Estamos celebrando el bicentenario de la Independencia de lo que luego se llamaría la República de Colombia. El Acta (clic para ver) del Cabildo Extraordinario de esa fecha trae algunas curiosidades:

“proclamaron a dicho señor Excelentísimo don Antonio Amar [el Virrey] por Presidente de este nuevo Gobierno con lo cual y nombrando de Vicepresidente de la Junta Suprema de Gobierno del Reino al señor Alcalde Ordinario de Primer Voto doctor don José Miguel Pey de Andrade”. Luego, acordaron “…mandar una diputación al Excelentísimo señor don Antonio Amar, para que participe a Su Excelencia el empleo que le ha conferido el pueblo de Presidente de esta Junta, para que se sirva pasar el día de hoy a las nueve a tomar posesión de él…”. No sabemos si tomó posesión de este cargo recientemente creado, pero creemos que no lo hizo.

Pareciera que el Virrey se mostró bastante complaciente con los insurrectos. Dice el Acta que “ Impuesto su Excelencia de las solicitudes del pueblo, se prestó con la mayor franqueza a ellas.”  Duró poco ese entusiasmo por el primer Presidente de la Nueva Granada y poco su período presidencial, que duró exactamente 6 días. Fue depuesto el 25 de julio de 1810, le dieron su casa por cárcel y el 13 de agosto del mismo año lo trasladaron a una cárcel. Al día siguiente le facilitaron su salida de Bogotá a Cartagena, donde lo tuvieron preso hasta ser deportado a Cuba en octubre de ese año. Duró el resto de su vida reclamando sus bienes personales dejados atrás, sin éxito.

El 20 de julio de 1810 no hubo ninguna proclamación de independencia, como lo creemos comúnmente. En el Acta se declara “no abdicar los derechos imprescindibles de la soberanía del pueblo a otra persona que a la de su augusto y desgraciado Monarca don Fernando VII, siempre que venga a reinar entre nosotros…”. En otras palabras, la soberanía del pueblo tenía una excepción: la soberanía del soberano español, pero con una condición socarrona e imposible de cumplir: que el Rey Fernando VII, ya depuesto y encarcelado por Napoleón Bonaparte en 1808, despachara desde Santafé. El nuevo Gobierno, según el Acta, quedaba sujeto “a la Superior Junta de Regencia, ínterin exista en la Península”. No hubo, entonces ninguna declaración de independencia sino más bien un golpe de estado que aprovechó un vacío de poder en España. Varias versiones del Acta del Cabildo Extraordinario llevan el encabezado de “Acta de Independencia”, pero el original se quemó en 1900 y no tenemos forma de constatar esta circunstancia.

La Junta creada el 20 de julio tenía la misión de formar una “Constitución que afiance la felicidad pública, contando con las nobles Provincias, a las que en el instante se les pedirán sus Diputados, firmando este Cuerpo el reglamento para las elecciones en dichas Provincias, y tanto éste como la Constitución de Gobierno deberán formarse sobre las bases de libertad e independencia respectiva de ellas, ligadas únicamente por un sistema federativo, cuya representación deberá residir en esta capital.” Curiosa e interesante el énfasis en una Constitución que afiance la “felicidad pública”. No menos interesante es la ausencia del concepto de república y de la voluntad popular soberana que conduzca a la elección de su Presidente. La idea de una constitución ya existía en España, y de hecho, la primera fue la de 1812, que el mismo Fernando VII inicialmente aceptó y luego abolió.

Para entender mejor el momento histórico del 20 de julio de 1810, recomendamos la lectura de un documento (clic para ver) histórico de la Biblioteca Pública Piloto de Medellín.

Pero el autogobierno declarado en 1810 no duró mucho. El tan bien ponderado Fernando VII envió a uno de sus mejores generales, Pablo Morillo en 1815, en una Expedición Pacificadora con 15,000 hombres para la retoma de Venezuela y la Nueva Granada. En 1816 Morillo puso un fin sangriento a la Federación de las Provincias Unidas de Nueva Granada, y fin a la “patria boba” (clic para ver). Finalmente, los españoles fueron definitivamente expulsados el 7 de agosto de 1819 en la Batalla de Boyacá, al mando de los Generales Simón Bolívar, Santander y Anzoátegui. En este momento se firma un acta de independencia absoluta de España.

El 20 de julio comienza a celebrarse como proclamación de la Independencia por orden de la Ley 60 de 1873 (1), 63 años después de la celebración de ese Cabildo Extraordinario y se ha suscitado controversia histórica sobre cuál es la fecha de la Independencia Nacional. Sobre este recomendamos leer el concepto (clic para ver) de Fabio Villegas Botero, Miembro de la Academia Antioqueña de Historia.

Por fortuna se celebran las dos fechas más importantes en la historia de Colombia: el 20 de julio de 1810 y el 7 de agosto de 1819.

(1) Diario Oficial Núm. 2854 del 16 de mayo de 1873, p. 461.