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Por: Suárez Consultoría*
Durante los años de Consultoría a Empresas Familiares, son muchas las situaciones en que nos encontramos con Fundadores escépticos frente a hacer un Protocolo; el resultado real del mismo; los temores de destapar secretos de familia, enfrentar mitos, falencias, ausencias…A veces algunos nos dicen: “Qué bueno que no estaré cuando esto se destape…hijos extramatrimoniales (llamados jocosamente por él, recuerdos bautizables no declarados) ; rivalidades entre los hijos, competencia entre varios cónyuges, relaciones paralelas, el sentir que no hay un sucesor a la altura que quisiera, ver el desinterés de su familia hacia la empresa.
Al preguntarles el por qué de sus temores, afloran no solamente situaciones de disfunciones familiares, sino también de choques de distinta índole, que se evidencian en aspectos culturales, regionales, de género, diferencia de formación con sus sucedidos, estratos sociales, religiones etc.
Asimismo, hemos encontrado, es que para algunos fundadores, enfrentarse a esa situación les reaviva un temor a su propia temporalidad, pues piensan que planear es acelerar su partida.
Cuando les hacemos ver que una obra como la suya -siendo Fundador y cabeza de familia-, debe tener una trascendencia y que existen herramientas para lograr que sobreviva empresa y familia Les hacemos ver como el Protocolo colocará “en blanco y negro” acuerdos que facilitan el paso de una generación a otra, y les permiten afrontar sus temores y prever escenarios en que, respetando la diversidad, es posible llegar a construir un sueño compartido.
De los muchos procesos vividos, destacamos como cuando un fundador visionario ha logrado trasmitir su sueño y sus valores a su familia, y lidera la construcción del Protocolo, así como los demás aspectos que suponen la transición generacional, está dándoles a sus descendientes una lección de consecuencia , visión, previsión, y responsabilidad.
“Qué grato es presenciar la trasmisión de experiencia, durante los procesos de comunicación que conducen a construir el Protocolo”. Esos visionarios, logran mostrar a sus descendientes, la forma en que se sortearon dificultades; se mantuvieron allí donde otros desfallecieron; mantuvieron en alto la bandera de su sueño y al final sus hijos y sus nietos cuando firman con él, un Protocolo, reciben con orgullo y alborozo el estandarte de su sueño.
*Suárez Consultoría
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