Hoy en día podemos encontrar un sin fin de libros, eventos o profesionales que nos hablan de la importancia de establecer una estrategia empresarial. Una estrategia empresarial que se aplica a todas las áreas, comercial, marketing, producción, financiero, etc. Sin embargo y a pesar de su importancia y de la influencia que puede tener en nuestra empresa, muy pocas empresas cuentan con un plan estratégico tecnológico.
¿Que es un plan estratégico tecnológico?
Para entenderlo miremos hacia nuestra propia empresa y pensemos en como realizamos las inversiones en tecnología. Generalmente este tipo de inversiones se realizan por dos motivos, uno por una necesidad imperiosa, es decir, si disponemos de una Web y tenemos un problema con esta bien porque deja de funcionar correctamente, porque tenemos algún problema con el proveedor o porque algún cliente importante nos solicita algún tipo de servicio Web, nos vemos obligados a modificarla, cambiarla o encargar una nueva, es decir, a realizar una inversión.
El segundo motivo es el que suelo denominar «puñetazo en la mesa», es decir, dentro de la empresa se lleva comentando desde hace tiempo la posibilidad de incorporar un nuevo sistema de facturación, pero como esto conlleva un coste, la decisión se va retrasando. Esta situación se continúa retrasando hasta que nuestro antiguo sistema de facturación tiene un error y nos provoca un problema serio con uno o varios clientes.
Es en ese momento cuando alguien dentro de la empresa da «un puñetazo en la mesa» y dice algo como… «hasta aquí hemos llegado», «hay que comprar otro sistema», lo cual nos lleva a otra inversión.
Después de ver estas dos situaciones que seguro todos reconocemos en nuestras empresas, podemos comprobar que las inversiones en tecnología se suelen realizar en base a necesidades acuciantes, problemas que obligan a un cambio, o con suerte al «soplo de aire fresco» que aporta la incorporación de un nuevo profesional que trae nuevas ideas.
Lo que resulta evidente es que las empresas no planifican una estrategia tecnológica. Si realizáramos esa planificación podríamos prever cuales van a ser nuestras inversiones y afrontarlas con el tiempo y la calma necesaria como para poder valorar correctamente nuestras opciones y realizar la mejor elección.
Lo importante de esa elección, es que al igual que en una estrategia comercial disponga de una continuidad.
Es decir, ¿será mejor comprar un sistema de facturación que nos salga económico o uno que con vista a dos o tres años nos ofrezca la posibilidad de poder enlazarse con una tienda web?
En comparación con la estrategia comercial, cuando contratamos un nuevo comercial siempre valoramos lo que esa inversión puede aportarnos a dos o tres años, valoramos en la entrevista si a futuro podrá ocupar un puesto de jefe de ventas, et.
Cuando planificamos una estrategia tecnológica, pensamos en todas nuestras necesidades actuales y valoramos aquello que queremos conseguir tanto a corto plazo como a medio plazo (el largo plazo en el ámbito empresarial casi ha desaparecido), de esta manera evitamos situaciones como la siguiente:
Un cliente me pidió un sistema de gestión documental. Estaba decidido a realizar una gran inversión al respecto con el objetivo de evitar el papel en la medida de todo lo posible. Mientras estaba realizando el presupuesto me llamó y me dijo, no sin bastante desesperación, que alguien había accedido a su servidor y le había secuestrado la información (Comprimen tus carpetas en un archivo .rar, ponen una contraseña y piden un rescate).
La pregunta es; ¿porque quería un sistema de gestión documental de unos 4.000 cuando tres meses antes me había dicho que el presupuesto de seguridad perimetral de unos 1.500 que le había entregado le parecía caro?
En siguientes artículos profundizaremos en como crear un plan estratégico tecnológico, pero mientras tanto…
¿Tiene su empresa uno?
Autor: José David Rodríguez