas está en la magia de lo simple. Todos tenemos retos, mientras que permanezcamos en la escuela llamada vida.