Como Coach de vida y de equipos trabajando en el sector corporativo por más de 20 años, he observado que el corre de la vida, a la mayoría de los seres humanos se les olvida reflexionar sobre los vacíos emocionales, algo que tal vez tu y yo hemos sentido, pero en el afán de la vida, no te atreves a nombrarlos.
El vacío emocional es como algo en tu estomago que te habla, que está en tus tripas en tus extrañas, solo que has decidido ignorar aunque a veces te gritan y tu solo atinas a decir, me siento raro, que será lo que tengo que quisiera llorar y no se porque. .
Es una sensación sutil pero constante de que «algo falta». Puede aparecer en momentos de soledad, pero también en medio del éxito, rodeados de gente o en una vida aparentemente «perfecta». Es como un susurro interno que nos recuerda que hay un espacio dentro de nosotros que aún necesita ser visto, reconocido y abrazado.
¿Pero de dónde vienen los vacíos emocionales?
La mayoría de nuestros vacíos emocionales se forman en etapas tempranas, cuando nuestras necesidades de afecto, seguridad, valoración o aceptación no fueron completamente satisfechas o respondidas, en lo que Carl Gustav Jung denomino el proceso de individuación de un ser humano. No se trata de buscar responsables, pero sí, de comprender que tanto nuestros padres, cuidadores o familiares cercanos hicieron lo mejor que pudieron incluso comprendiendo que a lo mejor sus creencias tampoco los apoyaron o quizás las mismas circunstancias de la vida o entornos en los que se desarrollaron.
Eso, sin lugar a dudas, no cambia el hecho de que hubo necesidades no atendidas, como por ejemplo eras un adolescente y viviste alguna situación de acoso en el colegio, pero lo callaste para que tus padres no te regañarán, o querías contarles a tus padres alguna situación, pero cuando fuiste a buscarlos, descubriste que a tu madre le dolía la cabeza, y mejor preferiste quedarte callado, en fin…
Pero estos vacíos emocionales no solo se generan en la infancia, también suceden en tu vida adulta. Cuando experimentas relaciones adultas disfuncionales, pérdidas importantes, traiciones o vivir mucho tiempo desconectados de nosotros mismos también pueden abrir nuevas grietas emocionales.
¿Cómo se manifiestan?
Quizás te identifiques con alguna de estas sensaciones:
- Buscar constantemente aprobación externa para sentir que vales.
- Sentirte solo/a incluso en compañía.
- Llenar tus días de actividades, compras, redes sociales o trabajo para evitar el silencio interno.
- Tener dificultades para confiar en el amor verdadero o para recibir apoyo.
- Experimentar tristeza, irritabilidad o apatía sin una razón aparente.
- Sentir que nada te satisface y nunca es suficiente.
Claves para reconciliarte con tus vacíos emocionales
- No luches contra tu vacío, escúchalo
Muchos intentan «tapar» el vacío, ignorarlo o llenarlo desesperadamente con algo externo. Pero sanar no es llenar: sanar es integrar.
Ese vacío no es tu enemigo. Es una parte de ti que te está diciendo: «Aquí hubo algo que no recibimos. ¿Podrías ahora dármelo tú?»
Date permiso de sentir: No huyas de lo que sientes. Tu vacío tiene algo importante que decirte. Escúchalo sin juzgarte.
Trátate con compasión: Lo que te falta no define tu valor. Eres completo/a aún con tus partes heridas.
Aprende a nutrirte emocionalmente: Practica darte amor, respeto y cuidado. Sé el adulto amoroso que tu niño/a interior sigue necesitando.
Rodéate de relaciones conscientes: Busca personas que te vean, te escuchen y te amen sin condiciones.
Busca apoyo si lo necesitas: Un proceso de coaching o terapia puede ser el puente que te ayude a conectar con esas partes de ti que claman por ser sanadas.
Recuerda algo muy importante: Tú no eres tu vacío. Tú eres la consciencia amorosa que puede abrazarlo.
Cada vacío emocional es una oportunidad de volver a ti, de cuidarte como mereces y de construir un amor propio que no dependa de nada ni de nadie.
Hoy te invito a hacer las paces con tu historia, a soltar la culpa, y a caminar, con paciencia y ternura, hacia ese reencuentro contigo mismo/a.
Como Coach de vida, estoy aquí para acompañarte en ese camino. giovannafuentes@yahoo.com