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Vivimos en un mundo globalizado, en el que cada día las entidades se enfrentan al reto de poder cumplir con estándares, regulaciones, normas y las reglas de los mercados. Para no errar y no incurrir en conductas ilícitas, ha surgido la necesidad de trabajar en la reducción de su impacto y en el cumplimiento correcto para el funcionamiento de las operaciones de cualquier entidad.

Debido a esto, y para poder hacer frente a esta nueva situación, el rol del chief compliance officer cada día adquiere más importancia en las empresas, ya que, al ser una figura que dada la complejidad de los mercados debe situarse en el más alto nivel dentro de una entidad y depender directamente del consejo de administración para poder ejercer un verdadero papel en el fomento del cumplimiento y el desarrollo de buenas prácticas, los CCO´s aportan un valor único al negocio, no sólo por el hecho de guiarlos por el camino menos riesgoso, sino al prevenir problemas, y aún más importante, ayudarlos a mantener una reputación intacta.

Definitivamente son el salvaguarda de las empresas en el siglo XXI, debido a que las expectativas regulatorias han aumentado de forma global, presionando a las organizaciones y empresas, especialmente a aquellas que realizan actividades internacionales a contar con el apoyo de programas y especialistas dedicados al cumplimiento. Es importante destacar que los CCO’s operan en un ambiente legal, regulatorio, social y económico sumamente diverso y dinámico en el que destacan las normas complejas y contradictorias.

En ese sentido, los bancos, las universidades y asociaciones gremiales juegan un papel importante en fomentar la popularidad e importancia de una carrera profesional que no se estudia en la universidad como tal, sino que se aprende a base de experiencia y con  la práctica del día a día y de las situaciones que se enfrentan. Pero, ¿cómo surgió este cargo?

El puesto nació en 1980 luego de que distintas iniciativas gubernamentales, y comisiones de alto nivel, recomendaran a las compañías contratar personal sénior especializado en temas legales y éticos, con la finalidad de asegurar y contar con un programa de cumplimiento, así como una plantilla para supervisarlo. Desde entonces, han sido emitidas una serie de regulaciones para mejorar el comportamiento ético laboral, complicando aún más el esquema de cumplimiento. Es por ello que el rol de los CCO´s es ahora más que nunca fundamental.

¿Costo o beneficio?

El valor de la reputación puede ser cuantificado ya que se refiere simplemente a la capitalización del mercado de la empresa. No se necesita más que el rumor, o sospecha, de alguna conducta indebida para causar daños graves o propiciar desconfianza por parte de los inversores. Hemos pasado de la era de la estética a la era de la ética, donde es necesario identificar ventajas competitivas creando una entidad que genere confianza y credibilidad. Es decir, que permita crear valor y beneficios para retribuir al accionista, contratar nuevo personal, invertir en responsabilidad social, entre otros,  dentro del cumplimiento normativo. En definitiva, crear reputación.

Al final, debemos definir el camino por el que queremos que nuestra compañía transite en su viaje reputacional, entendiendo el contexto, el empoderamiento de los ciudadanos, los cambios sociales, midiendo riesgos y enarbolando la bandera de la excelencia en términos de cumplimiento normativo y transparencia. Para lograr cumplir con esto, es necesario contar con un buen CCO que se convertirá, durante los próximos años, en un activo esencial para las empresas y organizaciones en América Latina y el mundo.

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