Por: Luis Fernando Sánchez Huertas[i]

El proyecto de reforma tributaria que inicia su paso por el legislativo, entra con grandes expectativas, tantas que fue necesario que por primera vez asistiéramos a una cátedra de pregrado (realmente derecho tributario for dummies) en el espacio de una alocución presidencial. Y sabido es que excusas no pedidas,……

De todos es sabido que las reformas tributarias representan un alto costo político y por esta razón históricamente el legislativo ha  evadido, presentar proyectos de esta naturaleza, temeroso de la cuenta de cobro de sus electores y sectores que financian sus campañas. Costo político que también afecta al ejecutivo pero que ante la imposibilidad de evadir el problema opta por la elusión o la planeación del mismo, para buscarse sus ingresos y lograr el punto de equilibrio en su desbarajustada caja.

La reforma que impulsa el gobierno tiene básicamente dos objetivos: atacar “la regresividad de la carga tributaria y alta informalidad del empleo”[ii]. Me concentraré en la regresividad pues considero que para ser coherentes con la integralidad de las soluciones que el gobierno nacional tanto defiende, el tema de la informalidad laboral habría que discutirlo con una triangulación de proyectos o reformas: reforma tributaria, laboral y pensional y de contratación horizontal. 

La regresividad constitucionalmente está prohibida, sin embargo, es una realidad y de hecho la presente reforma la reconoce como real y presente en los impuestos de Renta y de I.V.A., reconociendo entonces que nuestro sistema jurídico impositivo es regresivo. Bien, Señor gobierno muchas gracias ya reconocimos el problema y ese es el primer paso para solucionar cualquier problema, la pregunta es: ¿cuál es el siguiente paso? No sería otro que la actual reforma. Sí en principio, en el texto de la reforma tributaria y en la clase dictada por el señor presidente ya se dijo que queremos quitar y evitar y cuáles son nuestras metas, entonces sería la reforma tributaria el lugar donde ocurrirían sino la solución sí el basamento para solucionar los problemas que nos aquejan impositivamente hablando. Lastimosamente de la lectura del proyecto de reforma tributaria solo nos quedan dos conclusiones, primero realmente si era necesaria la clase para que no la explicaran y segundo lastimosamente la reforma no reforma nada estructural y en cambio sí  adolece de lo que tanto presume , es decir sigue siendo coyuntural y superficial y no ataca los temas centrales como la inexistencia de una Código Tributario, la concreción de los principios constitucionales  de los tributos y  la cultura político-ciudadana de evadir los deberes y obligaciones tributarias.

En síntesis, la reforma tributaria sufre los mismos males que aquejaron y le costaron la vida  a las reformas a la educación y a la justicia. Y que muy seguramente también sufrirá la reforma pensional. ¿Cuál es la enfermedad que aqueja las importantes reformas que abandera el gobierno nacional? O peor aún no es técnicamente una enfermedad sino muchas, o como muchos coinciden es el clima el que las enfermo y las llevo a la tumba. El clima político de la unidad nacional que igual que los hijos de padres separados no saben a cuál de sus padres obedecer y con quien hacer planes para el futuro.  

La reforma tributaria no le brindara estructura alguna a nuestro sistema jurídico y no podrá hacerlo porque ella misma no tiene estructura, está dividida en capítulos y títulos que adolecen de coherencia y de técnica legislativa. Es por eso que fue necesaria una clase en horario triple A para explicarla, cierra llaves y abre otras, amplia tarifas y baja otras y en ultimas hace lo que no quería hacer y es que desde la perspectiva de los sujetos pasivos de la misma, la seguridad jurídica en materia fiscal no queda asegurada y nada ni nadie nos puede garantizar que en dos años habrá  una nueva reforma tributaria como lo prueba nuestra historia reciente.

Hace poco compre mi primera casa usada valga la aclaración y el maestro de obra me dijo claramente: “si no quiere tener problemas de humedad y que se le dañe la pintura tan bonita que compro, mejor tumbamos las paredes y los pisos y así si le garantizo el trabajo”. Señor gobierno nacional, esto no se arregla con pintura nueva, se arregla con reformas de fondo y estructurales; de lo contrario con  Shakespeare…. Much ado about nothing.    

 

 


[i]Profesor de Tiempo Completo Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas, Universidad El Bosque.

[ii]Tomado del Proyecto de Ley 166 de 2012 Cámara de Representantes.